Enciclopedia de la Literatura en México

José Revueltas

mostrar Introducción

En la historia de la literatura mexicana José Revueltas (1914-1976) constituye un caso particular. Es un autor más citado que leído, más criticado que estudiado. Para algunos de sus colegas fue un militante comunista que, de haberse dedicado “en serio” a la escritura habría llegado muy lejos.[1] Es apenas un adolescente cuando se siente atraído por la ideología marxista en una época en que el comunismo estaba proscrito. Su temprano ingreso al Partido Comunista Mexicano (pcm), a los quince años, le vale una estancia de seis meses en una correccional (1929) y dos confinamientos en las Islas Marías, prisión de alta seguridad en el Pacífico: cuatro meses la primera vez (1932) y nueve la segunda (1934).  Éste es el inicio de una compleja relación con el pcm que culminará sólo con su muerte.

El 16 de noviembre de 1968 José Revueltas es detenido y confinado en la Cárcel Preventiva de Lecumberri por su participación en el Movimiento Estudiantil de 1968 que culmina con la masacre del 2 de octubre de ese año en la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco. Sale en mayo de 1971. 

La producción literaria de José Revueltas incluye novelas, cuentos, ensayos, crónicas, guiones de cine, obras de teatro y poesía. Desde su primera novela, Los muros de agua (1941) deja de manifiesto su maestría en el uso del lenguaje coloquial y en la compleja construcción psicológica de sus personajes. En obras emblemáticas como El luto humano (1943) y Dios en la tierra (1944) se ocupa de la idiosincrasia de su país. Otras como Los días terrenales (1949), y Los errores (1964), causan escándalo por sus cuestionamientos políticos. Sus trabajos teóricos México: una democracia bárbara (1958) o Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (1962) –entre otros– dejan de manifiesto su pensamiento crítico. El apando (1969) es su última novela.

Sus premios son escasos pero significativos, el Concurso Literario Latinoamericano por El luto humano (1943), el Premio a la mejor adaptación cinematográfica (La otra, 1947) y el Xavier Villaurrutia por Obra Literaria (1967). Entre las traducciones de sus obras se cuentan: El luto humano (inglés, italiano, húngaro y francés), Dormir en tierra y otros cuentos (francés), El apando (francés y polaco), Los días terrenales (francés), El Cuadrante de la Soledad (francés), Antología de textos histórico-políticos (alemán), El apando y otros cuentos (alemán).

mostrar Una familia de artistas

José Maximiliano Revueltas Sánchez nace el 20 de noviembre de 1914 en Durango, un año después de la Decena trágica que culmina con el asesinato del presidente Francisco I. Madero, cuatro años después del inicio de la Revolución mexicana y en plena Guerra Mundial. Su padre, el comerciante José Revueltas Gutiérrez se traslada desde Santiago Papasquiaro, Durango, a la capital de ese estado junto a su esposa, doña Romana Sánchez y sus cuatro hijos: Silvestre, Fermín, Consuelo y Emilia. Una vez establecidos en Durango, don José funda “El Naranjo”, tienda de abarrotes que llega a ser una de las más prósperas de la comarca. Allí nacen Cuca, Rosaura, Luz, José, María y Maura (quien muere a temprana edad). El segundo nombre de José es Maximiliano, en homenaje a un hermano que seguía a Fermín y que murió a los escasos meses de haber nacido. En el Distrito Federal nacerá el último de los hermanos: Agustín. Por lo que el número total de hermanos es doce, siendo José el noveno.

José Revueltas Gutiérrez es un exitoso comerciante que, sin haber concluido sus estudios básicos, posee una capacidad innata para los números; además es un gran lector que junto a su esposa, Romana, trasmite a sus hijos el amor por los libros. Sus constantes viajes por el norte del país para vender y comprar mercancías lo obligan a largas temporadas lejos de los suyos. Mientras el marido “procura el pan para todos”,[2] la esposa se ocupa de los niños, de la casa y de “El Naranjo”. Pero lejos de planear para su descendencia un futuro de abarroteros, don José y doña Romana anhelan una familia de artistas. A los dos mayores, Silvestre (1899-1940) y Fermín (1901-1935), los envían primero a estudiar a la Ciudad de México que, en 1911, en plena Revolución, goza de cierta tranquilidad. En 1917, parten a Austin, Texas, para estudiar en el Saint Edward’s College.

A finales de ese año, Estados Unidos entra a la Primera Guerra Mundial y los hermanos Revueltas se trasladan al mismo internado con sede en Chicago. Texas ya no es un lugar seguro puesto que la ofensiva aérea tiene ahí su base. En Chicago profundiza Silvestre sus estudios de violín y Fermín los de pintura, ambos se acercan a los movimientos obreros que influirían en sus posturas políticas.

En 1920, el resto de la familia Revueltas-Sánchez se muda a la Ciudad de México y se instala en la colonia Roma, primero rentan una casa en la calle de Guanajuato y luego en Querétaro número 22. José Revueltas Gutiérrez abre las puertas de “El Naranjo” en Las Cruces y Uruguay, en La Merced, zona propicia para el comercio. Es un germanófilo como muchos mexicanos de la época y decide que sus hijos deben estudiar en el Colegio Alemán, a donde asiste el niño José con sus hermanos.

José Revueltas Gutiérrez muere a consecuencia de un problema renal en 1923. Silvestre y Fermín regresan a México. El general Álvaro Obregón (1880-1928) es ahora el nuevo presidente y su política intenta pacificar el país e incluir al campesinado. En la vida cultural, la recientemente restituida Secretaría de Educación Pública está en manos de José Vasconcelos, quien sueña con erradicar el analfabetismo de su país y promueve el muralismo como una manera de educar a las masas. Fermín Revueltas pronto entra en contacto con Diego Rivera (1886-1957) y se incorpora al grupo que, bajo su tutela, trabaja en los muros de la Escuela Nacional Preparatoria. Pero en 1924 José Vasconcelos renuncia a la Secretaría de Educación Pública para promover su candidatura a la gobernación de Oaxaca y Fermín, como otros muralistas, se queda sin trabajo. Participa junto a Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros en El Machete, periódico del Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores, Escultores y Grabadores Revolucionarios de México. En 1925 el periódico pasa a ser el principal órgano de difusión del Partido Comunista Mexicano y Fermín, además de militar, se ve obligado a ganarse el pan en trabajos mal pagados. Silvestre, por su parte, participa durante 1923 en algunos conciertos que le permiten subsistir. En esas faenas conoce al compositor y director Carlos Chávez (1899-1978) y en 1924 regresa a Chicago. En 1925 vuelve a su país y toca como primer violín en el Anfiteatro Simón Bolívar. Después de varios conciertos por la república regresa a Texas, en Estados Unidos vive en varias ciudades y se establece en Chicago, pero no logra solvencia económica, a la pobreza se suma su afición por la bebida. Es hasta 1928, cuando Carlos Chávez lo invita a participar en la Orquesta Sinfónica de México, fundada por él, que Silvestre se decide a regresar definitivamente a su país.

Rosaura Revueltas (1910-1996) destacará años más tarde en la actuación, siendo su mayor éxito protagónico La sal de la tierra (1954). Se casó muy joven con un alemán residente en México, Walther Bodenstedt. La trama social de La sal de la tierra le abrió las puertas del bloque socialista y en Alemania llega a trabajar bajo la dirección de Bertolt Brecht (1898-1956).

