Sin traicionar el espíritu de la versión homérica, esta adaptación narra los últimos 51 días del sitio de Troya, asedio provocado por el rapto de Helena, esposa de Menelao, a manos de París, príncipe troyano. Las batallas entre griegos y troyanos tienen como correlato las pugnas entre los dioses del Olimpo, que también son presa de sus pasiones, en este antiquísimo relato que tanto revela de la naturaleza humana.
En el prólogo el poeta José Luis Rivas escribe: “De modo casi unánime la Ilíada es considerada una de las dos obras cumbre de la literatura europea. Fuente inagotable de vida desde su aparición, la epopeya de Héctor y Aquiles puede aspirar con pleno derecho al título de piedra angular de nuestra civilización”. Cuenta las vicisitudes ocurridas a troyanos y aqueos en el último año de la guerra de Troya. El prólogo de José Luis Rivas es un ensayo de alto mérito.
En Ilíada se canta la guerra de Troya, ciudad-estado asediada por los griegos durante diez años. Conflicto solucionable en su trivial inicio, crece alimentado por la cólera de Aquileo, vuelta en destrucción y muerte. Al fragor de las armas los héroes de ambos bandos descubren la estatura divina o noble que los separa de los demás hombres; no obstante, aquello que pertenece a lo mejor de todo ser humano se afirma como lo más alto.
Rubén Bonifaz Ñuño vierte en rítmicos versos palabra por palabra el ingente poema, a la vez que ofrece una sapiente guía para leerlo hoy en México