Enciclopedia de la Literatura en México

Rodolfo Usigli

mostrar Introducción

Rodolfo Usigli Wainer (Ciudad de México, 1905-1979) fue un escritor, novelista, poeta, dramaturgo, teórico teatral y diplomático mexicano. Llevó a cabo una renovación del teatro y de la teoría dramática en nuestro país. Su experiencia abarca la actuación, la dirección de escena y la crítica; además, fue empresario y productor. Destacó por sus piezas dramáticas que desmitifican el discurso oficialista e intentan desentrañar la verdad acerca del pueblo mexicano. Es considerado el padre del teatro nacional por su dedicación y entrega, por indagar acerca de la naturaleza de la sociedad y por ser el primero en tocar abiertamente varios temas que eran tabúes en su época.

Su obra influyó en toda una generación de dramaturgos, que a su vez se convirtieron en maestros de generaciones posteriores: Emilio Carballido, Sergio Magaña y Jorge Ibargüengoitia, entre otros. Fue uno de los más grandes impulsores de la enseñanza del arte teatral en el país y de la consolidación de una escena propiamente mexicana. Como narrador es autor de Obliteración (1942) y de Ensayo de un crimen (1944), novela fundacional del género policiaco en México. Asimismo, tiene una importante y poco estudiada producción poética reunida en un solo volumen por José Emilio Pacheco, la cual lleva por título Tiempo y memoria en conversación desesperada (1981). Generacionalmente, Usigli comparte época con los Contemporáneos, aunque su personalidad solitaria lo alejó del resto del mundo intelectual de su época, a pesar de ser uno de los escritores más importantes del país.

mostrar Primeros años

Hijo de Alberto Usigli, italiano, y de Carlota Wainer, austro-húngara con raíces polacas, Rodolfo nació el 17 de noviembre de 1905. Sus padres llegaron a México sin conocer a nadie ni tener noticia del idioma local y dentro de un contexto de profundas desigualdades sociales que terminaron por detonar la Revolución mexicana. El niño creció en un hogar del estrato más pobre, “en una humilde vecindad donde mi familia ocupaba una vivienda en la primera calle de San Juan de Letrán”,[1] anota el propio autor en el tercer tomo de su teatro completo.

Debido a la muerte prematura de su padre, Carlota, su madre, sin nociones del español, tuvo que trabajar en distintos oficios para mantener a Rodolfo y a sus tres hermanos mayores: Ana, Aída y Alberto. La cultura europea en que se formaron sus padres permitió que Usigli creciera con un acercamiento a la lectura mayor que cualquier niño promedio de clase media-baja mexicana: estuvo rodeado de libros. Por otro lado, en el contexto de la Revolución fue uno de los miles de niños que se vieron forzados a abandonar la escuela y buscar un trabajo para apoyar a su familia.

Tal como apunta José Emilio Pacheco, el dramaturgo vivió su infancia en el centro de la Ciudad de México, entre trabajos de medio tiempo y la escuela nocturna, mientras los cañones de las tropas revolucionarias se iban acercando al Palacio Nacional. Creció con el idioma español y muy rápido dominó el inglés.[2] A muy corta edad actuó como extra en una obra de Gregorio Martínez Sierra, que se estrenó en el Teatro Colón; su sueldo por función era de cincuenta centavos.

En aquellos días, el pequeño Rodolfo leía versiones para niños de teatro ilustrado que se publicaba en pequeñas revistas y podían comprarse en cualquier estanquillo. Aprendió de memoria “con acotaciones y todo, los siete actos de Don Juan Tenorio[3] y los pasajes de las representaciones para títeres que veía en el teatro Hidalgo. Por las noches asistía a la Escuela Popular Nocturna de Música y Declamación, anexo del Conservatorio que estaba destinado a la educación artística de obreros y empleados pobres. Actuó en sainetes de Vital Aza y de los hermanos Álvarez Quintero. En 1923 actuó en el papel secundario de ¡Maldita revolución!, de José Escandón Noriega.

Al año siguiente se inició como escritor en la revista popular El sábado, para la cual realizó crónicas, reseñas y entrevistas teatrales. Durante esos años aprendió inglés de manera autodidacta y comenzó a leer a quienes se convertirían en sus autores predilectos: George Bernard Shaw y T. S. Eliot. Entre los años que van de 1925 a 1931 aprendió el francés, como él mismo lo confiesa, leyendo dramaturgia, “un promedio de cuatro piezas diarias”;[4] fruto directo de esta experiencia será la pieza 4 chemins 4, escrita completamente en el idioma galo.

