Cuando se cumplen ciento cincuenta años del inicio de la Guerra de Reforma, vale la pena reflexionar sobre las ideas políticas que dividieron a los mexicanos de aquellos tiempos. Asimismo ponderar el tipo de reformas económicas que pensaban implantar para que el país pudiera alcanzar aquella felicidad que décadas atrás le había sido arrebatada por una inestabilidad política que no terminaba. Por otro lado, el tiempo de la Reforma y el Segundo Imperio no se comprende sin los argumentos que en uno y otro sentido esgrimieron los actores de dicho drama sobre el papel que había tenido la Iglesia Católica en la sociedad mexicana. Algunos pensaban que cualquier cambio en materia religiosa significaba el desastre, otros, que la "modernidad" del siglo XIX obligaba a replantear las actividades que diariamente efectuaba el clero a lo largo y ancho del país. Finalmente, un grupo pequeño pero muy combativo pretendía revolucionar las conciencias de los compatriotas y para ello era indispensable liberarse de la tutela del clero. Los temas anteriormente mencionados aunados a los intereses que sobre México tenían las potencias más allá del Bravo y al otro lado del Atlántico, referidos éstos a un abanico de realidades que iban desde el combate contra "el indio bárbaro", pasando por una liberalización comercial que disminuyera de raíz las trabas arancelarias y terminando con el nodal asunto de la deuda externa del país con sus diversos acreedores, todos en su conjunto, brindan al lector del presente volumen una idea de la riquísima problemática del lapso histórico que se desarrolló entre 1853 y 1867, época definitoria de maduración de este México nuestro.