Sacerdote y filólogo. Fue párroco de comunidades indígenas, cuyas lenguas aprendió. Bibliotecario y profesor del Seminario Conciliar de México (1919-1924), profesor e investigador universitario y fundador y director del Seminario de Cultura Náhuatl a partir de 1956. Fue académico de la Lengua y de la Historia. Entre otras distinciones fue Premio Nacional de Literatura (1965) y doctor honoris causa de la Universidad Nacional Autónoma de México (1951). Estudioso de la literatura colonial, tanto española como indígena, notable políglota y prolífico traductor del griego, latín, hebreo y náhuatl. De sus versiones directas del teatro griego: Las diecinueve tragedias de Eurípides (1963), Las siete tragedias de Esquilo (1962), Las once comedias de Aristófanes (1967), todas ellas en la popular colección “Sepan cuántos...” de la editorial Porrúa (México), se hicieron varias ediciones. Se le debe, sobre todo, la primera exploración científica y traducción de los textos coloniales en náhuatl, que dio a conocer en varias compilaciones: Poesía indígena de la altiplanicie (1940), Épica náhuatl (1945) y Poesía náhuatl (1964-1967, 3 vols.), las tres publicadas por la unam (México), y en estudios críticos: Historia de la literatura náhuatl (Porrúa, 1953-1954, 2 vols.) y La literatura de los aztecas (México, Joaquín Mortiz, 1964). También es autor de una gramática del náhuatl, que acompaña de traducciones de textos clásicos (La llave del náhuatl, Porrúa, 1940) y editor de varias ediciones de crónicas coloniales. Su labor de traducción y divulgación de la literatura náhuatl debe situarse en el contexto de la construcción del nacionalismo mexicano del siglo xx, ligado a los descubrimientos arqueológicos y a la naciente antropología, que alimentará la política indigenista del Estado. Contemporáneo de vanguardias literarias y artísticas, aunque ajeno a ellas, Garibay fue un hombre de personalidad singular, religiosidad tradicional y escasas veleidades, pero incansable, seguro de su conocimiento, osado en sus interpretaciones y desenfadado en su trato personal. Como traductor humanista, su empeño en ver retratada una cultura y literatura clásicas en los, a menudo, crípticos manuscritos del náhuatl colonial, cosa que en su tiempo ya se le criticó, debe entenderse en un contexto de enorme desdén por lo indígena y de admiración por lo europeo, y obedece a su anhelo de ver incorporada la cultura mesoamericana a las grandes civilizaciones de la humanidad. Su obra crítica contiene numerosas referencias a los problemas de traducción. Destaca en ella el hecho de traducir de distintas maneras los mismos textos: “la versión no es calco sino transfusión de vida”, respondió a quienes le achacaron su indecisión. Además de tratar abiertamente el problema de la interpretación de los originales puso sobre el tapete la dificultad del acercamiento a textos que eran a su vez transcripciones efectuadas bajo la mirada de los misioneros. Por todo ello y por la magnitud de su obra sigue siendo referencia obligada para todo estudioso del náhuatl clásico y del período prehispánico y colonial, y es piedra de toque para la crítica de las representaciones tradicionales de la cultura azteca. Su labor ha sido continuada por su discípulo, también traductor y reconocido especialista, Miguel León-Portilla.
Bibl.: Christopher Domínguez Michael, Diccionario crítico de la literatura mexicana (1955-2005), México, Fondo de Cultura Económica, 2007. || Miguel León-Portilla, “Ángel María Garibay” en E. Florescano y R. Pérez Monfort (eds.), Historiadores de México en el siglo xx, México, Fondo de Cultura Económica, 1995,60-70. || Gertrudis Payàs, “Algunas claves de la traductología para entender al Padre Garibay”, Escritos 30 (2004), 107-135. || Amos Segala, Literatura náhuatl. Fuentes, identidades, representaciones, México, Grijalbo, 1990.
Gertrudis Payàs
1995 / 13 jul 2018 11:23
La investigación literaria más importante en este campo [la investigación literaria indigenista], realizada a partir de 1937, fue la emprendida por Ángel María Garibay K. (1892-1967) al traducir, estudiar y valorar la cultura de nuestros antepasados indígenas del altiplano mexicano. Gracias a sus trabajos –y a los de su discípulo, colaborador y continuador Miguel León-Portilla (1926)– hemos podido conocer en versiones directas y sabias los poemas líricos, sacros y épicos, y los textos históricos, morales y filosóficos de la vieja cultura náhuatl, y contar, al mismo tiempo, con una madura formación crítica y erudita. A la obra de estos investigadores, que continúan el esfuerzo de una ilustre tradición de indigenistas y americanistas, se debe con mucho el esclarecimiento de los orígenes de nuestra historia cultural prehispánica y la divulgación de textos cuya belleza fulge ya perdurablemente en nuestro cielo literario. Las obras principales del padre Garibay son la Historia de la literatura náhuatl (2 vols., 1953 y 1954) y los tres volúmenes de Poesía náhuatl (1964, 1965 y 1968) con transcripción de los textos originales, traducciones y notas del Ms. Romances de los señores de la Nueva España, completos, y de 118 poemas de Ms. Cantares mexicanos, empresa que la muerte le impidió concluir.
