El erudito y discreto José Rojas Garcidueñas (1912-1981), llamado amistosamente el Bachiller, se dio a conocer por sus investigaciones sobre nuestro primitivo teatro colonial: El teatro en la Nueva España en el siglo xvi (1935; 2ª. edición corregida y aumentada, México, sep-SepSetentas, 101, 1973), obra que tuvo una prolongación en la antología que publicó poco después en la colección Biblioteca del Estudiante Universitario (número 4): Autos y coloquios del siglo xvi (1939). Enriqueciendo esta misma línea, Rojas Garcidueñas hizo una nueva edición con prólogos y notas de los Coloquios espirituales y sacramentales de Fernán González de Eslava (2 volúmenes, México, Porrúa (Editores Mexicanos, 74 y 75), 1958).

Rojas Garcidueñas dedicó a Don Carlos de Sigüenza y Góngora, erudito barroco (1945), una buena biografía –que no se ha reimpreso–, y del mismo don Carlos de Sigüenza y Góngora preparó una nueva edición, con prólogo, de sus Obras históricas (cem 2, 1960, que sustituye la 1ª. edición, anónima, de 1944, y añade el Teatro de las virtudes políticas). Su obra de madurez fue la monografía sobre el poeta Bernardo de Balbuena. La vida y la obra (1958), el mejor estudio con que contamos sobre el autor de la Grandeza Mexicana. Expuso también la personalidad y las obras de Don José Bernardo Couto (Jalapa, 1964), el jurista, diplomático y escritor que inició el estudio de la historia de nuestra pintura.

Rojas Garcidueñas escribió la monografía sobre El antiguo colegio de San Ildefonso (1951), dentro de las ediciones conmemorativas del iv Centenario de la Universidad de México. Dedicó un buen estudio a El Ateneo de la juventud y la Revolución (1979). Y en el campo de la crítica de arte fue autor de Presencia de Don Quijote en las Artes de México (1968).

En los útiles Manuales Studium, que editaba Pedro Frank de Andrea, Rojas Garcidueñas escribió con honesta acuciosidad, la segunda parte “De Azuela a nuestros días”, de la Breve historia de la novela mexicana (1959), cuya primera parte se debe a John S. Brushwood.

Al lado de sus estudios literarios y sobre temas de arte, José Rojas Garcidueñas, mantuvo una vena narrativa. Entre 1947 y 1970 escribió y publicó en breves libritos, que obsequiaba a sus amigos en Navidad y Año Nuevo, narraciones con recuerdos de su natal Salamanca y de otras ciudades y pueblos del Bajío, relatos de hechos curiosos o fugaces, anécdotas de la vida literaria mexicana y cuentos con trasfondo literario. Además de las 25 narraciones que publicó, dejó otras inéditas, 17 de las cuales se añadieron a aquéllas y se publicaron en El erudito y el jardín (1983), reunido y prologado por José Luis Martínez. Estas páginas ofrecen a sus lectores, además de la cortesía de la brevedad, una manera reposada de contar y el encanto siempre atrayente de la curiosidad. La obra póstuma de Rojas Garcidueñas fue un homenaje a su tierra natal: Salamanca. Recuerdos de mi tierra guanajuatense (1982).