2007 / 19 sep 2018 14:27
Nació y murió en la Ciudad de México. Fue maestro (1941) y doctor en letras (1942) por la Universidad Nacional Autónoma de México. Perteneció al Seminario de Cultura Mexicana y dirigió la Academia Mexicana de la Lengua; participó también en la organización de varias asociaciones de escritores. Fue crítico y ensayista. Destacan, entre sus obras, El madrigal de Cetina y El secreto de la Escala (1918), Bibliografía del teatro en México (1933), La tragedia de Fernando de Calderón (1960). Participó activamente en los movimientos renovadores del teatro mexicano, como el Grupo de los Siete Autores Dramáticos y La Comedia Mexicana. Obra dramática: Cómo se doman las fieras, En la esquina, Fuera de concurso (1923), En el remolino (1923), La máquina maldita (1925), Viviré para ti (1925), La que volvió a la vida (1926), Oro negro (1927), Proteo (1931), La careta de cristal (1932), Presente involuntario (1957).
1995 / 26 jul 2018 13:00
Cultivó con discreta fortuna todos los géneros literarios. Su primer libro, Arcas de la Nueva España, se pierde en el incendio de una imprenta, hacia 1915; y dentro de la misma línea, El Madrigal de Cetina y El secreto de la Escala, aparece en 1918 con una “Prosa inicial” de Manuel Horta y hermosos dibujos de Jesús Chavarría. Ésta, que será la primera narración colonialista, imagina la composición del famoso “Madrigal” de los “ojos claros, serenos”, y fantasea acerca de la Escala espiritual para llegar al cielo, que se supone el primer libro impreso en México y nadie lo ha encontrado. En sus narraciones siguientes, Monterde alternó los temas de la vida inmediata con motivos históricos y variaciones ingeniosas como las de Fábulas sin moraleja y finales de cuentos (1942, con ilustraciones de Julio Prieto). Pero los asuntos coloniales y del mundo indígena volverán a su pluma en los relatos reunidos en El temor de Hernán Cortés y otras narraciones de la Nueva España (1943, con prólogo de Luis González Obregón) y, sobre todo en Cuaderno de estampas (1961) y en los dos tratamientos que hizo del señor indígena, el cinematográfico –que no llegó a realizarse–, Moctezuma, el de la silla de oro (1945, con excelentes ilustraciones de Julio Prieto) y el histórico narrativo, Moctezuma ii, señor de Anáhuac (1947).
Como poeta, Francisco Monterde se inició con Itinerario contemplativo (1923) que narra en haikais –como entonces se decía– un viaje por Veracruz. El gracioso librito lleva al frente un “Elogio del buen haijin”, de José Juan Tablada, que expone los secretos de este arte sutil y da la bienvenida a Monterde entre sus cultivadores:
Saludemos, yo el primero,
con Lozano y Rubén Romero
y Mendoza y Gutiérrez Cruz,
al nuevo haijin y poeta
Monterde García Icazbalceta
que regresa de Veracruz.
Muchos años más tarde, en abril y mayo de 1962, Monterde viajó al Japón y, como lo relata J. M. González de Mendoza:
–por vez primera en la poesía mexicana, acaso en toda la de nuestra lengua–, ha compuesto in situ, frente a las perspectivas campestres que el Fujiyama hermosea, poemitas a la manera de Bashó y de Tohiyo: un heptasílabo entre dos pentasílabos sin encabezado. Concesión a nuestro concepto de la poesía es la asonancia en los dos versos menores. Esa composición se denomina haikú, aspirada la hache; si es la primera de una serie se llama hokkú; la serie es el haikai.
El libro en que nuestro autor recogió su conmovedora experiencia se llamaría: Netsuke, haikai de Francisco Monterde con ilustraciones de Hokusai, y lo editó A. Finisterre en 1962.
En 1947 Monterde publicó un extenso poema acerca de Chapultepec, con preliminar de Gabriel Méndez Plancarte, quien señala su “exactitud y finura, perspicacia de observador y de crítico, y agilidad de poeta”.
Como dramaturgo, perteneció al grupo llamado de los Siete Autores. Sus piezas más recordadas son Oro negro (1927), acerca de los petroleros, y Proteo (1931). Monterde fue durante muchos años crítico teatral y participó en la organización de la Agrupación de Críticos de Teatro de México, en 1950. Su obra más consistente y útil en este campo es la Bibliografía del teatro en México (1933), número 28 de las Monografías Bibliográficas Mexicanas, que promovió Genaro Estrada. Lleva un extenso prólogo de Rodolfo Usigli, y sigue siendo nuestra mejor guía en su materia.
Además de sus obras de creación, Monterde fue maestro de muchas generaciones y, sobre todo, uno de nuestros más honestos, sabios y ponderados críticos. Su obra de esta naturaleza está dedicada casi por completo a la literatura mexicana, de la que fue competente conocedor.
