La gran novela de ambiente puritano de Hawthorne, muestra las consecuencias que el adulterio acarrea a tres espíritus superiores: una joven apasionada, Ester Prynne, el padre de su hija, Arthur Dimmesdale, y el anciano esposo de Ester, Roger Chillingworth. Cada uno de estos tres personajes ha sido marcado por el pecado en forma diferente. Ester, que confiesa su pecado públicamente y es expuesta a la ignominia, se ennoblece espiritualmente. Dimmesdale, demasiado débil para confesar su culpa, se inflige un tormento interno indecible. Chillingworth, agraviado, se transforma en un ser monstruoso.
Relatada en un estilo perfecto, sin parangón en la literatura norteamericana, esta fantasmagórica novela de “fragilidad humana y tristeza” propone un dilema moral intemporal: describe emociones tan hondamente humanas que trasciende su ámbito del siglo XVII y es actual en toda su época.
Condenada por adulterio, Hester Prynne es expuesta a la humillación pública en la picota del pueblo, con su hija Pearl en brazos. Todos la miran con reprobación, como si en ella pudieran descargar sus propias culpas, y miran también la letra A, de un rojo tan intenso como el pecado cometido, que deberá portar para siempre como distintivo de su deshonra. El doctor Chillingworth, un forastero que disfruta dando largos paseos por el bosque mientras recoge distintos tipos de plantas para preparar sus brebajes, y el reverendo Dimmesdale, un sacerdote ejemplar que, en virtud de sus sermones y su conducta intachable, es objeto del fervor de los pobladores, completan el triángulo.