Un hecho de la vida moderna de México inspiró la trama de
esta novela. La violencia, conducida hasta los últimos extremos, ha sido
captada de acuerdo con procedimientos literarios que convierten este libro en
testimonio y a la vez en obra artística. Contra la conducta inmoral del
cacique, todo un pueblo se rebela e impone lo que considera “su justicia”, más
allá de las leyes escritas y por encima de consideraciones éticas que atenúen la
venganza. El autor no sólo reanima las escenas, delinea los caracteres y considera íntimamente las pasiones en juego,
sino que pone de manifiesto los vestigios de épocas pasadas que aún perduran en
ciertas regiones del país. Como a menudo lo ha hecho Fernando Benítez denuncia
en estas páginas la existencia de situaciones sociales que deben desaparecer
definitivamente.