Enciclopedia de la Literatura en México

Cuentos frágiles

mostrar Introducción

Cuentos frágiles (1883) fue el único libro que Manuel Gutiérrez Nájera publicó en vida. El volumen, en el que se compilan quince relatos, es un panorama de la problemática del mundo cotidiano en el último tercio del siglo xix, donde se retratan diversos temas como la corrupción de la moral (“Después de las carreras”), el suicidio (“Los suicidios”), la venganza ( “La venganza de Mylord”), las costumbres de la burguesía (“La novela del tranvía”), la condición social del artista  (“La hija del aire”) y los desprotegidos (“La mañana de San Juan”).

Los textos oscilan entre la crónica, el ensayo y el cuento, por lo cual el autor habría de calificarlos como “frágiles”, sobre todo si se les compara con otros libros de la época, tales como Paisajes y leyendas de Altamirano (1884) o Las minas y los mineros (1881) de Pedro Castera.

Editado por la Imprenta del Comercio de E. Dublán y Cía. se trató del número inicial de la Biblioteca Honrada que el mismo Gutiérrez Nájera se proponía dirigir, y de la que, sin embargo, no vio la luz más que este sólo volumen. Antes de ser publicados como libro aparecieron algunos textos desde 1877, en diferentes periódicos nacionales como: El Cronista de México, El Nacional, La Libertad y El Noticioso. Cuentos frágiles puede considerarse como el inicio del cuento modernista en México.

mostrar El inicio del modernismo

El modernismo surge en Hispanoamérica en la últimas décadas del siglo xix. Se caracteriza por asimilar distintas tendencias estéticas como el parniasanismo, simbolismo, decadentismo y naturalismo. Iván A. Schulman considera que José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera fueron los iniciadores del modernismo ya que entre 1875 y 1882 ambos desarrollaron nuevos recursos narrativos que renovaron la prosa de su época.[1] 

La idea de modernismo se puede traducir, según Ángel Rama, en las diferentes maneras en que América Latina se incorpora a la modernidad generada por la civilización industrial del siglo xix.[2] Dicho acoplamiento, se da de forma rápida y violenta en el último tercio del siglo antepasado, gracias a la presión de los países europeos y sobre todo de los Estados Unidos.[3] Esto generará que se comiencen a sentar las bases para que una nueva cultura materialista, impulsando los conceptos económicos como el mercado a todas las actividades del hombre, incluyendo las artes y la literatura. Así, los modernistas reaccionaron en contra del contexto socioeconómico de la época. El positivismo y el materialismo impulsados por el desarrollo industrial que marcaban una transición en el orden social, económico y político. 

mostrar La perla en el escaparate de un joyero

La Biblioteca Honrada que anheló conformar el Duque Job buscaba “lo delicado y lo pequeño: eso que es la perla en el escaparate de un joyero, azahar en la guirnalda de las novias [...] No se dirige, como algunas bibliotecas, al auditorio turbulento de la calle”.[4] Además, esta idea implicaba entender la naturaleza del escritor como un explorador e intérprete de la armonía universal, lo que requería una gran sensibilidad para relacionarse con el mundo que lo rodeaba.

En este sentido Cuentos frágiles es un conjunto de pequeñas "joyas", textos muy breves que además hacen una crítica social por medio de cuadros y algunas crónicas, en donde se vislumbran los problemas sociales de fines del siglo xix.

Esta misma noción es la que lleva a su autor a clasificarlos como “frágiles”, pues está consciente de que sus relatos no poseen una filiación clara con el cuento tradicional. En este sentido, como advierte Alicia Bustos Trejo, se alejan de lo que Edgar Allan Poe establece como los rasgos esenciales del cuento decimonónico, perceptiva que habría de extenderse en la literatura nacional.[5] Por ejemplo, el autor estadounidense asegura que tanto el ritmo como el lenguaje metafórico restan verosimilitud al relato, opacando la forma en la que es presentada la realidad, uno de los objetivos de la narrativa.[6] El escritor que tome como eje de su prosa lo puramente bello se encontrará en desventaja, ya que la belleza es mejor tratada en un poema. En este sentido Gutiérrez Nájera fue un escritor que todo el tiempo apuntaba a la bello, siendo esta, la belleza, uno de sus ideales.

mostrar Las mujeres del Duque

Entre los temas de Cuentos frágiles destacan aquellos que comprenden los aspectos sociales de la época. Alicia Bustos Trejo indica que “el autor abarca dichos aspectos desde dos perspectivas: una objetiva, la otra íntima”.[7] La primera se encarga de apuntar hacia las miserias morales de las clases sociales, sin importar su rango, y la segunda, muestra el carácter humano de sus personajes quienes son víctimas de la adversidad y de un destino fatal.