En el verano de 1925 tuvo lugar un encuentro que cambió para siempre el rumbo de la carrera literaria de Usigli. Hasta entonces el joven literato había soñado con ser novelista, pero la suerte de hablar con Luis Gabarrón, amigo de su infancia, “vino a poner las cosas en su lugar. ‘¿No recuerdas –le dijo Gabarrón– cuánto te interesaba el teatro, ni tus juegos con títeres, ni cómo recitabas hasta el aburrimiento?’”. A partir de ese momento, como lo recuerda Usigli en el “Prólogo” a Tres comedias y una pieza a tientas (recogido en Teatro completo iii) resultó “transfigurado”.[5]

mostrar Sus primeras obras

Después de la Revolución, México estaba buscando su identidad en el arte: proliferó la novela de la Revolución mexicana, el primer muralismo –comprometido con cuestiones sociales– y el nacionalismo en la música de compositores como Carlos Chávez y Silvestre Revueltas. A diferencia de estas artes, que comenzaban a encontrar su autonomía en cuanto a la técnica y los medios expresivos, el teatro del momento conservaba el estilo de viejos melodramas y comedias románticas españolas. Como lo comenta Elizabeth Gómez Valles los “sistemas estéticos del arte escénico occidental, (ibérico, francés e italiano), fueron praxis hegemónica en México, desde la colonia hasta el gobierno de Porfirio Díaz y los primeros años del siglo xx”.[6]

En este contexto, en México surgieron proyectos que intentaban tanto universalizar como revelar un trasfondo social (mexicano) del teatro producido en el país. Como lo señala Gómez Valles,[7] se puede encontrar un esfuerzo aislado por nutrir de una esencia propia al teatro en la dramaturgia de Federico Gamboa. Dicho interés se multiplicará hasta la aparición de grupos como el del teatro Regional de Teotihuacán (1922), apoyado por Manuel Gamio; el Teatro Municipal (1923), gestionado y dirigido por Julio Jiménez Rueda; el efímero Teatro Mexicano del Murciélago (1924), de Luis Quintanilla; la agrupación en 1924 de los Siete Autores Dramáticos o Priandellos (José Joaquín Gamboa, Francisco Monterde, Ricardo Prada León, Carlos Noriega Hope, Carlos y Lázaro Lozano García y Víctor Manuel Díez Barroso), y posteriormente la fundación en 1928 del Teatro de Ulises de Contemporáneos, con quienes Usigli mantendría una relación ambigua, como lo apunta Bruce Swansey:

por un lado aprecia la labor de traducción, difusión y actualización del teatro europeo y estadounidense en México, de la que depende el acceso a autores no sólo importantes porque lo fuera objetivamente sino porque acaso influirían en ciertos aspectos de la producción de Usigli, para quien el conocimiento de los clásicos debía aunarse el de los modernos. Admiración y apoyo, pero también desconfianza ante el interés de este grupo hacia el teatro europeo en detrimento del teatro escrito por mexicanos.[8]

El apóstol es la primera de sus obras de teatro que se conserva, pues, como lo informa en el mismo prólogo: “Fuera de un primer intento en un acto, frustrado y perdido desde 1923 –quizá 21– no había vuelto a escribir nada para el teatro”.[9] Apareció en tres emisiones en la revista Resumen, los días 13 y 20 de enero y 27 de febrero de 1931. Un año después inició la escritura de su Diario de Trabajo (1932-1933), publicado por El Colegio de México en 1967.

En 1932 Usigli empezó la importante labor de desentrañar la identidad del teatro mexicano con sus obras México en el teatro, un ensayo que analiza las manifestaciones teatrales del país durante la Colonia y el siglo xix, y Caminos del teatro en México (1933), trabajo dedicado a plantear las nuevas posibilidades del arte escénico en el país y sus posibles caminos para generar un impacto en la sociedad. Debutó en 1933 como director con la obra El candelero, de Alfred Musset, en la que además actuó. También aparece un ensayo suyo en el libro de Francisco Monterde, Bibliografía del teatro en México. Fue también designado Director de la Escuela de Verano de la Universidad Nacional Autónoma de México (1933-1947). Al mismo tiempo, sus obras teatrales empezaron a reflejar una preocupación profunda por su contexto sociopolítico; prueba de esto es la escritura de El presidente y el ideal (1934), texto en 16 cuadros sobre la crisis durante la que Lázaro Cárdenas, en el mismo año, afirmó su presidencia sobre el poder de Plutarco Elías Calles. Estado de secreto (1935) es una crítica al llamado “Maximato” del mismo Calles, autonombrado Jefe máximo de la Revolución, y a la corrupción de los gabinetes del ejecutivo que manipulaba.