A raíz de una polémica suscitada por un artículo de Julio Jiménez Rueda, “El afeminamiento de la literatura mexicana” (El Universal, 20 de diciembre de 1924), Monterde reveló el vigor de la novela revolucionaria de Mariano Azuela, Los de abajo (1916), hasta entonces ignorada. Este señalamiento dio origen al reconocimiento de la importancia de las obras de Azuela y al nacimiento de un género novelístico: la novela de la Revolución (El descubrimiento de “Los de abajo” por John E. Englekirk; En defensa de una obra y de una generación por Francisco Monterde, México, 1935).
En otros de sus estudios, le interesaron, de manera especial, las épocas y los escritores de transición, como Navarrete y Cuenca. Y escribió también fundamentales trabajos sobre Balbuena, Lizardi, Prieto, F. Calderón, Delgado, Gutiérrez Nájera, Díaz Mirón y el modernismo hispanoamericano, reunidos en Cultura mexicana. Aspectos literarios (1946). Escribió también una Historia de la literatura mexicana (1955, en un volumen junto con la Historia de la literatura española, por Guillermo Díaz Plaja). Su labor al frente de la Imprenta Universitaria, en sus primeros años, fue benemérita para nuestras letras, sobre todo por la iniciación de la valiosa Biblioteca del Estudiante Universitario, colección de literatura mexicana que en 1990 cuenta con 108 volúmenes.
Estudió en el Colegio de don Manuel Soriano y en la Escuela primaria Superior Fray Francisco Aparicio. Presentó su examen en la Escuela Normal de Maestros y cursó la preparatoria en la Universidad Nacional de México (unm). Se graduó de maestro y de doctor en Lengua y Literaturas Españolas en la Facultad de Filosofía y Letras (ffl) de la misma Universidad, en 1941 y 1942, respectivamente. Fue profesor en la Universidad Nacional entre 1916 y 1965, en la preparatoria, en la ffl y en la Escuela de Verano (de la que fue director, en 1951) y en la Escuela de Arte Dramático del Instituto Nacional de Bellas Artes (inba). Desempeñó los cargos de jefe de la oficina de Publicaciones y del Departamento de Bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública (sep) (1932-1935); jefe del servicio editorial de la Universidad Nacional y director de la Imprenta Universitaria (1939-1950), cuando fundó la colección Biblioteca del Estudiante Universitario. Fue subdirector de la Biblioteca Nacional (1930) y bibliotecario y director del Museo Nacional de Historia y Arqueología (1931). Colaboró en los diarios El Universal, El Nacional y en su suplemento "Revista Mexicana de Cultura"; en las revistas Zig Zag, La Pajarita de Papel, Tricolor, México Moderno, El Universal Ilustrado, Universidad de México, Revista de Estudios Universitarios, Filosofía y Letras, Revista Iberoamericana, Revista de Revistas, Letras de México, El Hijo Pródigo, Cuadernos Americanos, Forma, Falange, Alcancía, Rueca, El Libro y el Pueblo, Memorias de la Academia Mexicana, Antena (de la que fue editor), Biblos (que dirigió y escribió casi en su totalidad, entre 1919 y 1923), entre algunas más, en las que utilizó pseudónimos que elegía de acuerdo al asunto que abordaba para publicar, incluso, en una misma revista: literatura, danza, artes plásticas, crónicas de viaje o política. En 1925 se integró al Grupo de los Siete Autores, también llamado "Los Pirandellos", con José Joaquín Gamboa, Víctor Manuel Díez Barroso, Carlos Noriega Hope, Ricardo Parada León y los hermanos Carlos y Lázaro Lozano García; el que tuvo como propuesta impulsar a los autores de teatro mexicano y sus puestas en escena, así como dar a conocer autores extranjeros de reconocido prestigio a través de la traducción y el montaje de sus obras. Este movimiento dio origen a la Comedia Mexicana promovida por Amalia González Caballero de Castillo Ledón. A través de la Sociedad de Amigos del Teatro Mexicano, Monterde alentó a los jóvenes autores. Fundó, con Julio Jiménez Rueda, María Luisa Ocampo y otros, la Unión Nacional de Autores, cuya finalidad fue el fomento del teatro de comedia y drama, y, en 1950, con Antonio Magaña Esquivel, la Agrupación de Críticos de Teatro de México, de la que fue presidente honorario. Fue miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, del Seminario de Cultura Mexicana (1962), del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana y de la junta de gobierno del Fondo de Cultura Económica, codirector del Centro Mexicano de Escritores y vicepresidente de la Asociación de Críticos e Investigadores de las Artes Plásticas. En 1952 fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, a la que ingresó con su discurso de recepción: Una evasión romántica de Fernando Calderón, fue su director de 1960 a 1972.