Desde esta perspectiva social el tema de la mujer es recurrente. El espectro de personajes femeninos de Cuentos frágiles, puede bien dividirse en tres: “la mujer caída”, “la mujer fatal” y “la mujer frágil". La primera, al no contar con la protección de un “matrimonio” o “una familia”, recurre como última opción a “hacer de su belleza un negocio por acciones”, como en “Historia de una corista”, o en última instancia a la prostitución, como se ve en el cuento “En la calle”.

La introducción del primer relato está a cargo de un  narrador intradiegético que nos presenta la carta de una comedianta francesa:

Para edificación de los gomosos entusiastas que reciben con laureles y con palmas a las coristas importadas por Mauricio Grau, copio una carta que pertenece a mi archivo secreto y que –si la memoria no me es infiel– recibí, pronto hará un año, en el día mismo en que la troupe francesa desertó de nuestro teatro.[8]

A partir de que se introduce la carta, la voz narrativa pasa a la protagonista quien, desde una primera persona, cuenta su historia: desde que era niña y vivía en París hasta que llegó a México y se convirtió en corista:

Yo no aspiré jamás a vivir, como artista, del teatro. Apenas sabía leer; mis grandes conocimientos musicales hubieran atraído sobre mi cabeza un aguacero de cocidas. O el arte no se había hecho para mí, o yo no había nacido para el arte. Lo único que buscaba en el teatro era a manera de la exposición permanente y bien situada de un aparador aristocrático.[9]

Por su parte, en el cuento “En la calle” se nos presenta al personaje de Cecilia, una mujer que, debido a su precaria situación económica, elige ganarse la vida por medio de la prostitución y así se salva de morir tísica, como sugiere el narrador omnisciente, hace su hermana:

Cecilia entornaba los párpados para no sentir la cruda reverberación del sol. La sombrilla roja arrojaba sobre  su cara picaresca y su vestido lila, un reflejo de incendio. El anca de los caballos, herida por la luz, parecía de bronce florentino. Los curiosos, al verla, preguntaban: 
—¿Quién será? Y un amigo filósofo, haciendo memoria de cierta frase gráfica, decía:  Nada más la enfermita moribunda conoció a esa mujer. Era su hermana.[10]

Por otro lado, a partir de las últimas décadas del siglo xix los movimientos feministas a lo largo de Europa cambiaron el imaginario social de la mujer, lo que despertó en los hombre un miedo cada vez mayor por su participación social, política y artística. En cuanto a la literatura, a mediados del siglo xix, aparece la figura de la mujer adúltera en obras de gran importancia como Madame Bovary (Gustave Flaubert, 1857) y Ana Karenina (Leon Tolstoi, 1877), por mencionar algunas. Dicha preocupación se puede apreciar también en la cuentística de Manuel Gutiérrez Nájera y en la incidencia de personajes femeninos que, al ser funestos para los protagonistas masculinos, bien pueden identificarse con el prototipo de la mujer fatal.

