Esta novela tiene dos narradoras: Jesusa Palancares, quien cuenta su vida, y Elena Poniatowska, quien recrea con oficio y sensibilidad excepcionales los avatares de una vida notable no sólo por su originalidad -Jesusa es un personaje en toda la extensión de la palabra- sino también por la luz que echa sobre momentos y costumbres cruciales de la sociedad mexicana.
Hay que escuchar a Jesusa: que crece en Oaxaca, que combate en la revolución, que llega a la capital y se emplea como obrera y como sirvienta, que habla con los muertos y habla de los vivos vistos en medio siglo. Jesusa mujer del pueblo y mujer independiente.
En Hasta no verte Jesús mío, Elena Poniatowska ha escrito una de las memorias más apsionantes de la literatura mexicana.
Hasta no verte Jesús mío, narra la historia de una mujer mexicana de provincia, del sur, del Istmo de Tehuantepec, traída y llevada primero por los vaivenes del México insurgente de principios del siglo y después por el proceso de mofernización del país.
Jesusa-José, persona/personaje, no pertenece a ninguna designación conocida: no entra dentro de los cánones establecidos para las mujeres ni para las familias; no obedece a una marcada identidad nacional, sino es más bien un ser híbrido: mujer de carne y hueso que, sin ser típica, uno puede encontrar en México, en cualquier espacio subalterno, de sirvienta, lavapisos, portera, mercadera, prostituta, vendedora -aunque de hecho todos esos oficios tradicionales desempeña y más-, con su habla descarnada y desinhibida, sus vivencias sin amortiguación, el puro hueso sin la carne, impía y exigente consígo misma: y a la vez ente de ficción, poetizada es un habla que reproduce el habla de ellas pero ya depurada, filtrada por la rectitud del discurso literario de Elena Poniatowska, considerada hoy la escritora mexicana de más ascendencia y una de las más leídas en México y en el mundo, rectora del movimiento narrativo femenino y feminista, vocera incansable del pueblo marginado y explotado. En 1972 ganó el premio de narrativa Villaurrutia por su testimonio La noche de Tlatelolco, que, como Hasta no verte Jesús mío fue un éxito instantáneo, y lo rechazó por cuestiones políticas, en repudio a la masacre que testimoniaba.
Esta novela -una de las memorias más apasionantes de la literatura mexicana, con casi medio siglo de gozar del factor de los lectores- tiene dos narradores: Jesusa Palancares, quien cuenta su vida, y Elena Poniatowska, quien recrea con oficio y sensibilidad excepcionales los avatares de una vida notable no sólo por su originalidad sino también por la luz que arroja sobre momentos y costumbres cruciales.
Jesusa Palancares es la voz que cuenta en primera persona la historia de México en el siglo XX desde sus peculiares modismos musicales. Como en Cartucho de Nellie Campobello, Hasta no verte Jesús mío guarda en su interior, como dentro de un alhajero, el idioma del campo y de la ciudad tal como Elena Poniatowska aprendió a escucharlo. Basada en esa escucha, en ese recorrer los sonidos del testimonio, Hasta no verte Jesús mío va hilvanando las vidas de las mujeres que despertaron con la Revolución Mexicana en forma de soldaderas, sirvientas, obreras. Abandonadas, siempre abandonadas, jamás necesitaron de los hombres. Esta novela cuenta la historia de la fortaleza del país: sus mujeres.
Jesusa Palancares, una mujer de extracción humilde de Oaxaca, huérfana de madre a temprana edad, termina conociendo todo el país al unirse a las tropas de la revolución mexicana. Al perder a su marido, tendrá que sobrevivir en la capital en todo tipo de oficios, conociendo el duro trabajo de las fábricas y el no menor de las casas, como sirvienta y lavandera. La dura existencia le llevará a encontrar refugio en la espiritualidad y la religión, y a creer en la reencarnación.
Narrada en primera persona, en un lenguaje popular tratado con especial sensibilidad por Elena Poniatowska, Hasta no verte Jesús mío nos cuenta las pasiones y los sueños de una mujer humilde que va a ser testigo de los grandes sobresaltos de la historia mexicana.
El humor, la violencia, el compromiso velado, la cosntante presencia de la muerte y la alucinación se combinan en las páginas de esta novela en la que queda patente la inquebrantable conciencia social y el compromiso con los más desfavorecidos por parte de Elena Poniatowska, a través de la historia de Jesusa a la que ha convertido en un personaje inolvidable de la literatura de todos los tiempos.
Este relato testimonio es una obra innovadora que la crítica ha saludado como una aportación fundamental no sólo a nuestra memoria colectiva, sino también a las nuevas maneras de narrar. Los trabajos y los días, las pasiones y los sueños de una mujer humilde que recorre los grandes sobresaltos de nuestra historia contemporánea. Hasta no verte Jesús mío es a la vez historia y relato, documento y creación. El de Jesusa es uno de los grandes personajes literarios de nuestro tiempo.