Nació en Córdoba, Veracruz, el 12 de noviembre de 1923; muere en la Ciudad de México, el 31 de enero de 2013. Poeta y ensayista. Licenciado en Derecho por la Escuela Nacional de Jurisprudencia, obtuvo la maestría y el doctorado en Letras Clásicas en la UNAM. Fue jefe de redacción de la Dirección General de Información; jefe de Servicio Técnico Editorial; profesor y coordinador de los Colegios de Letras en la FFyL; fundador de la cátedra Seminario de Traducción Latina; miembro de la comisión que reformó los planes de estudio del Colegio de Letras Clásicas; director de la Dirección General de Publicaciones; investigador en el Instituto de Historia; coordinador de Humanidades, creador de los centros de Lingüística Hispánica de Traductores de Lenguas Clásicas y de Estudios Mayas; presidente de la comisión editorial; fundador y director del IIFL; director de la colección Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana; director del Seminario de Estudios para la Descolonización de México; miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM; miembro de Número de la Academia Mexicana de la Lengua de 1963 a 1996 cuando renunció a ella; miembro de El Colegio Nacional (1972) y presidente de la Sociedad Alfonsina desde 1986 hasta 2000. Ingresó a la Academia Latinitati Inter Omnes Gentes Fovendae de Roma, en 1984. En 1991, la Coordinación de Humanidades de la UNAM creó en su honor la colección de libros de poesía El Ala del Tigre. Traductor de Lucrecio, Catulo, Virgilio, Horacio, Ovidio, Propercio, Lucano, César, Homero, Píndaro y Eurípides. Becario del MCWC, 1951; de la Fundación Guggenheim, 1984. Miembro del SNI como Investigador Emérito hasta 1993, desde ese año miembro del SNCA, como Creador Emérito. Premio Nacional de Letras 1974. Orden del Mérito de la República Italiana, en grado de Comendador, 1977. Maestro honoris causa 1980 por la UAEM. Diploma de Honor 1981 en el XXXII Certamen Capitolino de Roma (el primero otorgado a un escritor de lengua española). Premio Latinoamericano de Letras Rafael Heliodoro Valle 1980. Doctor honoris causa 1984 por la Universidad de Colima y en 1985 por la UNAM. Premio Internacional Alfonso Reyes 1984. Premio Jorge Cuesta 1985. Doctor honoris causa 1992 por la UV. Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde 2000. Premio Francisco Javier Clavijero 2004. Medalla Rosario Castellanos 2005. Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval 2007 por su trayectoria. Medalla de Oro de Bellas Artes 2008. Premio al Mérito Cultural “Carlos Monsiváis” 2012, otorgado por el GDF.
Vive su primera infancia en el solar nativo y después pasa a radicar con su familia a la Ciudad de México, a donde es trasladado su padre, de oficio telegrafista. En el Distrito Federal hace todos sus estudios: asiste a la escuela primaria Doctor Porfirio Parra, ubicada en Villa Obregón; cursa sus estudios medios en la Secundaria Número 10 y el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria, donde conoce a Erasmo Castellanos Quinto. Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia en 1943 y en 1950 se titula como licenciado en derecho, profesión que nunca habrá de ejercer.
Años más tarde cursa y culmina sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, donde se titula primero como maestro en letras clásicas, en julio de 1968, y después como doctor en la misma disciplina, en marzo de 1971.
Desde 1966 es profesor titular de latín en dicha facultad y del seminario de este idioma (1961-1962) y de nueva cuenta a partir de 1969 hasta los días que corren. Es profesor fundador de la cátedra de Seminario de Traducción Latina, que comenzó a impartir en 1970; ha sido coordinador de los Colegios de Letras de la Facultad de Filosofía, miembro de la comisión que reformó los planes de estudio del Colegio de Letras Clásicas (1966) y comisionado para la revisión de dichos planes (1971-1972).
