El testimonio más elocuente de la pluralidad y la actitud renovadora de los intereses culturales del grupo es la nómina de las cuatro series de conferencias que realizaron. Cuando sólo se llamaban Sociedad de Conferencias realizaron dos ciclos, en 1907 y 1908. El primero, en el Casino de Santa María, estuvo formado por las seis siguientes: “La obra pictórica de Carrière” por Alfonso Cravioto, “Nietzsche” por Antonio Caso, “La evolución de la crítica” por Rubén Valenti, “Aspectos de la arquitectura doméstica” por Jesús T. Acevedo, “Edgar Poe” por Ricardo Gómez Robelo y “Gabriel y Galán” por Pedro Henríquez Ureña.
El segundo, de 1908, ofreció cuatro conferencias en el Conservatorio Nacional: “Max Stirner” por Antonio Caso, “La influencia de Chopin en la música moderna” por Max Henríquez Ureña, “D’Annunzio” por Genaro Fernández Mac Gregor y “Pereda” por Isidro Fabela.
Ya constituido el Ateneo de la Juventud, el 28 de octubre de 1909, sólo organizaría dos series de conferencias. La más conocida, y la única que llegó a coleccionarse e imprimirse, la de 1910, celebró sus seis conferencias a las siete de la noche, los lunes 8, 15, 22 y 29 de agosto, y 5 y 12 de septiembre, en el salón de actos de la Escuela Nacional de Jurisprudencia —por ello costeó la edición de las Conferencias don Pablo Macedo, entonces director de la Escuela, y porque varios de los ateneístas eran alumnos de ella—, y fueron las siguientes: “La filosofía moral de don Eugenio María de Hostos” por Antonio Caso, “Los ‘poemas rústicos’ de Manuel José Othón” por Alfonso Reyes, “La obra de José Enrique Rodó” por Pedro Henríquez Ureña, “El Pensador Mexicano y su tiempo” por Carlos González Peña, “Sor Juana Inés de la Cruz” por José Escofet y “Don Gabino Barreda y las ideas contemporáneas” por José Vasconcelos.
La última serie de conferencias del Ateneo, y la aparición final del grupo, ya en días aciagos y bajo el huertismo, se dio en la Librería General o Biblos, de Francisco Gamoneda, en noviembre y diciembre de 1913, y constó de las seis siguientes: “La literatura mexicana” por Luis. G Urbina, “La filosofía de la intuición” por Antonio Caso, “Don Juan Ruíz de Alarcón” por Pedro Henríquez Ureña, “La arquitectura colonial mexicana” por Jesús T. Acevedo, “Música popular mexicana” por Manuel M. Ponce, y “La novela mexicana” por Federico Gamboa.
No fue un azar la calidad de la mayor parte de estas conferencias, ni los nuevos territorios que abrían para el pensamiento —con las conferencias de Caso sobre Nietzsche, Stirner y la nueva filosofía espiritualista, a las que habría que relacionar con su famosa serie de 1909 sobre el positivismo—; ni el interés por los pensadores hispanoamericanos —Hostos, Rodó, Barreda—; ni las nuevas perspectivas que proponía para el estudio de la cultura mexicana —descubrimiento del valor de la arquitectura colonial y de la música popular mexicanas y revaloración de Ruiz de Alarcón. Caso y Henríquez Ureña las planeaban y balanceaban, y el dominicano se encargaba del examen previo de los textos de los novatos, y aun de rechazar proyectos no suficientemente maduros.
En estas series de conferencias se intentó ligar a la música con la cultura escrita y hubo participaciones de ejecutantes, jóvenes también —especialmente de los pianistas Alba Herrera y Ogazón y Max Henríquez Ureña, que lo fue además de escritor. Las mujeres más despiertas de la época comenzaron a interesarse en estos actos. Además de la pianista y crítica mencionada, había, por ejemplo, pintoras en la exposición que organizó la revista Savia Moderna en 1906, y a las conferencias asistían discípulas de la Escuela de Altos Estudios, maestras, esposas de escritores y profesionistas y señoras elegantes que se interesaban por estas actividades entonces poco frecuentes.
En este volumen se recopilan conferencias y artículos de los miembros del Ateneo de la Juventud, un grupo de intelectuales mexicanos de principio del siglo XX. El libro está dividido en dos secciones. La primera incluye una serie de seis conferencias que ofreció este grupo entre agosto y septiembre de 1910; en ellas se estudia el pensamiento y la obra de pensadores y literatos hispanoamericanos. En la segunda sección, se presentan algunas obras posteriores de los miembros del Ateneo de la Juventud, que versan sobre la cultura y la intelectualidad en el México postrevolucionario.