Mientras los hermanos mayores militan en el Partido Comunista Mexicano y luchan por un lugar en la vida cultural capitalina, la familia Revueltas pasa de la pacífica colonia Roma a la ruidosa Merced. Consuelo se hace cargo de “El Naranjo”, pero la escasa experiencia, sumada a las deudas y a que “Silvestre y Fermín llegaban de vez en cuando y ‘limpiaban' la caja del dinero”[3] lleva a la quiebra el negocio. Los niños abandonan el Colegio Alemán e ingresan a una escuela pública. Ya lejos del rigor paterno se consolida el carácter del pequeño José a la sombra de la inconformidad y la rebeldía, características que lo acompañarán el resto de su vida.

mostrar Del Colegio Alemán a la Correccional

Cuando muere José Revueltas Gutiérrez, el niño José tiene apenas nueve años. Y si en vida del padre admiraba al hermano mayor, cuando aquél muere, Silvestre pasa a encarnar la figura paterna. Por esos años José muestra su precoz vocación al crear un periódico casero y entrevistar a sus hermanas, tal como lo consigna su biógrafo Álvaro Ruiz Abreu.[4] Antes de la muerte de don José, cuando aún vivía en la colonia Roma, hay un hecho que el mismo Revueltas considera crucial en su infancia: el descubrimiento de un espacio ajeno al que hasta entonces conocía, pues su vida transcurre “del lado” del Colegio Alemán: “El ‘otro lado’ del colegio –el opuesto de la calzada–, con los deprimentes y siniestros muros del Hospital General […] las calles polvorientas de la colonia de los Doctores, me infundía una vaga sensación de angustia: era para mí un mundo sórdido y amenazante, lleno de indefinidas y turbias acechanzas”.[5]

Un día trasgrede ese espacio y descubre un paisaje que lo horroriza y lo atrapa al mismo tiempo: “Calles sin pavimentar, casas bajas, chatas, con numerosas y pequeñas puertas desvencijadas y en los quicios mujeres flacas y feas, con sus niños en las rodillas. Luego una acequia o zanjón, largo y maloliente, lleno de agua descompuesta y desperdicios, uno o dos perros muertos y gran número de casas de adobe”.[6] Otro día llega a la morgue del Hospital General, esta experiencia tiene un profundo impacto en su mundo infantil y en su posterior universo literario. Y de ella parte el crítico Evodio Escalante para consignar la presencia del “lado moridor”[7] en la literatura de José Revueltas.

Tras la muerte del padre, el pequeño José cuenta con mayor libertad al no tener ni las exigencias patriarcales ni las germánicas y comienza a explorar las calles de La Merced. En ellas se encuentra con merolicos, curanderos, cirqueros, usureros, padrotes, prostitutas y comerciantes, habitantes que hasta la fecha pueblan ese barrio y que ejercen sobre él la atracción de un imán.

A los 13 años abandona por completo la escuela y se refugia en la Biblioteca Nacional. Hasta entonces sus lecturas giran en torno a Fiodor Dostoievski (a quien conoce por su padre y sus hermanos mayores), las vidas de santos y la Biblia. Su preocupación por la existencia de Dios lo lleva a investigar primero la historia de las religiones, luego a leer filosofía hasta que llega al Manifiesto Comunista. Queda impactado por esa doctrina que redimirá a los pobres y a los explotados de tierra. Para doña Romana, quien ignora que dentro del vagabundeo de José también figura la biblioteca, el adolescente se transforma en un problema y pronto lo emplea en una ferretería. Sin pensarlo, su madre le hace un enorme favor porque ahí conoce a un joven apodado Trotsky, que los reúne y los adoctrina sobre los derechos de los trabajadores; esos son sus primeros contactos directos con el comunismo y a partir de ahí aumenta su interés por el marxismo y hace todo lo que está a su alcance para ingresar a las filas del Partido Comunista Mexicano (pcm), entonces proscrito y condenado a la clandestinidad.

En noviembre de 1929 asiste a un acto organizado por el Partido en el Zócalo de la Ciudad de México y es detenido por izar una bandera roja en el asta principal. Lo llevan a la correccional y ahí festeja sus 15 años; sale seis meses después bajo fianza. En 1930 milita en el Socorro Rojo y en agosto de ese año ingresa al Partido Comunista Mexicano y obtiene el tan anhelado carnet.

mostrar Escritura y militancia

El Partido Comunista Mexicano cuenta en 1929 con una presencia importante dentro de las fracciones obrera y campesina e influye en ciertos sindicatos: ferrocarrileros, electricistas y maestros. Su mayor consigna se fundamenta en la lucha de clases que lo lleva a condenar la “democracia pequeñoburguesa” sin propuestas alternativas. El dogmatismo de su cúpula, a cuya cabeza se encuentra Hernán Laborde (1896-1955), lo confronta con el gobierno del presidente Pascual Ortiz Rubio (1877-1963), quien lo declara ilegal, condición que perdura hasta 1935.

En la década de 1930 los comunistas conspiran en la clandestinidad: hay que moverse en las sombras y desconfiar del prójimo. Cualquiera puede ser un infiltrado, cualquiera puede pasar de camarada a verdugo en un abrir y cerrar de ojos. Ése es el ambiente que respira José Revueltas por todos sus poros y el que ama, más que a las muchachas que empieza a conquistar.

En 1932 lo detienen por repartir panfletos del pcm y lo deportan junto a otros camaradas a las Islas Marías, prisión de alta seguridad en el Pacífico mexicano, entre los detenidos se encuentra el líder estudiantil Evelio Vadillo (1904-1958), quien tendrá gran protagonismo en la prosa de José Revueltas.

Esta primera estancia en las Islas Marías dura cuatro meses, lo dejan salir porque aún no había cumplido la mayoría de edad. Dos años después, en 1934, el Partido lo envía a Nuevo Laredo para organizar una huelga entre el campesinado. Es detenido y deportado nuevamente al Pacífico por un lapso de nueve meses.

Se puede decir que el primer escrito de José Revueltas es el folleto “Joven trabajador: ¡acá está el camino!”, que reparte el pcm a mediados de 1935. En julio de ese mismo año lo envían a Moscú como delegado al vi Congreso de la Internacional de Juventudes Comunistas y al vii Congreso de la Internacional Comunista. En Moscú se entera por una carta de doña Romana que su hermano Fermín ha muerto, apenas tenía treinta y tres años y serios problemas con el alchohol. Revueltas regresa a México devastado y un año después, en 1936, se dedica a la formación de jóvenes comunistas y da clases de Derecho Obrero en la Secundaria Nocturna para Obreros n° 9. Allí conoce a la que será su primera esposa, la normalista Olivia Peralta, con quien se casa el 15 de mayo de 1937. Tendrán cuatro hijos: Andrea, Fermín, Pablo y Olivia.

El año de 1938 marca el inicio de la carrera literaria de José Revueltas. En enero publica su primer cuento, “Foreing Club” en el periódico El Nacional,[8] cuya trama se centra en una huelga de choferes de taxi. Inicia entonces la escritura de la que será su primera novela Los muros de agua (1941). En mayo de 1938 parte a Mérida, Yucatán, comisionado por el Comité Central de las Juventudes Comunistas; allí permanece por un periodo de tres meses y escribe en el Diario del Sureste. En junio empieza a colaborar en El Popular, periódico dirigido por su camarada Vicente Lombardo Toledano (1894-1968). En octubre publica en la revista Ruta un relato titulado “El abismo”.[9] En 1939 muere su madre y al año siguiente su hermano Silvestre, justo el día que Revueltas concluye su novela. La muerte del hermano mayor lo deja en la orfandad total: “Me siento despedazado, destruido. Pero cuando, transcurridos unos instantes, me aproximo a contemplar el rostro de Silvestre, nunca recuerdo haberlo visto ni tan bello ni tan puro, dulcemente quieto y en reposo, después de haber combatido por última vez. Después de haber sido derrotado por última vez”.[10]

Gracias a un préstamo que consigue su esposa Olivia Peralta, Revueltas finalmente publica Los muros de agua. En ella recrea su paso por el penal de Pacífico y contrapone a la trama de los presos políticos las sórdidas historias del mundo del hampa. La recepción crítica fue nula.

En 1942 se hace cargo de la página policial de El Popular[11] y cubre uno de los casos más difundidos entonces: el de “Goyo Cárdenas”, un estudiante de química que asesinaba a sus queridas y las sepultaba en el jardín de su casa. La consagración literaria llega un año más tarde. En enero de 1943 gana el Concurso Literario Latinoamericano por su novela El luto humano que se publica ese mismo año. Deja la página roja y escribe crónicas como Visión del Paricutín, que aparece ese año en El Popular. El primero en reseñar la novela es Octavio Paz, quien le augura al joven Revueltas un futuro prometedor a la vez que aconseja “cortar las alas inútiles a las palabras”,[12] quizá en alusión al excesivo uso de pronombres enclíticos que caracteriza la obra.