En el cuento de Gutiérrez Nájera  “La venganza de Mylord”, el narrador en segunda persona describe al personaje de Alicia: “¿Será honrada?, ¿será honesta? Las mujeres la miran con desprecio y los hombres la cortejan. Nadie podría decir quién es su amante o quién lo ha sido, pero todos tienen la certidumbre de que alguno lo será”.[11] Lo que le permite al lector especular sobre el fin que tendrá el personaje. La anécdota surge y se narra cómo un día el amante llega a su vida y su destino, tal como lo predijo una adivina, cambia trágicamente. Mylord, el esposo de Alicia, se da cuenta de que ésta le es infiel y, vuelto loco por los celos, decide acabar con ellos:

Los amantes, que habían vuelto a cerrar las persianas, nada veían. ¿A dónde iban? De pronto las yeguas se detuvieron, como si alguna mano de gigante las hubiera agarrado por los cascos. Relinchando, miraban el abismo que abrían a sus plantas [...] No se escuchó ningún grito, ni una queja. A veinte varas de distancia se halló el cadáver del cochero. Era el marido de Alicia.[12]

Por su parte “En el Hipódromo”, se hace una comparación entre el caballo y la mujer. Inicia con la descripción del caballo y después se sigue con la imagen de la mujer, destacando y comparando los atributos peligrosos e incluso mortales de ambos:

—Tus piernas son nerviosas –¡oh, caballo!–, mis dedos quieren esconderse entre tus crines, y cuando tú, alargando el noble cuello, dilatas la nariz y corres, como un dardo disparado, yo siento las palpitaciones de tu carne y te poseo y te amo, ebrio de orgullo. Bien sé que en uno de tus botes puedes arrojarme a distancias enormes, como se arroja un saco de huesos desde lo alto de una torre. Mi cuerpo irá a caer en la barranca o quedará desamparado en la llanura, siendo pasto de buitres. Pero, ¿qué importa? ¡yo te amo! 
—Tus ojos –¡oh, mujer!– ocultan el amor al propio tiempo que la muerte, porque son negros como la noche y en la noche reinan las pálidas estrellas y los perversos malhechores.[13]

Otro tipo femenino que se observa en estos relatos es la “mujer frágil”. En la narrativa decimonónica  “las heroínas familiares” de las que habla Abba Goolg Woolson en su libro Woman in American Society, según recuerda José Ricardo Chaves, son mostradas como seres frágiles, indefensos y dulces, que se encuentran flotando entre los límites del mundo material y espiritual. Además, continúa José Ricardo Chaves, la mujer frágil es aquella moribunda y tísica que se aprecia en la pintura y se describe en la literatura del siglo xix. La enfermedad es parte de la virtud femenina; morir por el ser amado es la máxima prueba de virtud.[14]

Por ejemplo en el cuento “En la calle” la protagonista es una mujer que: “casi una niña, flaca, pálida, de cutis transparente como hojas delgadas de porcelana china, de ojos negros, profundamente negros, circuidos por las tristes violetas del insomnio”.[15] Siguiendo el vínculo “enfermedad-delgadez-virtud”[16] del que habla José Ricardo Chaves, podemos afirmar que a fines del siglo xix era común que la figura de la mujer frágil fuera confundida con la de la enferma, incluso con la de la muerta. Como ejemplo de lo anterior, encontramos personajes como Antonia del cuento “La pasión de pasionaria”, quien es descrita:

Paciente, sufridísima, amorosa, se veía en los ojos de su marido y en el fresco pálpito de la niña. Las comadres del pueblo, viendo su tez pálida, sus grandes ojos, su enfermizo cuerpo, decían que la mamá de Pasionaria no haría huesos viejos. Ella, alegre y resignada, esperaba la muerte cantando, como aguardan las golondrias el invierno.[17]

mostrar La voz entre la muchedumbre

En la mayoría de los Cuentos frágiles aparece un narrador en primera persona, testigo, que observa y podría ser considerado como un flâneur, figura de la modernidad que primero atiende Baudelaire. Walter Benjamín, en El libro de los pasajes, define a la mirada del flâneur como aquella “en cuya forma de vida todavía se asoma con un resplandor de reconciliación la futura y desconsolada forma de vida del hombre de la gran ciudad. El flâneur está aún en el umbral, tanto de la gran ciudad como de la clase burguesa. Ninguna de las dos ha podido con él todavía”.[18] 

El narrador flâneur, caminante sin rumbo, descubre en la ciudad sentimientos que le despiertan tanto horror como fascinación. Los personajes que habitan la ciudad son protagonistas de grandes pasiones, miserias, venganzas e injusticias, las cuales ponen al descubierto su “fragilidad” humana. La experiencia de este narrador hace referencia a un personaje que, a través de la vida moderna, tiene experiencias de carácter sensorial y sensual. Se trata de una voz que narra el ritmo de la vida, las personas que viajan a su lado y que se hace preguntas por sus historias personales:

¿Quién era mi vecino? De seguro era casado, y con hijas. ¿Serían bonitas? La existencia de esas desventuradas criaturas me parecía indisputable. Bastaba ver aquella levita calva, por donde habían pasado las cerdas de un cepillo, y aquel hermoso pantalón con su coqueto remiendo en la rodilla, para convencerse que ese hombre tenía hijas.[19]

Manuel Gutiérrez Nájera da vida a sus conciudadanos, personajes anónimos, una multitud de seres que se cruzan en sus quehaceres diarios sin conocerse mutuamente:

El sol parece enrojecer la seda de las sombrillas y la sangre de las venas: ¡quizá ya no la veas mañana, pobre niña! Toda esa muchedumbre canta, ríe: tú ya no tienes fuerzas para llorar y ves ese mudable panorama, como vería las curvas y los arabescos de la danza el alma que penase en los calados de una cerradura.[20]

mostrar La nueva prosa

Jorge Ávila Storer afirma que el modernismo queda definido en dos volúmenes del Duque Job que toman vital relevancia en nuestra narrativa, estos son: Cuentos frágiles y Por donde se sube al cielo, novela por entregas que se publicó entre los meses de junio y octubre de 1882.[21]

Díaz Alejo, por su lado, señala que el modernismo que caracteriza a las obras citadas en el párrafo anterior se alimentó del mundo social: “Manuel Gutiérrez Nájera, poseído de un espíritu regenerador [...] pretende depositar allí (en la clase pudiente) la semilla que debe modificar los conceptos y los ritmos de convivencia social”.[22]

Además, Alicia Bustos Trejo agrega que “la intención de Gutiérrez Nájera es crear una conciencia de los problemas que más afectaban a la sociedad de su tiempo”.[23] Afirma que es Gutiérrez Nájera el iniciador del movimiento modernista desde sus inicios, visión que proyectaba el escritor sobre una nueva prosa capaz de expresar un universo distinto.

Finalmente, la narrativa najeriana no sólo es el inicio del modernismo, sino que en su momento fue una nueva propuesta para replantear lo que hasta ese entonces se había hecho dentro del marco de la cuentística decimonónica. Gracias a que Gutiérrez Nájera rompe con los límites de la prosa de su época es que surgen nuevas posibilidades narrativas, que pronto fueron seguidas por autores como José Asunción Silva, Julián del Casal, Amado Nervo, Salvador Díaz Mirón, José Juan Tablada y Rubén Darío, entre otros.

mostrar Bibliografía

Ávila Storer, Jorge, “La poética de la contemplación en un texto de Manuel Gutiérrez Nájera”, Literatura Mexicana, núm. 1, año 11, pp. 113-135.

Benjamin, WalterLibro de los pasajes, ed. de Rolf Tiedemann, Frankfurt, Ediciones Akal, 2004.

Bustos Trejo, Alicia, “Prólogo”, en Gutiérrez Nájera, ManuelNarraciones (Antología), selec., ed., pról. y notas de Alicia Bustos Trejo y Ana Elena Díaz Alejo, adv. ed. de Ana Elena Díaz Alejo, México, D. F., Universidad Nacional Autónoma de México/ Instituto de Investigaciones Filológicas, 2005.

Chaves, José Ricardo, Cultura y sexualidad en la literatura de fin de siglo xix, México, D. F., Universidad Nacional Autónoma de México, 2007.

Clark de Lara, Belem, “Introducción”, en Gutiérrez Nájera, ManuelObras xi. Narrativa i. Por donde se sube al cielo (1882), pról., introd., notas e índs. de Belem Clark de Lara, ed. de Ana Elena Díaz Alejo, México, D. F., Universidad Nacional Autónoma de México/ Instituto de Investigaciones Filológicas, 1994.

Gutiérrez Nájera, ManuelCuentos frágiles, ed., pról. y notas de Alicia Bustos Trejo, adv. ed. de Ana Elena Díaz Alejo, México, D. F., Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 67), 1993.