Desde 1966 es investigador de carrera del Instituto de Historia de la Universidad Nacional. En esta casa de estudios ha realizado prácticamente toda su carrera académica. Fue jefe de redacción de la Dirección General de Información, secretario de la de Publicaciones, jefe del Servicio Técnico Editorial, subdirector y director general de Publicaciones, entre 1957 y 1966.
El rector Javier Barros Sierra lo nombró coordinador de Humanidades y los siguientes rectores, Pablo González Casanova, Guillermo Soberón Acevedo, Octavio Rivero Serrano y Jorge Carpizo McGregor, lo ratificaron en el puesto. Durante su gestión intervino de manera directa en la creación de los centros de Lingüística Hispana, de Traductores de Lenguas Clásicas y de Estudios Mayas.
Es miembro de la Comisión Editorial de la UNAM, de la que, desde 1970, ocupa la presidencia. A partir de 1966 es miembro de la Comisión Dictaminadora de la Facultad de Filosofía y Letras y del Consejo de Estudios Superiores. Desde 1970 es el director de la colección Biblioteca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana, para la que ha preparado, en versiones rítmicas, ediciones de las Geórgicas, las Bucólicas y la Eneida de Virgilio; las Églogas de Dante; los Cármenes de Catulo; las Elegías de Propercio; El arte de amar y Remedios de amor de Ovidio, y De la naturaleza de las cosas de Lucrecio.
Se complementa su extraordinaria labor como traductor de los escritores grecolatinos con la Antología de la poesía latina (en colaboración con Amparo Gaos), una antología de poemas amorosos de Catulo, una antología de poetas griegos y la traducción del texto íntegro de las Metamorfosis de Ovidio.
Como comentador de arte, escribió un texto crítico y poético sobre la obra pictórica de Ricardo Martínez, para la colección de arte de la universidad, en 1965.
Agustín Yáñez fue uno de sus lectores más objetivos y quien brindó mayor estímulo para que incursionara en el terreno de la poesía. A instancia de Yáñez, el Fondo de Cultura Económica le publica Imágenes (1953) y diez años después, por su solicitud, Rubén Bonifaz Nuño ingresa a la Academia Mexicana de la Lengua como individuo de número. Su discurso de ingreso es contestado por don Agustín y versa sobre una de sus más legítimas preocupaciones, la poesía y el canto de los moradores prehispánicos, el Destino del canto (1963).
Desde el 3 de noviembre de 1972 es miembro de El Colegio Nacional, en cuya recepción dio lectura a su conferencia “La fundación de la ciudad” y fue recepcionado por don Miguel León-Portilla, con quien lo une amistad, amor y estudio hacia las lindes de la cultura autóctona mexicana.
De unos pocos años a la fecha dirige un instituto de la Universidad Nacional, en el que se dedica a la investigación de estas culturas anteriores a la conquista, y de las que ya ha dado fruto. Citamos tan sólo las dedicadas a la diosa Coyolxauhqui y al dios Tláloc.
Tiene una obra poética muy vasta. Su volumen De otro modo lo mismo (1979) reúne la poesía escrita entre 1945 y 1971. Se deben agregar además Tres poemas de antes (1978), no incluido en el volumen de 1979, As de oros (1980 y 1981), El corazón de la espiral (1983), una Antología personal (1983), Albur de amor (1987) y la Pulsera para Lucía Méndez (1989).
Humanista, investigador, traductor, crítico de arte, Rubén Bonifaz Nuño es, ante todo, un poeta. Su trabajo ha merecido reconocimientos en México y el extranjero. El gobierno del estado de Veracruz le otorgó el Premio Jorge Cuesta, las universidades de Colima y Nacional Autónoma de México le han conferido sendos doctorados Honoris Causa y por sus merecimientos literarios y académicos se hizo merecedor al Premio Alfonso Reyes.
Es miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional y de unos años al presente goza de una cantidad cada vez mayor de asiduos lectores.