La trama de El luto humano, lejos de seguir los cánones del realismo socialista que aplauden sus camaradas, es una muestra clara de la miseria y la superstición en la que vive inmersa la gran mayoría del pueblo mexicano. Los símbolos bíblicos de que se vale Revueltas (como el Éxodo y el Diluvio) se suman al ambiente de pesimismo que permea la obra. Este “estilo” no es bien recibido dentro de la cúpula del Partido Comunista Mexicano. En noviembre de ese año lo expulsan; ésta es la primera ruptura en una larga lista de desencuentros y reconciliaciones que lo atormentarán toda su vida.

mostrar Un hombre en tierra

Después de la expulsión del Partido Comunista Mexicano, José Revueltas viaja a Perú junto a un grupo de científicos como corresponsal de la revista Así para cubrir un eclipse de sol. En 1944 funda el grupo marxista independiente El Insurgente, y adapta para cine el cuento de Jack London “El mexicano”. Ese mismo año publica Dios en la tierra, uno de los volúmenes de cuentos más apreciados por la crítica en México.[13]

La labor de José Revueltas como guionista es fecunda. En 1945 adapta las novelas Amor de una vida, de Ladislao Bus Fekete, y Cantaclaro, de Rómulo Gallegos; en 1946, el cuento de Ryan James “La paloma” con el título La otra y luego A la sombra del puente junto a Salvador Novo; en 1947, La diosa arrodillada, protagonizada por María Félix, y Que Dios me perdone, con argumento de Xavier Villaurrutia.

En 1947 participa junto al grupo “La linterna mágica” que dirige Ignacio Retes en la puesta en escena de Mozart y Salieri, de Aleksander Pushkin, donde conoce a María Teresa Retes. Le otorgan el Premio a la mejor adaptación de cine por La otra. En octubre de ese año se divorcia de Olivia Peralta y se casa al mes siguiente con María Teresa, con quien tiene un hijo: Román Revueltas (1952).

En 1948 estrena con “La linterna mágica” su obra de teatro Israel en el Sindicato Mexicano de Electricistas, en ella se ocupa del desamparo y el racismo que sufren una familia negra y un migrante en Texas; el librito, financiado por la Sociedad General de Autores de México, se publica ese mismo año. Adapta el guion para la película Medianoche. En junio de ese año ingresa al Partido Popular fundado por Vicente Lombardo Toledano y un año más tarde es candidato a diputado federal sin obtener éxito alguno.

En 1949 trabaja en los guiones de La casa chica y Perdida. Por su parte, publica Los días terrenales; la crítica es violenta. La trama, en la que cuestiona el dogmatismo del Partido Comunista Mexicano, contrapone al militante “puro” con el “cura rojo”: el libro causa escándalo entre sus camaradas. El más severo es Enrique Ramírez y Ramírez (1915-1980), quien lo acusa de practicar “una literatura de extravío”[14] y de comulgar con esa “pseudofilosofía” que promueve Jean-Paul Sartre, práctica inconcebible para un comunista que se precie de serlo.

En 1950 trabaja en tres guiones: Rosauro Castro, Deseada y En la palma de tu mano. En lugar de calmar la furia desatada por Los días terrenales, aviva la llama al poner en escena El cuadrante de la soledad, dirigida por su cuñado Ignacio Retes, con la actuación de su hermana Rosaura y la escenografía de Diego Rivera. Esta obra de teatro, en la que el drama principal es la vida del lumpen, enfurece aún más a sus camaradas, a punto tal que Pablo Neruda figura central del Congreso Continental Americano por la Paz y que se encontraba de paso por México se declara decepcionado. Ante la embestida, Revueltas saca su novela de circulación y baja del escenario El cuadrante de la soledad. Reniega de sus libros y guarda silencio novelístico por siete largos años durante los cuales sólo se ocupa de guiones para cine: La noche avanza (1951); El rebozo de Soledad (1952); Las tres perfectas casadas (1952); La ilusión viaja en tranvía (1953); Sombra verde (1954); Donde el círculo termina (1955); La escondida (1955); Amor y pecado (1955), Tierra y libertad (1955).

mostrar Errores y aciertos de un escritor comunista

El aluvión de críticas por Los días terrenales lleva a Revueltas a reflexionar sobre su papel dentro de la izquierda mexicana. Abandona el Partido Popular y pide el reingreso al Partido Comunista Mexicano. En 1956 lo admiten y publica una obra breve: En algún valle de lágrimas. La historia del viejo avaro es débil y el libro no obtiene mayor repercusión. Al año siguiente repite la historia con Los motivos de Caín (1957), un alegato contra el racismo que vive la comunidad mexicana en el vecino país del Norte. En estas obras, que se podrían considerar de transición, Revueltas se deja llevar por estereotipos, predomina el maniqueísmo blanco/negro, bueno/malo, sin términos medios ni personajes complejos como en otros textos suyos.

En 1958 publica el ensayo México: una democracia bárbara en el que analiza la tradición del “tapado” en la sucesión presidencial y polemiza con Vicente Lombardo Toledano. Ese mismo año comienza a escribir Los errores. Dos años después lo expulsan del Partido Comunista Mexicano por sus críticas al mismo e ingresa al Partido Obrero-Campesino Mexicano (pocm). Posteriormente sale del pocm y funda la Liga Leninista Espartaco (lle) junto a Eduardo Lizalde (1929), Jaime Labastida (1939) y Enrique González Rojo (1928). Publica Dormir en tierra (1960), un magnífico conjunto de cuentos que dedica a su hermano Silvestre. Escribe los guiones de Los hermanos Karambazo (1959) y Con quien andan nuestros locos (1960). Igualmente, participa en una huelga de hambre pidiendo la libertad del líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo (1910-1985) recluido en la Cárcel Preventiva de Lecumberri.

En mayo de 1961 Revueltas viaja a Cuba invitado por el Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficos (icaic). Ahí permanece seis meses dictando clases sobre cine a la vez que colabora en algunos guiones (de este material no se conoce nada hasta la fecha). Allí conoce a Omega Agüero, con quien tiene una hija: Moura Revueltas (1962). De regreso al país culmina la escritura del Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (1962), una tesis sobre la inexistencia histórica del Partido Comunista Mexicano y su incapacidad para organizar y tutelar a la masa obrera. Entre sus numerosos ensayos teóricos, éste es, según el estudioso Octavio Rodríguez Araujo: “el libro político más importante de Revueltas y el que más irritó a los comunistas mexicanos y de otros países”.[15] La Liga Leninista Espartaco publica el libro, aunque un año después Revueltas es expulsado de dicha célula. Los principales promotores de esa salida son Enrique González Rojo y Antonio Cuesta (hijo del poeta Jorge Cuesta: 1903-1942) porque según ellos Revueltas tiene “desviaciones” ideológicas que sólo dividen al grupo. Eduardo Lizalde sale con Revueltas.

En junio de 1964 José Revueltas publica Los errores, su más ambicioso proyecto novelístico. Es el primer libro del autor que vio la luz –y esto se debe subrayar– en una casa editorial acreditada: el Fondo de Cultura Económica (fce) y, nada más y nada menos que dentro de la colección Letras Mexicanas que goza entonces de una espléndida aceptación entre el público lector. En esa colección figuran, entre otros, títulos como Pedro Páramo (1955) y La región más transparente (1958). Antes, sus novelas, cuentos y ensayos habían aparecido en edición de autor o en modestas editoriales. Esta obra, al igual que Los días terrenales, obtiene una crítica despiadada. Sin embargo, los críticos no se detienen en el aspecto literario sino en las tesis políticas y en las obvias erratas que presenta la primera edición, cuyo cuidado estuvo a cargo de Augusto Monterroso (1921-2003).

Los errores causa un escándalo semejante al de Los días terrenales. Hay quienes acusan al novelista de resentido, como Federico Álvarez, quien sostiene que “para Revueltas, el comunismo bueno es el expulsado, o aquel a quien denomina, con armas tomadas del arsenal vaticanista, ‘comunista del silencio’. Los demás son asesinos”.[16] Otros, más crueles en sus arrebatos, se escudan en el anonimato para afirmar que “No es Los errores la gran novela que de José Revueltas esperábamos, y que él sabría escribir, si tomara un poco más en serio su profesión de escritor, y cuidara su estilo”.[17] Pero ¿qué es lo que tanto molesta de Los errores?

