Sobre los cuáqueros y la inserción de la viruela; el empirismo y el racionalismo; sobre la luz de Newton y la luz de Descartes, estas Cartas son una defensa de lo "moderno" y un ataque implícito a la Antigüedad. Escritas por Voltaire en su exilio en Inglaterra, hoy puede sorprendernos que un libro como este, lúcido y sensato, irreverente pero razonable, haya sido censurado y causado un escándalo en su tiempo. Nuestra sorpresa revela justamente que somos herederos de la Ilustración, de la que Voltaire formó tan ilustre parte. ¡Nos parece tan natural pensar como él! El enemigo de Pascal definió el espíritu de la época y de los filósofos, que lo eran no por proponer un sistema de ideas, sino por someterlo sistemáticamente todo al juicio de la crítica: la razón era su superstición, no la fe; su método era la polémica. Voltaire influyó ampliamente en Europa con este libro que reivindicó la ciencia, el intelecto y las artes, haciendo un axioma de la frase: "Pensad y dejad pensar", y en la reivindicación del humanista, del "sacerdote laico". Ofrecemos aquí la traducción y las notas de Fernando Savater, uno de sus semejantes, contemporáneo nuestro.