Sería prácticamente imposible comprender el surgimiento y la evolución del cristianismo, piedra angular de la cosmovisión occidental, sin tomar en cuenta el corpus de los textos conocidos como evangélicos. El análisis históricos y la valoración dogmática y exegética a que se han sometido estos escritos, labor realizada al paso de los siglos, provoco que muchos de estos documentos fueran calificados como apócrifos, es decir, como un conjunto de textos antiguos que versan sobre la vida de Jesús y de los personajes que más trascendencia tuvieron en su vida, pero que la iglesia católica romana no considera auténticos, en contraposición con los textos canónicos neo testamentarios. La presente edición de los Evangelios apócrifos , en la versión castellana de Edmundo González Blanco y con presentación , revisión y notas de Carlos Zesati Estrada , ofrece al lector una selección de importantes y polémicos documento- escritos entre los siglos II y IV.
Los Evangelios apócrifos fueron escritos en los primeros siglos del cristianismo y cuentan historias relativas a Jesús, que contienen episodios omitidos en los textos canónicos. No fueron aceptados por la ortodoxia católica, y entre ellos se encuentran los rollos del mar muerto y los de Nag Hammadi. Se les dio el nombre de Evangelios por su aspecto similar a los cuatro evangelios admitidos en el canon del Nuevo Testamento. Sin embargo, muchos de ellos no tienen un estilo evangélico. Algunos de estos escritos aparecieron en comunidades gnósticas, con la intención de contener palabras ocultas (en griego, apokryphos). Y cabe comentar que el término apócrifo no indicaba en sus orígenes falsedad sino misterio. Estos mensajes, ocultos entre los discursos y atribuidos a Cristo, estaban reservados a los iniciados en esas comunidades.