Como ya mencioné líneas arriba, Revueltas inicia la escritura de Los errores en 1958 y su expulsión del Partido Comunista Mexicano ocurre en 1960, por lo tanto, la tesis de que se trata de una venganza contra el partido no tiene fundamento. Si molesta es porque la estructura de dos tramas paralelas que se confunden y terminan anudándose al final, deja en claro que dirigentes partidarios y lumpen actúan de manera semejante. Además de hablar abiertamente de las “supresiones” del estalinismo, el autor se pregunta si el Partido Comunista será recordado por la Revolución de Octubre o por los Juicios de Moscú.

Quizá el mayor error de Revueltas al publicar su novela fue pensar que sus pares eran lo suficientemente maduros como para ejercer el sentido autocrítico, tal como él lo practicaba. Sin darse cuenta que los ojos de la mayoría estaban fijos en la joven Revolución cubana (1959), esa semilla que al fin daría frutos desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia. Y él, el aguafiestas de siempre, venía a contrariarlos con la pésima historia de las traiciones del Buró contra los comunistas honestos como el tenedor de libros sacrificado por el sistema y por su propio partido. Su mayor acierto es haber incorporado como trama paralela la novela negra y el mundo del hampa junto al padrote, el usurero, la prostituta, el indio y el enano, en un escenario que dibuja con mano maestra la caótica Ciudad de México en la primera mitad del xx.

Cuando la marea de ataques por Los errores se apacigua, Revueltas publica El conocimiento cinematográfico y sus problemas (1965), allí recoge su experiencia como guionista y teoriza sobre el lugar del cine en el arte. En 1967, Empresas Editoriales, a cargo de Martín Luis Guzmán y con el apoyo del crítico Emmanuel Carballo recoge su Obra Literaria en dos tomos con un epílogo a cargo del joven escritor José Agustín, volúmenes que lo hacen merecedor del Premio Xavier Villaurrutia, uno de los más importantes de México y cuya importancia radica en que son los mismos pares quienes eligen al ganador. En febrero de 1968, viaja a Cuba junto su esposa María Teresa Retes y su hijo Román, como parte del Jurado del Premio Casa de las Américas. A su regreso, en el aeropuerto de la ciudad de México es sometido a un interrogatorio y expuesto a una minuciosa revisión de su equipaje. Hasta entonces, Revueltas se desempeñaba en un cargo burocrático dentro de la Secretaría de Educación Pública, presidida por el escritor Agustín Yañez. Este incidente lo lleva a su “irrevocable renuncia a no importa qué abdicación de mi libertad”.[18]

mostrar Otra vez la cárcel

El año de 1968 es de gran agitación a nivel mundial. Los movimientos estudiantiles del Mayo francés prenden como reguero de pólvora y la Primavera de Praga contagia la llama libertaria al resto del mundo. A las luchas estudiantiles se suman obreros, intelectuales y amas de casa; la esperanza de aires nuevos contagia a la juventud, la fracción más entusiasta de la sociedad y la más expuesta a transformarse en carne de cañón. México no es la excepción y un conflicto que inicia con una gresca entre bandas rivales de fútbol americano una del Instituto Politécnico Nacional (vocacionales 2 y 5) y otra de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) (Preparatoria Isaac Ochoterena) termina con la intervención de los granaderos y la detención de varios estudiantes. Éste es el inicio de una bola de nieve que tendrá consecuencias funestas para el país. Al arresto de los jóvenes le sigue una serie de huelgas en diversos planteles politécnicos y de la unam, la irrupción de la policía en dichos planteles tensa el conflicto.

Gustavo Díaz Ordaz (1911-1979), presidente de México (en el sexenio de 1964 a 1970), centra su interés en mantener el orden porque el país es el anfitrión de las Olimpiadas de ese año. Pero el conflicto, lejos de aminorar, empeora. A las huelgas le siguen marchas y si en un principio protestan por la irrupción de los granaderos, con el paso de los días, en las escuelas la demanda inicial desemboca en la exigencia de disolver el cuerpo de granaderos y la renuncia de su jefe Luis Cueto Ramírez (1901-1977).

El conflicto empeora cuando en julio de 1968 los granaderos destrozan la puerta de la Preparatoria 1 de la unam. Un día después, el rector Javier Barros Sierra (1915-1971) condena los hechos y defiende la autonomía universitaria. Se conforma un Consejo Nacional de Huelga (cnh), encargado de mediar entre el estudiantado y el gobierno. José Revueltas llega a la Facultad de Filosofía y Letras de la mano del joven Roberto Escudero, quien forma parte del cnh y se instala en Ciudad Universitaria donde discute con los jóvenes que lo miran extrañados al ver a ese hombre que les dobla la edad y que habla con pasión de autonomía y marxismo. Revueltas prácticamente vive en la Facultad de Filosofía y Letras.

El gobierno de Díaz Ordaz inicia una cacería de brujas. La tarde del 2 de octubre de 1968, en un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, los granaderos cercan a los manifestantes y se produce una masacre. Los sobrevivientes desaparecen en camiones del ejército; otros logran escapar. Los medios de comunicación ocultan la información y los padres peregrinan por comisarías y cuarteles sin obtener respuesta. Los días que siguen son de total tensión para los que de una u otra manera apoyaron al movimiento. José Revueltas se oculta donde puede, hasta que la mañana del 16 de noviembre lo detienen en su casa, junto a su esposa María Teresa y su hijo Román.

Revueltas es recluido en la Cárcel Preventiva de la Ciudad de México, el Palacio Negro de Lecumberri, donde actualmente se encuentra el Archivo General de la Nación. Los delitos que le imputan incluyen: incitación a la rebelión, asociación delictuosa, sedición, daño en propiedad ajena, ataques a las vías generales de comunicación, robo, despojo, acopio de armas, homicidio y lesiones. Una vez más, como cuando festejó sus 15 años en una correccional, José Revueltas volvía al encierro: ahora justo el día de su cumpleaños número cincuenta y cuatro.

mostrar Todos estamos presos

En prisión, José Revueltas despliega una enorme energía que se trasmite en escritos, reflexiones, discusiones, lecturas y cartas: “Carta abierta a los estudiantes presos” y “Consideraciones sobre la autogestión académica”. Su compañero de celda, el entonces joven poeta y profesor normalista Martín Dozal, recuerda que Revueltas era un hombre disciplinado, que se levantaba muy temprano para empezar a leer y a escribir. Confiesa haber conocido a Marcel Proust y a André Gide gracias a Revueltas y también por él aprendió a amar a Dostoievski.[19] El encierro, lejos de cohibir el espíritu rebelde de Revueltas, lo alienta, y el 10 de diciembre de 1969 inicia junto a sus compañeros una huelga de hambre por tiempo indefinido que tendrá graves consecuencias para su salud.

En su celda da vida a El apando (1969) una novela breve que refleja la vida en prisión y describe la miseria humana de personajes como “El Carajo”, un hombre capaz de delatar a su propia madre con tal de hacerse de un espacio dentro de un sistema que –igual que el de afuera– tiene sus propios códigos. El título, alude a una celda de castigo, una especie de prisión dentro de la prisión. En esta breve novela, de escasas cien páginas, Revueltas expone una de las tesis centrales de su literatura: “todos estamos presos”, los condenados por la sociedad y los que están del otro lado de los barrotes. “Monos y monas” (como llama a los guardias) se creen libres pero en realidad ignoran que ellos también son prisioneros, en una celda más amplia tal vez, pero prisioneros al fin. Revueltas dedica El apando a Pablo Neruda, quien, en febrero de 1969, envía una carta al presidente Gustavo Díaz Ordaz:

Me escriben que José Revueltas, el novelista, está preso en su patria, México. La noticia es áspera para quien lo conozca y a mí me provoca recuerdos y tristeza. Esta familia Revueltas tiene “ángel”. En un país de creación perpetua, como el país hermano, ellos se revelaron excelentes y superdotados. Es una familia eficaz en la música, en el idioma, en los escenarios. Pasa como con los Parra de Chile, familia poética y folklórica con talento granado y desgranado. […] Pero, ahora, nuestro importante Revueltas es José. Contradictorio, hirsuto, inventivo, desesperado y travieso es José Revueltas: una síntesis del alma mexicana. Tiene, como su patria, una órbita propia, libre y violenta. Tiene la rebeldía de México y una grandeza heredada de familia. Yo siento amor carnal por México con los altibajos de la pasión: quemadura y embeleso. Nada de lo que pasa allí me deja frío. Y a menudo me hieren sus dolores, me perturban sus errores, y comparto cada una de sus victorias. Se aprende a amar a México en su dulzura y en su aspereza, sufriéndolo y cantándolo como yo lo he hecho, desde cerca y desde lejos. Por eso, con la tranquilidad que da el derecho ganado con amor, termino así esta prosa: Señor Presidente Díaz Ordaz: Yo reclamo la libertad de José Revueltas, entre otras cosas, porque seguramente es inocente. Además, porque tiene la genialidad de los Revueltas y también, lo que es muy importante, porque lo queremos muchísimo.[20]

Las diferencias políticas de los años cincuenta quedan en el olvido y prevalece la mutua admiración.

