Al leer Las montañas del oro (1897), Rubén Darío se refirió en términos elogiosos a que con ese primer libro Leopoldo Lugones (Argentina, 1874-1938) parecía estar destinado a renovar la poesía del continente. Con el tiempo y la publicación de una vasta y trascendente obra poética, narrativa y ensayística, Lugones confirmó que Darío tenía razón. Más de diez poemarios suyos, entre los que destacan Los crepúsculos del jardín (1905) y el insoslayable Lunario sentimental (1909), causaron una grata impresión debido a la sonoridad y el vigor de unos versos que llegaron a establecer una nueva manera de escribir bajo el influjo modernista. Y si en poesía Lugones alcanzó y rebasó a los grandes de su época, sus cuentos le ganaron la admiración y aun la imitación de escritores tan relevantes como Jorge Luis Borges y Julio Cortazár, por mencionar sólo a los más conocidos. Personaje controvertido por su vida y por su muerte, Lugones enarboló el libre albedrío como bandera de lucha tanto en el ámbito estético como en el político-ideológico; asi lo muestran sus ensayos y su considerable tarea periodística, pero en especial el acto más decisivo que llevó a cabo: su suicidio. La guerra guacha (1905) -reeditado ahora en la coelcción Cien del Mundo con un prólogo de Lourdes Franco Bagnouls- es un libro épico en el que Lugones exató el heroísmo del pueblo argentino en su lucha de independecia; en veintidós breves pero intensos relatos, cargados de poesía y dramatismo, se reivindica a los héroes anónimos-al gaucho, a la mujer, al niño- que dieron su sangre en aras de la libertad de su patria.