Es Licenciado en Derecho, Maestro y Doctor en Letras Clásicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es miembro del Colegio Nacional de México y miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua. Es Doctor Honoris Causa por las Universidades de Colima, de Veracruz y por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha sido merecedor de la Beca Guggenheim, en 1984, y de varios premios, entre los cuales se menciona el Premio Internacional Alfonso Reyes, el Premio Nacional de Literatura y Lingüística, otorgado por CONACULTA, así como el Premio Ramón López Velarde, otorgado por el Gobierno de Zacatecas. Durante su gestión como Coordinador de Humanidades intervino directamente, en 1966, en la creación del Centro de Lingüística Hispánica y del Centro de Traductores de Lenguas Clásicas; en 1970, en la creación del Centro de Estudios Mayas y, en 1973, en la del Centro de Estudios Literarios, para en ese mismo año fundar el Instituto de Investigaciones Filológicas. Es investigador titular “C” de tiempo completo, definitivo e Investigador Emérito desde 1989. Sus líneas de investigación han sido la filología latina y la griega en autores como Catulo, Cicerón, Julio César, Virgilio, Ovidio, Propercio, Lucano, Homero, Eurípides y Píndaro. Ha impartido la asignatura de Latín en la Facultad de Filosofía y Letras. Además, ha cultivado la poesía en lengua española y ha sido estudioso de las culturas indígenas, razón por la que organiza y dirige el Seminario de Estudios para la Descolonización de México. Actualmente trabaja en la edición del Apéndice Virgiliano en colaboración con la Dra. Amparo Gaos y es el Director de la colección Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana.
Poeta y latinista. Estudió la licenciatura en Derecho, para luego completar su educación cambiando de orientación, pues obtuvo la maestría y el doctorado en Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México. En esta institución empezó su trayectoria como docente, en 1960, impartiendo clases de latín en la Facultad de Filosofía y Letras. Desempeñó varios puestos importantes en la UNAM, entre los que destacan los de fundador y director del Instituto de Investigaciones Filológicas y director de la “Bibliotheca Scriptorum Romanorum et Graecorum Mexicana”. Es autor de una extensa obra poética, traducida a varias lenguas. Fue Premio Nacional de las Letras en 1974, se le otorgó el Diploma de Honor del Certamen Capitalino de Roma, y en 1984 fue galardonado con el Premio Alfonso Reyes, entre muchos otros reconocimientos. Ha escrito varios estudios sobre las culturas prehispánicas, con un interés especial por la olmeca y la náhuatl. Ha sido miembro de la Academia Latinitati Fovendae de Roma y de la Academia Mexicana de la Lengua entre 1963 y 1996, y en 1972 fue admitido a El Colegio Nacional, además de haber obtenido el doctorado honoris causa por varias universidades. Una característica de la personalidad de Bonifaz Nuño es su interés simultáneo por dos culturas que podrían verse como fundamentalmente diferentes: la prehispánica y la grecolatina. Como alumno de Miguel León-Portilla, aprendió a desconfiar de los textos de las culturas prehispánicas que se dieron a conocer por medio de las traducciones de los españoles, pues no reconocía en ellos las características esperables en los pueblos prehispánicos. Por esta razón, confirma tener más confianza en la información que se puede conocer estudiando las piedras esculpidas dejadas por estas culturas, a las que no se acerca como si fueran obras de arte, sino “leyéndolas” como textos. Este interés por las antiguas culturas mexicanas define su actitud ante las que él llama imposiciones por parte de la Real Academia Española en cuanto al uso correcto del español: sostiene la idea de que en su uso del