El 1° de enero de 1970 los presos comunes entran a las celdas de los políticos, los agreden y les roban sus pertenencias con la complicidad de los guardias. El 20 se levanta la huelga y a fines de ese año dictan las sentencias. José Revueltas: dieciséis años. A la alegría de saber que escritores como Pablo Neruda y Arthur Miller[21] piden su libertad se contrapone la solicitud de divorcio de su esposa, María Teresa Retes. Revueltas redacta el folleto “Año Nuevo en Lecumberri”.

mostrar Palabra y libertad

En mayo de 1971 José Revueltas sale en libertad bajo palabra. De inmediato vuelve a trabajar en conferencias sobre literatura y política. Ese año se publica El cuadrante de la soledad, cuyo estreno data de 1950. Al año siguiente lo operan del páncreas y su fortaleza física ya no es la misma, pero aún con serios problemas de salud viaja a Estados Unidos invitado por la Universidad de Stanford, California, para dictar una serie de conferencias. Cuando regresa, se instala en el que será su último departamento, en Insurgentes Sur 1224 y se casa por tercera vez, en esta ocasión con Ema Barrón, una estudiante a la que conoce en Stanford. A la debilidad del sistema inmune se suma una crisis diabética que lo manda al Hospital de Nutrición. A pesar de las complicaciones, Revueltas viaja a la Universidad de Berkeley, California, para dictar un curso y en junio sale a París junto a su joven esposa. Publica Material de los sueños (1974), un conjunto de ocho relatos entre los que destacan “Sinfonía Pastoral” (de corte policiaco) y “Hegel y yo” (de temática carcelaria).

Entre idas al hospital y viajes, Revueltas le da forma a uno de los libros teóricos más complejos en su historial político-literario y que venía escribiendo desde 1971: Dialéctica de la conciencia (1975). En estas páginas reflexiona sobre la relación Marx-Hegel, El Capital y un concepto que lo atrae: “el hombre enajenado”. La complejidad filosófica y conceptual que maneja Revueltas en este ensayo es admirable si se tiene en cuenta que su formación es completamente autodidacta.

Llega una nueva invitación de la Universidad de Berkeley pero esta vez la embajada de Estados Unidos le niega la visa. Revueltas se va a París y a su regreso publica el que será su último libro: Antología personal (1975). Funda la revista Cambio en cuya dirección colectiva comparte créditos con Juan Rulfo, Julio Cortázar, Miguel Donoso Pareja y el argentino exiliado en México, Pedro Orgambide. Este proyecto reúne voces de México y el resto del continente en un intento por unificar el sentir latinoamericano y solidarizarse con los países del cono sur, en su mayoría bajo gobiernos dictatoriales.

Un mes después de haber asistido al traslado de los restos su hermano Silvestre a la Rotonda de los Hombres Ilustres, su salud empeora. Lo llevan nuevamente al Hospital de Nutrición, donde fallece la madrugada del 14 de abril de 1976 de un paro cardiaco. Aún no había cumplido los sesenta y dos años. Sus restos son sepultados en el Panteón Francés de la Piedad y el funeral se transforma en un mitin porque el joven Martín Dozal enfrenta a Víctor Bravo Ahuja (1918-1990), secretario de Educación del gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1922). Los gritos aumentan: “¡Viva Revueltas!” “¡Muera el gobierno!” “¡Hay que despedirlo como a un revolucionario!” Algunos piden respeto a la familia pero otros empiezan a cantar La Internacional. Así es como abandona sus días terrenales José Revueltas, tal como los había vivido: en medio de la euforia y la polémica.

mostrar Un escritor prolífico

La obra completa de José Revueltas fue recopilada por su hija Andrea Revueltas y su esposo Philippe Cheron y publicada por la editorial Era entre 1978 y 1987. Consta de veintiséis tomos. A los títulos que he mencionado a lo largo de estas páginas se deben agregar los que aparecieron después de la muerte del escritor: Las cenizas (obra literaria póstuma); Las evocaciones requeridas i y ii Escritos políticos i, ii y iii; Tierra y libertad (guion cinematográfico); México 68: Juventud y revolución; Ensayos sobre México y los poemas que en 2001 compiló el estudioso José Manuel Mateo bajo el título El propósito ciego (reeditado por el Fondo de Cultura Económica: 2014). Como se puede observar, la labor literaria de José Revueltas es prolífica pero los estudios son escasos si se toma en cuenta el número de obras y de géneros que practicó. Quizá los festejos por el centenario de su natalicio logren despertar el interés por una producción literaria sobre la que aún queda mucho por decir.

mostrar Bibliografía

Álvarez, Federico, “Los libros al día”, La Cultura en México, núm. 135, septiembre, 1964, p. xvi.

“Desconcierta la nueva novela de Revueltas”, La revista de la semana, supl. de El Universal, 6 de septiembre de 1964, p. 3.

Escalante, EvodioJosé Revueltas. Una literatura del “lado moridor”, México, D. F., Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Ediciones Sin Nombre, 2006.

Miller, Arthur, “Carta pidiendo la libertad del escritor José Revueltas”, La Cultura en México, núm. 360, enero, 1969, p. xv.

Neruda, Pablo, “Carta al presidente Gustavo Díaz Ordaz”, La Cultura en México, núm. 744, mayo, 1976, pp. ix-xii.

Poniatowska, ElenaPalabras cruzadas, México, D. F., Era, 2013.

Revueltas, José, “El abismo”, Ruta, núm. 5, octubre, 1938, pp. 33-37.

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----, Material de los sueños, México, D. F., Era, 1974.

----, Cuestionamientos e intenciones, pres., recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1978.

----, Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, pról. de Andrea Revueltas, Rodrigo Martínez y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1980.

----, Dialéctica de la conciencia, pról. de Henri Lefebvre, recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1982.

----, Dios en la tierra, México, D. F., Era, 1982.

----, El cuadrante de la soledad (y otras obras de teatro), pról. de Ignacio Hernández, recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1984.

----, Escritos políticos I. El fracaso histórico del Partido Comunista en México, recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1984.

----, Escritos políticos II. El fracaso histórico del Partido Comunista en México, recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1984.

----, Escritos políticos III. El fracaso histórico del Partido Comunista en México, recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1984.

----, El apando y otros relatos, Madrid, Alianza, 1985.

----, Ensayos sobre México, pról., recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1985.

----, Los errores, México, D. F., Era, 1985.

----, Visión del Paricutín (y otras crónicas y reseñas), pres. de David Huerta, recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1986.

----, Las evocaciones requeridas (Memorias, diarios y correspondencia), pról. de José Emilio Pacheco, recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1987, tomo i.

----, Las evocaciones requeridas (Memorias, diarios y correspondencia)recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1987, t. II.

----, Las cenizas (Obra literaria póstuma), México, D. F., Era, 1988.

----, México: una democracia bárbara (y escritos acerca de Lombardo Toledano), recopil. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, México, D. F., Era, 1988.

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Revueltas, José y Vicente Leñero, Los albañiles, un guion rechazado, México, D. F., Premiá (La red de Jonás), 1983.

