Jack London suele ser mejor conocido por sus historias de aventuras en escenarios recónditos. Sin embargo, una buena parte de su obra está compuesta por estudios sociales y políticos; tal es el caso de El pueblo del abismo. En 1902, Jack London viajó a Londres como corresponsal de American Press Asociation para escribir acerca de la vida en el East End, el sector más pobre de la entonces ciudad más grande del mundo. Durante siete semanas, London vivió del mismo modo en que lo hacían los habitantes de la zona. Haciéndose pasar por un marino norteamericano dejado a su suerte durmió en albergues temporales, debajo de puentes y vagó noches enteras a falta de un techo donde guarecerse; sufrió hambre y pasó frío. Su registro da cuenta de una sensibilidad abierta para captar los más mínimos sonidos y gestos mientras su filiación al socialismo lo lleva a hacer una férrea crítica al capitalismo como sistema económico. El pueblo del abismo constituye un testimonio sin precedentes de las condiciones generadas por el desarrollo industrial de las potencias mundiales a principios del siglo XX.