Poe, Edgar AllanEnsayos y críticas, ed. y trad. de Julio Cortázar, Madrid, Alianza Editorial, 1973.

Schulman, Iván A., El proyecto inconcluso. La vigencia del modernismoMéxico, D. F., Siglo xxi/ Universidad Nacional Autónoma de México, 2002.

mostrar Enlaces externos

Bornay, Érika, "¿Quién teme a la “Femme Fatale”? Génesis y desarrollo del mito en el siglo xix", (consultado julio de 2014).

Clark de Lara, Belem, "Por donde se sube al cielo y la poética de Manuel Gutiérrez Nájera", (consultado julio de 2014). 

Kurz, Andrés, "La transformación de estereotipos femeninos en el modernismo mexicano a raíz de una adaptación de El retrato de Dorian Gray", (consultado julio de 2014).

Pacheco, José Emilio, "Manuel Gutiérrez Nájera: El sueño de una noche porfiriana", (consultado julio de 2014).

 

Otras obras de la colección (Nuestros Clásicos):

Obras por número o año

Obras por género literario

La Regenta I
Introducción de Huberto Batis, Juan M. Lope Blanch 115823. México: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos).

Antología de la poesía latina
Vv aa.
Selección, versión rítmica, prólogo y notas de Rubén Bonifaz Nuño, Amparo Gaos Schmidt, México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 1).

Facundo
Introducción y notas de Emma Susana Speratti Piñero. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 2) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

Diálogos de la vejez y la amistad
Traducción, introducción y notas de Agustín Millares Carlo. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 4) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

Cuentos escogidos
Selección e introducción de Arturo Souto Alabarce. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 5) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

Doña Perfecta
Introducción de Max Aub. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 6) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

Comedias escogidas I y II : Las paredes oyen. La verdad sospechosa. Ganar amigos. La prueba de las promesas
Edición, prólogo y notas de Agustín Millares Carlo. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 7) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

Ensayos escogidos
Prólogo de Juan José Arreola. Traducción de Constantino Román y Salamero. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 9) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

Cancionero de romances viejos
Edición de Margit Frenk. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 20).

El contrato social
Introducción de Raúl Cardiel Reyes. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 23) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

La Araucana de Alonso de Ercilla
Introducción de Arturo Souto Alabarce. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 25) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

Recuerdos de Sócrates. Banquete. Apología
Introducción, versión y notas de Juan David García Bacca. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 30).

Lírica hispánica de tipo popular : Edad Media y Renacimiento
Compilación, prólogo y notas de Margit Frenk. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 31).

Antología poética de Rubén Darío
Estudio preliminar de Ernesto Mejía Sánchez. Selección de Pedro Henríquez Ureña. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 36).

La gaviota ; El jardín de los cerezos
Prólogo de Miguel Guardia. Traducción al español de Lydia Kúper. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 38) / Programa Editorial de la Coordinación de Humanidades [UNAM] / Coordinación de Humanidades [UNAM].

El retrato de una dama I y II
Introducción de María Enriqueta González Padilla. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 43) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

La vida de Marco Bruto de Francisco de Quevedo
Estudio preliminar de Carlos Montemayor. México: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 49).

Los Sertones I y II
Traducción de Velia Márquez. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 50) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

Las cartas a Lucilio de Séneca
Estudio preliminar de Carlos Montemayor. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 53).

Tres dramas históricos de William Shakespeare
Versión rítmica, prólogo y notas de María Enriqueta González Padilla. México: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 55).

La tragedia de Ricardo III
Versión rítmica, prólogo y notas de María Enriqueta González Padilla. México: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 57).

Noche de Epifanía o lo que queráis
Traducción, prólogo y notas de Federico Patán. México: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 58).

El retorno de Casanova
Introducción de Mariana Frenk-Westheim. Traducción de Guillermo Fernández. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 59) / Dirección General de Publicaciones [UNAM].

Los papeles de Aspern ; Daisy Miller
Traducción de Sergio Pitol. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 61).

Dafnis y Cloe
Traducción y prólogo de María de Lourdes Rojas Álvarez. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México (Nuestros Clásicos; 62).