Rodríguez Araujo, Octavio, “Cien años de José Revueltas”, Estudios Políticos, núm. 33, septiembre-diciembre, 2014.

Ruiz Abreu, ÁlvaroJosé Revueltas: los muros de la utopía, México, D. F., Cal y Arena, 1992.

Nació en Santiago Papasquiaro, Durango, el 20 de noviembre de 1914; muere en la Ciudad de México, el 14 de abril de 1976. Narrador, ensayista y dramaturgo. Periodista, guionista y adaptador. Como activista político, fue secretario juvenil de la Confederación Sindical Unitaria de México; militante del Socorro Rojo Internacional y del Partido Comunista Mexicano; reportero de los diarios El Día y El Popular; miembro del Grupo Marxista El Insurgente y del Partido Obrero Campesino Mexicano; fundador de la Liga Leninista Espartaco; cofundador del Grupo Comunista Internacionalista, miembro de la LEAR (Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios) y de la Asociación de Escritores de México; secretario general de la Sección de Autores y Adaptadores del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica y profesor del CUEC. Como adaptador y guionista colaboró con el director Roberto Gavaldón; y con Mauricio Magdaleno y Luis Spota, entre otros en El mexicano (1944), Cantaclaro (1945), Amor de una vida(1945), La otra (1946), A la sombra del puente (1946), La diosa arrodillada (1947), Que dios me perdone (1947), Media noche (1948), La casa chica (1949), Perdida (1949), Rosauro Castro (1950), En la palma de tu mano (1950), La noche avanza (1951), Deseada (1950), El rebozo de Soledad (1952), entre otras. En los años treinta escribió textos como: El Colegio alemán (relato) s/f, y las novelas Esto también era el mundo, s/f y El quebranto (fragmento), 1938. En los años cuarenta publicó textos humorístico poco conocidos en El popularPérez con alasRicardo corazón de León o Necesitado de vejigas para hacer metáforas. Sus obras completas están compiladas y publicadas por ERA (2014). Colaboró en Espartaco, La Internacional, Noviembre, Revolución y La Voz de México. Varios textos suyos han sido publicados de manera póstuma en Así, Época, Estampa, Futuro, Hoy, Nosotros, Revista de Literatura Mexicana, Ruta, Taller y Tiras de Colores. En 1943 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por El luto humano, traducido al inglés, italiano y húngaro. Premio de la Editorial Farner and Rinehart 1968, Nueva York. Premio Xavier Villaurrutia 1967 por su obra en general. Desde 1975 El Premio Bellas Artes de Ensayo Literario lleva su nombre.

José Luis Martínez
1995 / 30 jul 2018 10:24

Perteneciente a un grupo de hermanos que sobresalieron en las artes: Fermín en la pintura, Silvestre en la música y Rosaura en el teatro y el cine, José Revueltas (1914-1976) fue un escritor que hizo de las luchas sociales su tema principal. Como manifestación de sus ideas escribió una vasta obra (reunida en 26 volúmenes en Obras completas, al cuidado de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, con estudios de José Emilio Pacheco, Carlos Eduardo Turón e Ignacio Hernández, México, era, 1978-1987, más dos colecciones de cartas privadas): novelas, cuentos, relatos, poemas, memorias, teatro, y numerosos ensayos y artículos filosóficos y políticos.

Comunista desde los dieciséis años, sus actividades políticas lo hicieron sufrir múltiples prisiones: el Reformatorio y las antiguas cárceles de Belén y de Santiago, en breves periodos; el Penal de las Islas Marías en dos ocasiones, 1932 y 1934-1935, donde cumplió los veinte años; y la antigua Penitenciaría de Lecumberri de 1968 a 1971, por su participación en el movimiento estudiantil, que le dio gran prestigio entre los jóvenes. En 1943 fue expulsado del Partido Comunista Mexicano, al que reingresó en 1956 para ser expulsado de nuevo en 1960.

Durante largas épocas fue periodista. Trabajó además en adaptaciones cinematográficas. Viajó en dos ocasiones a la Unión Soviética y a los países socialistas; visitó Cuba en largos periodos, y dio cursos en universidades estadunidenses (Stanford y Berkeley). Estos hechos de su vida y la violenta impugnación partidista de dos de sus obras –que se referirá adelante fueron la materia de su obra literaria.

Una religiosidad oscura y rencorosa; una militancia aceptada como un sacrificio inútil; una búsqueda apasionada de la honestidad política; una lucha que concibe “no para hacer felices a los hombres, sino para hacerlos libremente desdichados, para arrebatarles toda esperanza, para hacerlos hombres”; en suma, una vida que sólo le ofrece “el lado moridor” y la “certeza del desconsuelo”, son algunas de las claves de su pensamiento.

Las diez novelas, relatos y colecciones de cuentos, que constituyen la obra literaria más considerable de Revueltas, se separan en dos grupos. El primero, muy breve, con sus obras de juventud: Los muros de agua, El luto humano y Dios en la tierra. El segundo, más extenso, comprende sus obras de madurez: Los días terrenales, En algún valle de lágrimas, Los motivos de Caín, Dormir en tierra, Los errores, El apando y Material de los sueños.

Después de Los muros de agua (1941) que es un dramático relato de sus experiencias en las Islas Marías, y que su autor considera “como una intención, como una tentativa” en su búsqueda de un “realismo materialista y dialéctico”, Revueltas escribe su primera obra importante, El luto humano (1943). El asunto de primer plano de la novela es muy escueto. Un grupo de hombres primitivos, que velan el cadáver de una niña, se encuentran en una azotea cercados por una inundación y, entre borracheras, erotismo, y rezos, esperan la muerte. Hacia la mitad del libro, un mundo de rememoraciones concentra la atención en los hechos pasados, sombríos, criminales, ansiosos de vida y de justicia, de cada uno de los protagonistas. En un aire enrarecido de sueño y con un lirismo espeso y poco eficaz, se van explorando los fondos y trasfondos emocionales y sensoriales de los personajes. Hay, pues, por primera vez en la novela mexicana, una profundización de los caracteres, mientras que se prescinde de descripciones de ambientes y escenarios. El modelo general de El luto humano parece ser Mientras yo agonizo (1930), de William Faulkner, con la que coincide en el tratamiento de los temas y en su apasionado y torrencial aliento.

En Dios en la tierra (1944), el terrible epígrafe de Dostoievski “...y sin embargo, estoy seguro de que el hombre nunca renunciará al verdadero sufrimiento, es decir, a la destrucción y al caos”, anuncia el tono sombrío de estos cuentos: historias inhumanas de cristeros, incidentes feroces de la lucha social, pleitos de indios (“Barra de Navidad” es uno de los mejores logrados). Toda la tristeza irremediable del mundo parece concentrarse en estos quince cuentos.

En Los días terrenales (1949), que abre el segundo periodo de las obras de Revueltas, se abandonan los personajes primitivos para concentrarse en el mundo ideológico de los militantes. No existe una trama sino cierta contigüidad entre los personajes que representan tipos de comunistas: el humano, el dogmático, la víctima sufrida, el artista consciente, los ingenuos. En uno de los escasos sucedidos, vuelve a la historia de la niña muerta sin enterrar, como en El luto humano, a la que su padre el dogmático no concede una lágrima pues debe ocuparse del periódico del partido. El militante humano y reflexivo, que realiza un trabajo fraternal y positivo al principio de la novela, es aniquilado. Y el peso mayor recae en las caricaturas de los dogmáticos y autoritarios, de los “abominables santos” del partido. El capítulo viii, con la exposición de la libertad para la desdicha idea que Revueltas reconoce como de José Alvarado (se encuentra en su ensayo “Antonio Machado”, Taller, núm. 3, mayo de 1939, p. 23) y el episodio final de la curación en el dispensario, es notable. Los días terrenales es una novela importante por la severidad y la valentía de su crítica política, pero carece de equilibrio en su composición, lo que la hace espesa y confusa. Está escrita sin cuidado en el estilo, con reiteraciones de adjetivos y adornos poéticos innecesarios, sobre todo en el primer capítulo.

