En los años sesenta irrumpió en la escena nacional la llamada con fortuna "literatura de la Onda". Algunos críticos consideran que se produjo como reacción contra el nacionalismo, mas un análisis somero revelaría lo poco nacionalista de aquella época, en realidad un periodo de bonanza, de intensa penetración cultural, de nacimiento y propagación de subculturas (hippies, rock, ácido). Se explica de este modo por qué los jóvenes escritores asumen en forma abierta el erotismo, el lenguaje violento y agresivo, plagado de anglicismos y de giros expropiados a las clases populares.
Gustavo sainz (1940) hizo en esta su segunda novela, entre otras cosas una parodia de la escritura de la Onda que él mismo inició y, valiéndose de personajes, adultos y adolescentes, como Papá la Oca, Sarro, Yin Yin y el narrador Terencio, la lleva hasta sus últimos extremos: el "cantiflismo verbal", la destrucción de los signos, mostrándonos de paso el trasfondo de vacuidad e increíble corrupción de la sociedad subyacente en esta literatura. "Gris, fantasmagórico y terriblemente real el México de fines de los sesentas encuentra en eta novela su atroz metáfora", sentencia José Emilio Pacheco.
Sobre el título de su libro Sainz recuerda que "ya se sabía desde tiempos de Stevenson que todo libro es, en sentido íntimo, una carta circular a los amigos de quien lo escribe: sólo ellos perciben su sentido; encuentran mensajes privados, afirmaciones de amor y expresiones de gratitud desparramados por todos los rincones..."
Obsesivos días circulares toma su punto de partida de una historia aparentemente policial para desplegarse en círculos concéntricos y darnos una imagen que al fin y al cabo es de nosotros mismos.
José Emilio Pacheco
Las diminutas y atroces y burdas y tristes y conmovedoras y malditas y miserables tribulaciones que vive el silencioso en la otra cara del silencio. El silencioso que somos ahora todos los mexicanos, ignorantes, aterrados, melancólicos, turbios, tibios, impotentes, místicamente mudos, gesticuladores, víctimas.
Argelio Gasca
La rebelión contra el tradicional sistema de valores de la clase media, contra sus formas de comportamiento, contra las relaciones entre hombre y mujer vividas por ellos, contra sus métodos pedagógicos, contra la corruptibilidad de su sitema político y, finalmente, también contra las expresiones literarias tradicionales, es un apromesa que en Obsesivos días circulares alcanza una perspectiva y calidad totalmente insólitas e inigualables.
Inke Muller