Francisco Monterde García Icazbalceta, además de haber dedicado su vida al estudio y a la enseñanza, fue poeta, dramaturgo, narrador, ensayista y crítico de literatura mexicana, teatro, música, danza, ópera y artes plásticas. También cultivó el ensayo biográfico y la traducción. Se interesó por los escritores de transición como Navarrete y Cuenca y otros, como Balbuena, Fernández de Lizardi, Prieto, Fernando Calderón, Rafael Delgado y Salvador Díaz Mirón. Además de haber estudiado la literatura mexicana del siglo xix y el Modernismo, abordó aspectos poco estudiados o confusos de la historia literaria, realizando laboriosas investigaciones bibliográficas. De la literatura mexicana del siglo xx promovió el interés por la novela de la Revolución, como en el caso de Los de Abajo, de Mariano Azuela, hasta entonces de poca recepción hasta que se publicó nuevamente por entregas en El Universal Ilustrado en 1925 y por su estudio En defensa de una obra y de una generación. Como narrador fue uno de los iniciadores del interés por la Colonia en México, con su libro de cuentos El madrigal de Cetina y El secreto de la escala. Moctezuma, el de la silla de oro nos revela, con rigor histórico, una interpretación de este héroe vencido. En su teatro, de carácter realista, introdujo el habla coloquial de personajes citadinos y de la provincia. Proteo, sin embargo, presenta la fuerza del drama en su figuración, en el sueño tras las máscaras del protagonista. Cultivó en sus poemas la versificación japonesista a la manera de Tablada, con Sakura y Netsuke.
Nació en la Ciudad de México, el 9 de agosto de 1894; murió en la misma ciudad, el 26 de febrero de 1985. Poeta, dramaturgo, ensayista, crítico literario y editor. Maestro y doctor en Lengua y Literaturas Españolas en la FFyL de la UNAM. Profesor (1916-1965). Dio conferencias y cursos en universidades nacionales y extranjeras. Profesor de la Preparatoria Nacional, de la FFyL y de la Escuela de Arte Dramático del INBA. Profesor y director de la Escuela de Verano (1916-1965). Jefe de la oficina de Publicaciones y del Departamento de Bibliotecas de la SEP (1932-1935). Jefe del Servicio Editorial de la Universidad Nacional y director de la Imprenta Universitaria (1939-1950) donde creó la colección Biblioteca del Estudiante Universitario. Subdirector de la Biblioteca Nacional en 1930 y bibliotecario y director del Museo Nacional de Historia y Arqueología en 1931. Editor de la revista Antena. Director de Biblos (1919-1923). Colaboró en El Universal, El Nacional, en las revistas Zig-Zag, La Pajarita de Papel, México Moderno, el Universal Ilustrado, Revista de la Universidad de México, Revista de Estudios Universitarios, Revista de Revistas, Letras de México, El Hijo Pródigo, Cuadernos Americanos, Falange, entre otras. Fundó la Unión Nacional de Autores junto con Julio Jiménez Rueda, María Luisa Ocampo y otros. En 1950 fundó y fue presidente honorario de la Agrupación de Críticos de Teatro de México. Miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, del Seminario de Cultura Mexicana (1962), del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, de la junta de gobierno del FCE. Codirector del Centro Mexicano de Escritores y vicepresidente de la Asociación de Críticos e Investigadores de las Artes Plásticas. Ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua en 1951, y la dirigió de 1960 a 1972. Formó parte del grupo de los Siete Autores Dramáticos o Los Pirandellos, junto con Carlos Noriega Hope, Ricardo Parada León, Víctor Manuel Díez Barroso, José Joaquín Gamboa y Carlos y Lázaro Lozano García. Premio Nacional de Letras 1975. Firmaba con los seudónimos Justo Adalid, El bachiller cronista, Don Juan Manuel, Fradique, Lorenzo de la Torre, entre otros. Su obra ha aparecido en Antología de prosistas modernos de México, Antología de cuentos mexicanos de Bernardo Ortiz de Montellanos, Cuentos mexicanos de autores contemporáneos, Antología de poetas modernos, entre otras.
- Justo Adalid
- El bachiller cronista
- Juan Carcoma
- Don Juan Manuel
- El duende de la biblioteca
- Espectador
- Fradique
- Peer Gynt
- Humus
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- Martín el bibliófilo
- Martín el bibliógrafo
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- Miguel de Montaigne
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- Peter Pan
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México Moderno. Revista de Letras y Artes
Revista de la Universidad de México
Revista de Revistas
Letras de México. Gaceta literaria y artística
El Hijo Pródigo. Revista Literaria
Cuadernos Americanos. La revista del mundo nuevo
Rueca
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Academia Mexicana de la Lengua
Academia Mexicana de la Lengua
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Universidad Nacional Autónoma de México UNAM
Universidad Nacional Autónoma de México UNAM
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Biblos. Boletín semanal de información bibliográfica publicado por la Biblioteca Nacional (1919-1922; 1925-1926)
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Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura INBA
Universidad Nacional Autónoma de México UNAM
Imprenta Universitaria
Biblos. Boletín semanal de información bibliográfica publicado por la Biblioteca Nacional (1919-1922; 1925-1926)
El Nacional
El Universal Ilustrado
Revista de la Universidad de México
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La Falange. Revista de Cultura Latina