La publicación de Los días terrenales y el éxito que obtuvo la representación de El cuadrante de la soledad (estrenada el 12 de mayo de 1950) “una visión calidoscópica mediante el uso de escenarios simultáneos, del barrio bajo de la ciudad de México”: Celestino Gorostiza, 1956, desencadenó una violenta crítica de la izquierda contra Revueltas. Pablo Neruda dijo que en la novela : “se estanca el veneno de una época pasada con un misticismo destructor que conduce a la nada y a la muerte”. Antonio Rodríguez lo acusó de coincidencia con las obras de Sartre, pues “ambas persiguen la finalidad de demostrar que el partido del proletariado rebaja y aniquila la dignidad humana”. La crítica más dura la escribió Enrique Ramírez y Ramírez (El popular, 26 de abril de 1950 y Revista Mexicana de Cultura, de El Nacional, 11, 18 y 25 de junio de 1950). Se titula “Sobre una literatura de extravío. (Los días terrenales de José Revueltas.)” Su autor insiste en la coincidencia de las ideas literarias de Revueltas con las del existencialismo sartreano, “filosofía de la decadencia”; censura su “teología de burdo cuño”; lo acusa de calificar a las masas que vivirán bajo el comunismo de “idiotamente felices”; considera “turbia la visión que ha deseado presentar sobre la vida de una porción del pueblo mexicano”, y se pregunta: “¿Por qué sólo tiene ojos para un aspecto, el más desolador de la realidad mexicana?”, y critica, en fin, las fallas de composición y estilo de la novela.

La crítica de Ramírez y Ramírez es contundente, aunque esconde una trampa maliciosa: la crítica de Revueltas es contra los “clérigos rojos”, contra los “abominables santos” del partido; y en el texto de Ramírez y Ramírez se la transforma en crítica de las masas, en denigración del intocable pueblo mexicano. (Un resumen de esta cuestión se encuentra en Cuestionamientos e intenciones, 1978, t. xviii de las Obras completas.) Revueltas tuvo, además, un enfrentamiento verbal “en un ambiente de clara objetividad”, con Vicente Lombardo Toledano y Enrique Ramírez y Ramírez y, como consecuencia de este examen, aceptó la razón de sus críticos y decidió “retirar de la circulación comercial” los ejemplares de Los días terrenales y suspender las representaciones de El cuadrante de la soledad, que habían alcanzado ya la centena (15 de junio de 1950, Cuestionamientos e intenciones, pp. 29-32).

Siete años más tarde, Revueltas reanuda su vocación narrativa. En sus tres libros siguientes, no toca temas políticos locales pero continúa explorando los rostros de la miseria humana. En algún valle de lágrimas (1956), principio de una novela nunca concluida, cuenta la sórdida historia de un viejo rentista, en el ambiente pobre de Peralvillo. La complacencia excrementicia, la sexualidad como pestilencia y la degradación en la pobreza y el alcoholismo, son las tónicas de esta narración.

Los motivos de Caín (1957) es un relato terrible, escrito con seguro dominio. Cuenta la historia de un desertor de origen mexicano, que se encontraba en la guerra de Corea, y se ve forzado a participar en la tortura de un coreano, que resiste hasta su muerte.

Por estos años, y dentro de esta búsqueda de lo terrible, Revueltas escribe algunas de sus mejores páginas en el relato que hace, en una carta a su mujer, de sus impresiones de la visita al Leprosario de Guadalajara , en 1955. Revueltas recogió estas páginas en el prólogo que escribió en 1961, “A propósito de Los muros de agua” (Obras completas, t. i). Su intención es ilustrar “la frontera que existe entre la realidad y la literatura” y esforzarse por encontrar el “movimiento interno propio de la realidad”, su “lado moridor”.

Los ocho cuentos de Dormir en tierra (1960) son más sombríos aunque menos eficaces que los de la primera colección juvenil de Dios en la tierra. De ellos prefiero la historia del violinista frustrado, “Lo que sólo uno escucha...” que pudo llevar como epígrafe aquellos versos de Gutiérrez Nájera que dicen: “Era triste, vulgar lo que cantaba.../¡mas qué canción tan bella la que oía!” y “Dormir en tierra”, la historia del contramaestre Galindo, la única de Revueltas que, a pesar de su tragedia, tiene un final positivo.

Los errores (1964) es la más importante, extensa y compleja de las novelas de José Revueltas. Bien estructurada y con eficaz juego de registros y motivos. Éstos se alternan en torno a dos historias que acaban por coincidir en su desenlace: la siniestra historia del “padrote” y del enano (El-ena) que planean y ejecutan el asesinato de un prestamista de La Merced, y la de los comunistas que planean una huelga general, que se inicia con el asalto al local de los anticomunistas. La trama verdadera es la discusión y la crítica del dogmatismo del pcm, que había sustituido “el antiguo sistema racional de las ‘armas de la crítica’ por la crítica de los fusilamientos” (capítulo xxiii) y practicaba el aniquilamiento físico y moral de quienes se atrevían a discrepar o que resultaban incómodos para la estrategia del partido. Revueltas recuerda lo ocurrido en los Procesos de Moscú y especialmente lo que ocurrió en México con los camaradas que llama Eladio Pintos y Olegario Chávez. Ya no existe en Los errores esa visión épica de las víctimas que luchan por una idea, sino el relato escueto de hechos que van entrelazándose para desembocar en un desenlace atroz. Hay algunas páginas de horror inolvidable: la lucha de Gregorio contra las ratas al huir de la prisión por los tubos del drenaje (capítulo xiii); y el capítulo xxii que parece inicialmente un ejercicio de frivolidad y acaba por ser un relato del caso de Evelio Vadillo (Emilio Padilla en la novela), el amigo y compañero de Revueltas en las Islas Marías, que fue a Moscú y pasó veinte años en Siberia por haber escrito un “Arriba Trotski” en un mingitorio. (Sobre la espeluznante historia de Evelio Vadillo, véase: Cándida Pérez Cortés, “Historia de un prisionero”, en Cuatro historias clínicas, México, 1969, pp. 89-102, y Héctor Aguilar Camín, “El camarada Vadillo”, en Nexos, núm. 147, marzo de 1990, pp. 37-47, que es, además, un espléndido retrato del último Revueltas.)

El apando (1969), relato escrito durante la última prisión de Revueltas, es una suma del horror y la degradación a que puede sujetarse al hombre. La crueldad extrema contra los tres prisioneros puestos en la celda o jaula de castigo y la violencia de ellos mismos están narrados por Revueltas con lo que él llamaba “realismo materialista dialéctico” y que es un estilo que llega a identificarse con su contenido expresivo.

El último de sus libros fue Material de los sueños (1974), relatos desiguales en algunos de los cuales parece buscar nuevos caminos. “Cama 11. Relato autobiográfico” narra sus experiencias en el hospital y las sensaciones de un examen de hemodinámica. “Sinfonía pastoral” es un buen cuento de suspenso, acaso excesivamente estirado. Los cuatro textos breves de “Material de los sueños”, que dan nombre a la colección, parecen ejercicios de estilo, a veces surrealistas, que muestran sensibilidad e imaginación.

En Las cenizas (Obras completas, t. ii, 1981), se reunieron fragmentos narrativos inéditos o no coleccionados, y poemas de Revueltas. Aunque domina en los primeros el tono de violencia y desolación característicos, hay también rasgos de un humor más bien desaforado, como en “Ricardo Corazón de León”. Sus poemas son como explosiones de su sensibilidad dolida. En algunos, imita los nocturnos de Villaurrutia (“Nocturno de la noche”), y en otros, muestra algo como el reverso de la fortaleza que requiere el luchador: su desamparo, su nostalgia de una pequeña felicidad o de una muerte salvadora:

Algo debo vivir, un solo día.
Algo me espera al fin.
No puedo esperar de alguna esperanza.
Todo despertar es sollozar.
No puedo conmigo. Soy una cruz hablando.
No tengo sombra ni consuelo. Soy una cruz hablando.
1972

Acerca de la obra de José Revueltas existen numerosos estudios sobre aspectos aislados. Pueden mencionarse como tratamientos más amplios los estudios de Jorge Ruffinelli, José Revueltas, Universidad Veracruzana, 1977, y de Evodio Escalante, José Revueltas. Una literatura del “lado moridor”, México, era (Claves), 1979, insuficientes y parciales. Hay una edición crítica de Los días terrenales, que coordinó Evodio Escalante, con estudios y variantes, Madrid, Archivos, 1991. Octavio Paz escribió sobre Revueltas una importante reseña de El luto humano, en 1943, y unas reflexiones acerca de sus propios juicios y de la significación de Revueltas: “Cristianismo y revolución”, ambos recogidos en Primeras letras, México, Vuelta, 1988. 

