A lo largo de las tres partes de Enrique VI, William Shakespeare (1564-1616) va construyendo un personaje que tendrá su pleno y desconcertante desarrollo en una obra que funcionará como epílogo de la trilogía: Ricardo III (concebida alrededor de 1592 y 1593, cuando el dramaturgo bordeaba los treinta años de edad).Entre los muchos destinos que se entrecruzan en estos primeros dramas históricos de Shakespeare –donde se revisa la vida de la corte en el siglo XV y el surgimiento de la nueva dinastía de los Tudor– destaca la historia del ascenso del duque de Gloucester.
Para María Enriqueta González Padilla, La tragedia del rey Ricardo III es una de las más completas representaciones del desquiciamiento que trae consigo la ambición y el afán de poder cuando se establecen como tiranía. El tema recurrente de los dramas históricos de Shakespeare es “la preocupación del dramaturgo por su patria, la expresión de sus convicciones políticas, en las que se hallan firmemente su respeto al orden público y su creencia de que un designio superior conduce a los hombres, lo mismo que a los pueblos, a la realización de sus destinos”.
La revisión del pasado tiende a configurar el rostro de una patria, sus profundos conflictos: “He aquí el invierno de nuestras desdichas”. La tragedia del rey Ricardo III es uno de los dramas históricos más impresionantes del repertorio shakespereano.