Cuando el narrador de esta historia llega a estudiar a México, hace ya tiempo que su infancia provinciana quedó enterrada y sellada con las desoladoras palabras de su hermana Adriana, heroína de las fantasías de las que el era el héroe: "Se acabó, el juego ha terminado." Pero el verdadero juego va a empezar apenas. Solo que este es un juego siniestro, asfixiante, sin escapatoria. El narrador se ve envuelto sin saber como en una basta e incomprensible conspiración nocturna, en la que tal vez el mundo entero está implicado, y a la que no podrá ya dejar de obedecer. Es el elegido, es decir la presa. No cabe resistir, tiene que descifrar el misterioso cuaderno que le traen Enrique y Marcos, sus compañeros de estudios, emisarios del mítico señor Villaranda, especie de figura de un Dios maligno; un Dios no padre; tiene que perseguir a una Beatriz tan ideal e inalcanzable como la de Dante, pero que a diferencia de esta no es más que un nombre y una fotografía, un engañoso espejismo urdido por los conspiradores.
El lector se ve arrastrado a un mundo alucinante donde los personajes pueden ser o no ser intercambiables.
Este mundo a la vez de magia y delirio, de angustia y culpa, está regido en La obediencia nocturna (primera novela de Juan Vicente Melo) por una lógica alucinada pero muy precisa. En el interior de esta extraña y fuerte coherencia, la abundancia verbal, la fecundidad de imágenes y símbolos, el poder hipnotizante de los relatos de Melo (Los muros enemigos, Fin de semana) ganan en riqueza y profundidad.
La obediencia nocturna es una novela absolutamente moderna por su inspiración y por su forma, no se propone decirnos lo que ya sabíamos, sino algo que en cierto modo no podremos saber nunca.
Juan Vicente Melo (1932) nació en el puerto de Veracruz. Se graduó como médico en la Universidad Nacional Autónoma de México, con una tesis sobre el equilibrio del sodio y el potasio en la cirrosis hepática, y realizó estudios de posgrado en París. Sin embargo, sus intereses principales han sido siempre la literatura y la música.
La obediencia nocturna (1969) fue la primera novela que Juan Vicente Melo publicó. Antes, se había dado a conocer con tres libros de cuentos, La noche alucinada (1956), Los muros enemigos (1962) y Fin de semana (1964), más un relato extenso, El festín de la araña (1966).
El narrador de La obediencia nocturna se halla envuelto en una vasta e inexplicable conspiración en la que desempeña el papel de víctima. Perseguido por las equívocas señales de los sentidos y las imágenes contradictorias que le ofrece la memoria, se aplica a descifrar un misterioso cuaderno que ponen en sus manos Marcos y Enrique, dos compañeros de estudios cuyas identidades parecen ser intercambiables, y se esfuerza por alcanzar a una Beatriz ideal y escurridiza, cuya última realidad es solo un nombre y una fotografía.
La obediencia nocturna es un gran signo de interrogación --construido con una técnica minuciosa que aprovecha toda clase de recursos narrativos, incluidos los cinematográficos-- que pone en tela de juicio la mera posibilidad de contar con alguna certeza.