español, los pueblos americanos deben defender su distancia cultural con las normas europeas. El segundo gran interés de Bonifaz lo constituye la Antigüedad grecolatina. Dice que si bien los griegos han sido superados en muchos aspectos, no es así en cuanto a su dominio y cultivo de la palabra. De los romanos piensa que tiene relevancia todavía hoy su sentido del orden social (influenciado, tal vez, por su formación como jurista) y recuerda que también ese pueblo cultivó la palabra como expresión de la esencia de lo humano. Bonifaz Nuño empezó a publicar sus traducciones de textos clásicos de manera sistemática a partir de 1957, y llegó a verter veintidós obras griegas y latinas, de las cuales la mayoría se publicó en la “Bibliotheca Scriptorum Romanorum et Graecorum Mexicana” de la UNAM. Su traducción de la Eneida (1973), recibió buenos comentarios en la crítica, y aparte de Virgilio (del que también tradujo las Bucólicas, 1967) se ocupó de Ovidio (Metamorfosis, 1972; Arte de amar, Remedios del amor, 1975), Horacio (Sátiras, 1993; Épodos, odas y Carmen secular, 2007), Píndaro (Olímpicas, 1990; Píticas, 1991), Eurípides (Hipólito, 1998) y Homero (Ilíada, 1996-1997), en traducciones convenientemente acompañadas de notas e introducciones. Este humanista, que admira las traducciones de Alfonso Méndez Plancarte, muestra así cuáles son sus dos principales objetivos: compartir con sus lectores el placer que él mismo experimenta al leer los textos en cuestión, y explicar no solo las características formales de los mismos, sino también los valores que se evocan en ellos. Sobre la manera de traducir más adecuada, Bonifaz Nuño afirma que la versificación de los textos originales no constituye ningún obstáculo para traducirlos de manera literal, retomando la opinión de Marcelino Menéndez Pelayo, quien sostiene que la traducción de los poetas latinos no debe hacerse en prosa. La versificación preferida por Bonifaz no es la española, sino que persigue una transcripción silábico-acentual de los metros latinos. Lo hace, además, respetando el sentido de las palabras y las características formales de los textos, como los encabalgamientos, las construcciones y los giros sintácticos. Este apego al modelo es para Bonifaz la mejor garantía para lograr una calidad literaria en la traducción, y sus discípulos afirman que precisamente en ella se puede apreciar la perfección con que domina la gramática y las particularidades rítmicas tanto de los originales como de la lengua de llegada.
Bibl.: María Andueza, La flama en el espejo: Rubén Bonifaz Nuño, análisis y comentarios del texto, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1981. || Marco Antonio Campos, “El dueño de su lenguaje. Entrevista a Rubén Bonifaz Ñuño”, La Jornada Semanal, 10 de septiembre de 2000. || Aurora M. Ocampo et al., Studia humanitatis. Homenaje a Rubén Bonifaz Nuño, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Facultad de Filosofía y Letras, 1987. || Bulmaro Reyes Coria, “Un poeta que traduce”, La Jornada Semanal, 10 de septiembre de 2000.
Tine Wouters
09 dic 1988 / 03 sep 2018 14:09
En 1950 se graduó como abogado en la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Realizó una investigación sobre puntos fundamentales de la iconografía azteca mediante la beca Guggenheim. Su vocación por la literatura lo llevó a estudiar la maestría y el doctorado en Letras Clásicas en la misma unam. Ha colaborado en periódicos y revistas de México y del extranjero. Varios de sus trabajos han sido traducidos a otras lenguas. Desempeñó el cargo de Director de Publicaciones; maestro en la Facultad de Filosofía y Letras (ffl); varias veces Coordinador de Humanidades y fundador y director del Instituto de Investigaciones Filológicas de la unam, del cual fue investigador desde su fundación, en 1973.