Estudió en el Seminario Conciliar de México, donde al poco tiempo fue nombrado bibliotecario y, años después, profesor (1917-1919). En la institución entró en contacto con las culturas precolombinas, que motivó su aprendizaje autodidacta de doce dialectos del náhuatl, paralelamente al estudio obligatorio del latín, el griego y el hebreo. En 1917 se ordenó sacerdote e inició sus labores en Jilotepec, Hidalgo, donde se dedicó al estudio de la lengua y la cultura otomíes. Desde 1924 ejerció su ministerio en localidades del Estado de México como San Martín de las Pirámides, Huixquilucan, Tenancingo y Otumba, en donde a la vez que realizaba sus estudios lingüísticos, etnográficos e históricos (inéditos en su mayoría), se preocupó por el mejoramiento sanitario, social y económico de sus feligreses. Su conocimiento del francés, inglés, alemán, italiano y ruso le permitió estar al día en las más diversas áreas del conocimiento. En 1941 interrumpió su labor misionera al ser nombrado Canónigo Lectoral de la Basílica de Guadalupe; su ocupación principal fue el estudio y explicación de los textos bíblicos, a partir de sus lenguas originales (hebreo, griego y arameo). En 1952 ingresó como profesor extraordinario en la Facultad de Filosofía y Letras (ffl) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Fundó y dirigió el Seminario de Cultura Náhuatl, dentro del Instituto de Investigaciones Históricas de la unam. Colaboró en numerosas publicaciones científicas, religiosas y culturales, como Ábside (1937-1966), América Indígena (1955-1962), Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía (1934), Boletín Bibliográfico de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (1957 y 1959), Cuadernos Americanos (1958-1959), La Dama Católica, El Estudiante (1913-1915), Estudios de Cultura Náhuatl (1959-1967), Filosofía y Letras (1945 y 1957), Hoy (1957), Lábaro (1913), Lectura (1964-1967), Letras de México (1943), Las Letras Patrias (1954), El Libro y el Pueblo (1963 y 1965), Mexicana Review (1941), México en el Arte (1950), Nouvelles du Mexique (1957, 1959), Tlalocan (1943-1957), Universidad de México (1956-1967), entre otras. Durante muchos años desarrolló la actividad periodística a través de los diarios de la Ciudad de México como en Excelsior (1939-1940), con la columna “Hoy y siempre”, aparecida de manera anónima o bajo el seudónimo de “Marco Márquez”; El Universal (1955-1959) y Novedades (1960-1967), en cuyas páginas se ocupó de los más diversos temas culturales, sociales y políticos. Recibió numerosos homenajes y reconocimientos: por su labor eclesiástica. Fue nombrado Canónigo Honorario del Cabildo de la Catedral Metropolitana, Capellán Secreto del Papa Pío xii y Prelado Doméstico de Paulo vi. Múltiples fueron los reconocimientos académicos por su contribución al estudio y divulgación de la cultura náhuatl. Sus restos descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Estado de México, desde el 31 de diciembre de 1974.
Ángel María Garibay Kintana inició en México el estudio de las culturas prehispánicas. Con todo y opiniones en contra, propuso la existencia de una literatura nativa. De esta convicción surgieron numerosos estudios y versiones, entre los que destacan los tres volúmenes de Poesía náhuatl y la monumental Historia de la literatura náhuatl. Su preocupación por el pasado indígena lo llevó a realizar las ediciones de las imprescindibles Historias de Sahagún, Landa y Durán. Además del rescate de las expresiones culturales mexicanas, se dedicó con entusiasmo a la traducción de los dramaturgos griegos: Esquilo, Sófocles, Eurípides y Aristófanes. Resultado de su labor como Canónigo de Guadalupe son numerosos sermones y versiones de textos bíblicos, la mayoría de los cuales permanece aún inédita, así como gran parte de su obra de creación. A pesar del reconocimiento como ilustre filólogo, nahuatlato, hebreólogo y helenista, no rechazó pequeñas labores y escribió prólogos, elaboró índices, revisó y anotó voces indígenas para obras ajenas. Fue director del Diccionario Porrúa de historia, biografía y geografía, hasta su muerte. Sus cuentos, por los temas y el estilo, recuerdan la ingenuidad de las leyendas populares donde la naturaleza cobra gran importancia, la misma que tiene en su poesía, en la que los elementos naturales se corresponden con los estados anímicos. Utilizó formas clásicas de versificación, en especial, el soneto.
- Marco Márquez
Instituciones, distinciones o publicaciones
Premio Nacional de Ciencias, Letras y Artes
Facultad de Filosofía y Letras FFyL (UNAM)
Instituto de Investigaciones Históricas IIH (UNAM)
Ábside. Revista de cultura mexicana
Cuadernos Americanos. La revista del mundo nuevo
Letras de México. Gaceta literaria y artística
Las Letras Patrias
México en el Arte
Revista de la Universidad de México
Academia Mexicana de la Lengua
Universidad Nacional Autónoma de México UNAM
Academia Mexicana de la Lengua