[Esta edición apareció con el título Virgilio. Traducción parafrástica de las Geórgicas, cuatro libros de la Eneida (i, ii, iv y vi) y dos églogas]
[En esta edición sólo aparecen los libros i-vi]
[En esta edición sólo aparecen los libros vii-xii]
Por el interés de su argumento general, belleza de los episodios secundarios, por la actitud humana con que Virgilio interpreta las pasiones de sus héroes, por la magia del estilo, belleza y armonía de la versificación, Agustín Millares Carlo opina que La Eneida figura entre las obras maestras de la antigüedad.
Virgilio pensó escribir La Eneida hacia los años 29 y 27 a.C., al regreso triunfal de Octavio, luego de sus campañas en Oriente. La empresa le llevó diez años y aún la dejó inacabada en parte. Sus modelos fueron La Odisea, para la primera parte – libros I a VI –, y La Iliada para la segunda – libros VII a XII. Pero no es La Eneida un libro valioso sólo por haberse inspirado el autor en los poemas de Homero. La Eneida resulta sobre todo un libro de gran originalidad si se analiza hasta sus últimos elementos. Con esta obra, Virgilio se propuso servir a su patria, darle un gran poema nacional, pero además intentó resolver, nos dice Aurelio Espinoza Polit, la gran interrogante que desde siempre está sin respuesta satisfactoria: cuál es el papel del hombre en el universo. Para Rubén Bonifaz Nuño, los viajes y las batallas de Eneas simbolizan el itinerario y la lucha del hombre hacia su propio interior, en pos del conocimiento de sí mismo. Ese fondo de espiritualidad hace a La Eneida eterna y universal.
Hay, en esta ocasión, otro valor que agregar al texto del poeta mantuano, ya que la presente edición se basa en la traducción en endecasílabos blancos que el maestro Joaquín Arcadio Pagaza dejó inédita a principios de siglo, misma que constituye una de las traducciones más bellas logradas en nuestro idioma.
[En esta edición sólo aparecen los libros i-iii]
Rubén Bonifaz Nuño, uno de los más versados en la poética virgiliana, realiza, dentro de la tradición del humanismo mexicano, la empresa de verter con sabiduría y justo equilíbrio la obra total de este autor. A sus anteriores trabajos de traducción ahora suma la Eneida, también en versión rítmica pero con las virtudes en mayoría de edad.
[En esta edición sólo aparecen los libros vii y ix]
"Se presentan ante mí grandes sucesos", escribió Publio Virgilio Marón (70 a. C.-19 a. C.) al iniciar el libro vii de la Eneida. Se refería a las acciones de guerra entre los troyanos y los habitantes de la región del Lacio.
En esta parte del poema magno sobre la gesta de los troyanos, vemos al dios del río Tíber aconsejar al hijo de Anquises que busque la alianza de los arcadios. También observamos a Venus, que consigue para su hijo armas y un escudo hechos por Vulcano. En suma, hallamos que el destino de Eneas y de quienes lo acompañan depende de los dioses.
El poeta mexiquense Joaquín Arcadio Pagaza (1839-1918) alcanzó en su trabajo de traducción de los libros xvii-ix de la Eneida un momento muy estimable. Lo llevó a cabo en Xalapa, Veracruz, entre 1909 y 1912, iniciándolo cuando el país se acercaba al final de una época, la del gobierno del general Porfirio Díaz. El 21 de mayo de 1912, ya en la administración maderista, revisó por tercera vez su traducción del libro vii, que no llegó a ver en letras de molde.
En su tarea de traductor de la obra de Virgilio, Joaquín Arcadio Pagaza se muestra como un intérprete. Los lectores comprobarán que hizo suyo el poema del mantuano. La apropiación de la cultura latina es un rasgo de nuestro humanismo. Con ello decimos que somos también hijos de la loba.
La superioridad del hado, con su imposición última, es evidente en estos libros de la Eneida. Pero también estamos ante una obra colmada de enfrentamientos, en la que se describen las batallas de Eneas y sus compañeros con los moradores del Lacio.
Se ha hablado de la Eneida como un poema político, que tendría como fin enaltecer a César Augusto y su gobierno; se trata así mismo de un texto con ideas religiosas, según se indica en el prólogo del presente volumen. En el padre Eneas se concilian, afirma Rubén Bonifaz Nuño, el ánimo piadoso y el espíritu cruel. Al quedar victoriosos los troyanos, nace un pueblo que dice Júpiter a uno superará a los hombres y a los dioses por su piedad.
Virgilio nos muestra algo más que las acciones de Marte, al incorporar cuadros en los que la nobleza y el arrojo no están ausentes en los enemigos de Eneas.
El poeta mexiquense Joaquín Arcadio Pagaza (1839-1918) constituye una cumbre en la historia del humanismo mexicano. Autor de poemas neoclásicos significativos, como los que agrupó bajo el título Sitios poéticos del Valle de Bravo (1893), tiene en su haber además traducciones de la obra de Horacio y de Virgilio. Una vertiente de la cultura mexicana es la formada por los escritores que han traducido las obras de la Antigüedad clásica. Entre ellos figura Pagaza con timbre de mérito.