Consciente de que la obligación del hombre de cultura es consagrarse a enseñar lo que ha aprendido, Rubén Bonifaz Nuño alentó y fortaleció en sus justas aspiraciones a los ya numerosos estudiantes que pasaron por sus aulas y a todos aquéllos que se acercaron a él en busca de estímulo y conocimiento. Su formación humanística lo llevó "hacia una poesía de síntesis en que se concilian el rigor clásico y las palabras en libertad, el oscuro y muchas veces atroz universo náhuatl y la tradición grecolatina". Imágenes (1953), es de corte clásico. En Los demonios y los días (1956), el poeta busca acercarse al lenguaje del pueblo con versos de contenido social y formas directas y coloquiales. Su poemario de amor, El manto y la corona (1958), balancea estos dos movimientos de su lirismo y logra uno de sus más bellos libros. En Fuego de pobres (1961), su sensibilidad ahonda en el problema social. Sin renunciar a la claridad expresiva del verso, evoca escenas perdidas, abre paso a las sensaciones, suelta la voz para decir lo que ha conocido y, a la postre, sabe poner en frases impulsivas sus afanes y sus esperanzas. Mediante su poesía, Bonifaz Nuño construyó su imagen de la vida. Sintió que el hombre, en la soledad o en medio de la civilización contemporánea, se deforma o no alcanza su plenitud. Sin embargo, su amargura es en el fondo optimista, pues afirma un porvenir en el cual, rehecho sobre nuevas bases, el hombre se erguirá completo y altivo. Siete de espadas (1966) descubre las correspondencias entre el universo náhuatl, que se hace carne en su poesía, y el universo latino que tan bien conoce. El ala del tigre (1969), vuelve a reunir tiempos paralelos de mundos culturales distintos: el indígena y el de la cuenca del Mediterráneo. La flama y el espejo (1971) es, al decir de varios críticos, uno de los más bellos y complejos poemas en lengua española, en donde la lírica se nutre de un trascendente erotismo. De otro modo lo mismo (1979) reúne sus libros anteriores, más algunos poemas no coleccionados escritos entre 1945 y 1965. As de oros (1980) y El corazón de la espiral (1983), son síntesis de sus preocupaciones y muestran, una vez más, el rigor de su oficio de poeta. Rubén Bonifaz Nuño fue el traductor principal, al español, de la literatura clásica latina. Sus trabajos sobre Virgilio, Catulo, Propercio, Ovidio, Lucrecio, entre otros, así lo demostraron. Pero Bonifaz Nuño no fue sólo maestro, poeta y latinista. Consciente de nuestra herencia cultural, analizó en el ensayo sus múltiples orígenes. No pudo pasarle inadvertido el pasado indígena; ejemplos luminosos de este interés son: Destino del canto (1963), “La fundación de la ciudad” (1972) –en el que, como en su poesía, vuelve a comparar el mundo clásico con el indígena, en este caso el maya–, y El arte en el Templo Mayor (1981). Poeta y prosista ejemplar, Bonifaz Nuño nos entronca, en su poesía como en sus ensayos, con las más antiguas tradiciones; supo intuir la coincidencia, en un momento dado, entre el plano del tiempo y el de la eternidad, y demostrarnos que la tarea del hombre es la adquisición del conocimiento; su destino, la libertad del espíritu, y el amor su única respuesta.
Instituciones, distinciones o publicaciones
Academia Mexicana de la Lengua
Centro de Estudios Clásicos (Instituto de Investigaciones Filológicas-UNAM)
El Colegio Nacional (COLNAL)
Asociación de Literatura Mexicana
Centro Mexicano de Escritores
Premio Nacional de Ciencias, Letras y Artes
Premio Nacional de Poesía Clemente López Trujillo
Premio Internacional Alfonso Reyes
Acta Poética
Literatura Mexicana
Periódico de Poesía
Utopías. Revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México
Premio Iberoamericano Ramón López Velarde
Premio Iberoamericano Ramón López Velarde
Universidad Nacional Autónoma de México UNAM
Facultad de Filosofía y Letras FFyL (UNAM)
Instituto de Investigaciones Filológicas IIFL (UNAM)
Universidad Nacional Autónoma de México UNAM
Colegio de Letras Clásicas (Facultad de Filosofía y Letras-UNAM)
Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial (UNAM)
Centro de Estudios Mayas (IIFL-UNAM)
Colección Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México UNAM
Sociedad Alfonsina Internacional
Sistema Nacional de Investigadores (SNI)
Sistema Nacional de Creadores de Arte SNCA (SC-FONCA)
Universidad Nacional Autónoma de México UNAM
Universidad Veracruzana UV