De origen humilde, su familia se formó en los minerales de San Andrés de la Sierra donde Romana Sánchez soñaba con visiones poéticas que después transmitía a sus hijos Silvestre, compositor; Fermín, pintor; Rosaura, actriz, y José, escritor. En la capital de la República terminó José sus estudios primarios. Las doctrinas de izquierda influyeron en él y se incorporó al Partido Comunista Mexicano (pcm). No cumplía aún los quince años cuando se le procesó por primera vez, acusado de rebelión, sedición y motín, por lo que fue internado en un reformatorio; fruto de esas experiencias fue su cuento “El quebranto”, aparecido en su primer libro de cuentos, Dios en la tierra (1944). Durante las pausas de su actividad revolucionaria escribió sus pequeñas prosas, duras y realistas. A los veinte años fue enviado al penal de las Islas Marías, acusado de conducta subversiva, esta deportación dio tema a su primera novela, Los muros de agua (1941). Publicó El luto humano en 1943; en 1949 apareció su tercera novela Los días terrenales, obra que suscitó apasionadas polémicas. A principios de 1961 abandonó su partido político y fundó, con otros marxistas, la Liga Leninista Espartaco, de la que salió pocos años después. En 1968 defendió el movimiento estudiantil y fue nuevamente encarcelado. Sufrió prisión hasta 1971. De esta experiencia surgió El apando (1969), verdadera metáfora de la opresión. Colaboró en numerosas revistas y diarios del país. La Editorial Era reunió, en veintiséis volúmenes, sus Obras Completas.

José Revueltas Sánchez, hombre de izquierda, narrador, dramaturgo y ensayista, inauguró su renombre literario con la publicación de El luto humano, por esa sorda fuerza interior que anima a sus personajes, así como por su aliento de sincero y apasionado mensaje. En torno del tema de la muerte surgen detalles de la vida de estos hombres y las ideas que impulsaron su realización; es un viaje por su agonía y el tiempo que les lleva hacer una recapitulación de sus existencias antes de morir. Dios en la tierra, su primera colección de cuentos, contiene “algunas de las narraciones cortas mejor escritas en nuestra lengua en los tiempos que corren”. Con este libro surge uno de los mejores cuentistas del siglo xx mexicano, que con Arreola y Rulfo marcan un hito en la cuentística mexicana. Dormir en tierra (1960), su segundo libro de cuentos, confirma esa maestría; son ocho relatos que, a través de su lenguaje, logran una consciente penetración de los misteriosos estratos del alma humana. En su novela Los errores, vuelve el autor a darnos una obra compacta y dolorosa que hiere y provoca, acaso porque sea eso precisamente lo que buscaba Revueltas, sacar al lector de su molicie aburguesada y enseñarle que a su alrededor hay miseria, injusticia y crueldad del hombre hacia su hermano. Esta novela es la suma de todos los aciertos de sus obras anteriores; alegato de errores de los partidos de izquierda, vigorosa denuncia del México que hoy todavía padecemos. Sus ensayos y sus acciones en favor de lo que él creía justo son resultado de un compromiso ético que desde muy joven lo hizo involucrarse en las causas de los oprimidos y dio un sentido profundo a su vida y a su trabajo de escritor. Sus cuatro obras de teatro siguen las mismas directrices de su narrativa y sus ensayos y un profundo sentido ético las anima: Israel denuncia el racismo, la dominación imperialista y la segregación de mexicanos y negros en los Estados Unidos; El Cuadrante de la Soledad entreteje un cosmos psicológico de los marginados de nuestra ciudad; Pito Pérez en la hoguera abunda en la psicopatología que engendra la miseria; Nos esperan en abril desenmascara las contradicciones del Partido Comunista Mexicano (pcm) que no renunció nunca a los intereses creados y contubernios con el poder.

MATERIAS RELACIONADAS
Los errores Dormir en tierra Los días terrenales

José Revueltas. La palabra sagrada

Editorial: ERA
Lectura a cargo de: Margarita Castillo
Estudio de grabación: Universum. Museo de las Ciencias
Dirección: Eduardo Ruiz Saviñón
Música: Alonso Arreola / Inti Terán
Operación y postproducción: Cristina Martínez/ Sonia Ramírez
Año de grabación: 2014
Género: Narrativa
Temas: José Revueltas (Durango, México, 1914- Ciudad de México, 1976). Periodista, escritor, guionista de cine, dramaturgo y luchador social. Desde muy joven, rechazó seguir sus estudios en el sistema escolarizado y optó por continuarlos de manera autodidacta. Participó en distintos movimientos estudiantiles y obreros, situación por la cual fue detenido y encarcelado en varias ocasiones. La primera vez contaba con tan sólo 15 años y fue enviado a las Islas Marías. Después de los sucesos en la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968, fue acusado de autor intelectual del movimiento y fue recluido en Lecumberri. Fue miembro del Partido Comunista Mexicano, del Partido Obrero Campesino Mexicano y fundador de la Liga Leninista Espartaco. También formó parte de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y de la Asociación de Escritores de México. Fue reportero de diarios nacionales y colaboró en diversas revistas. Su obra le mereció el Premio Nacional de Literatura (1943) y el Xavier Villaurrutia (1967). Algunos de los títulos más destacados de su producción literaria son Los muros de agua (1941), El luto humano (1943), Dios en la tierra (1944), Los días terrenales (1949), Los errores (1964). También escribió obras de teatro como “El cuadrante de la soledad” (1950) y “El apando” (1969). Publicó diversos ensayos de carácter teórico-político como México: una democracia bárbara (1958), Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (1962) y México 68: juventud y revolución (1978). En el marco del centenario del nacimiento de José Revueltas, ofrecemos a continuación “La palabra sagrada”, en voz de Margarita Castillo. El relato “La palabra sagrada”, es una sátira que retrata las tensiones que se viven en una familia de clase acomodada. A partir de que Alicia, la hija, es descubierta en una situación comprometida, los debates morales y la hipocresía son expuestos ante el esfuerzo por esconder la verdad. Este cuento forma parte del libro Dormir en tierra publicado por Ediciones Era. Agradecemos a Ediciones ERA, en su calidad de representante legal de la familia Revueltas, su autorización para hacer la comunicación pública de este audio, así como la colaboración musical de Alonso Arreola e Inti Terán. D.R © José Revueltas, Dormir en tierra, Ediciones Era, México, 1978. D.R. © UNAM 2014

El luto humano

Producción:  Radio Educación; Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, CONACULTA
Productor: Emilio Ebergenyi
Guion: Mara Hernández
Música: Vicente Morales
Género: Radionovela
Temas: Literatura. Literatura mexicana . Novela contemporánea.
Participantes:
Narración: Alejandro Aura; Actuación: Joaquín Garrido, Juan Felipe Preciado, Hilda Valencia, Alma Levy, Juan Manuel Luviano, Gisela Casillas, Gerardo Martínez, Amelia Zavala, Alfredo Vargas, et al.
Fecha de producción: 1989
Duración de la serie: 01:29:00

Instituciones, distinciones o publicaciones


Asociación de Escritores de México AEMAC

Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores
Fecha de ingreso: 1967
Fecha de egreso: 1967
Por su obra en general

Nosotros
Varios textos suyos han sido publicados de manera póstuma

Revista de Literatura Mexicana
Varios textos suyos han sido publicados de manera póstuma

Ruta
Varios textos suyos han sido publicados de manera póstuma

Taller
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Tiras de Colores
Varios textos suyos han sido publicados de manera póstuma

Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas
Fecha de ingreso: 1975
El Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas lleva su nombre

Premio Nacional de Ciencias, Letras y Artes
Fecha de ingreso: 1943
Ganador por El luto humano