Los problemas políticos entre Cárdenas y Calles, tratados en las dos obras mencionadas, habrían de terminar con el exilio de este último en 1936. Durante este periodo, Usigli se dio cuenta del potencial que tenía el arte para ejercer una influencia positiva en la sociedad mexicana; a la vez, el país estaba creando –principalmente bajo la impronta de José Vasconcelos– una infraestructura educativa para afianzar y fortalecer la práctica del teatro como disciplina artística. Por esa razón, se preocupó por crear una teoría del oficio y la técnica dramatúrgica, un modelo que empezó a aplicar en su teatro y que fue desarrollado ampliamente gracias a una oportunidad que cambió su vida: la beca Rockefeller para estudiar composición y dirección en la Universidad de Yale.

mostrar Dos mexicanos en la Ivy League

En 1935, la Universidad de Yale becó a dos dramaturgos mexicanos para estudiar las técnicas del teatro contemporáneo: Xavier Villaurrutia y Celestino Gorostiza. Este último, debido a sus compromisos de trabajo con el Teatro de Orientación, rechazó el apoyo y lo cedió a Rodolfo Usigli. Lo que este último y Villaurrutia aprendieron en la universidad norteamericana trajo como consecuencia grandes cambios para la dramaturgia mexicana. Mucho de lo que vivieron durante su estancia puede conocerse gracias a las Cartas de Villaurrutia a Novo, editadas en 1966. Muchas de las cuales tienen una postdata firmada por Usigli, así como algunos poemas que más adelante se convirtieron en su poemario: Conversación desesperada, aparecido en 1938.

Durante los años en Yale, Usigli estudió los modelos dramatúrgicos de George Bernard Shaw, con quien estableció correspondencia a partir de entonces. Fue bajo esos preceptos que forjó su propio estilo, pero siempre pensando en México. Desde entonces, Usigli tuvo una meta fija: poner el teatro mexicano en el panorama mundial; crear un teatro nacional (nunca nacionalista) en un país que no tenía ninguna tradición escénica. Así, se apropió de la dramaturgia extranjera, pero no la reprodujo; al contrario de sus contemporáneos, siempre trabajó apropiándose de las ideas estéticas de sus autores predilectos extranjeros, utilizándolas como herramienta para entender la mexicanidad.

La teoría dramática de Usigli parte del mismo lugar que la escritura de sus grandes apropiaciones literarias: un conocimiento profundo de la sociedad en la que el autor vive. Como autor intentó escribir desde distintas perspectivas, correspondientes a los diversos estratos de la sociedad: desde los caudillos que integraron los primeros gobiernos posrevolucionarios y la forma en que cayeron en un estado de corrupción (como El gesticulador), hasta el núcleo básico de la familia mexicana y sus acciones guiadas por una moral, la cual estaba profundamente determinada a su vez por la precariedad de la condición social (como La mujer no hace milagros). Su preocupación era ver reflejados en escena los problemas de su sociedad en el aquí y el ahora.

mostrar Vuelta a México: los frutos de la experiencia en Yale

A su regreso en 1936, Usigli ve materializada su primera puesta en escena: Estado secreto, en el Teatro Degollado de Guadalajara, con la compañía de Fernando Soler. Con la experiencia de Yale inició una racha de producción que lo llevó a elaborar, entre otras, dos de sus piezas más reconocidas: El niño y la niebla (1936), la obra usigliana que duró más tiempo en cartelera, y El gesticulador –escrita en 1938–. Esta última es su trabajo más conocido: introspección del mexicano, de su impostura y su máscara; crítica a la hegemonía política de los gobiernos militares postrevolucionarios y su deseo de poder. En ese mismo año desempeñó varios cargos: Director del Teatro Radiofónico de la Secretaría de Educación Pública y del Departamento de Teatro de la Dirección de Bellas Artes y, por nombramiento de Celestino Gorostiza, Jefe del Departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública.

El teatro de Usigli criticaba los abusos del poder de los funcionarios del Partido Nacional Revolucionario, fundado en 1929, y de la burocracia que pervirtió los ideales de la lucha de 1910. Durante los años inmediatamente posteriores a su regreso, en 1936, desempeña por unos meses el cargo de Director de Prensa de la República, en el gobierno de Lázaro Cárdenas, de quien fue defensor en cuanto a la política, pero cuya gestión social no dejó de analizar críticamente en textos como Estado secreto (1935) o Un día de estos... (1954).

En 1937 se estrenó Medio tono en el Palacio de Bellas Artes con las primeras actrices Teresa Montoya y Virginia Fábregas; fue a partir de este momento que su trabajo comenzó a generar algo del impacto que había buscado desde el principio. La obra muestra a una familia de clase media-baja (a quien Usigli asumía como “su público meta”), en la época del cardenismo, justo después de la expulsión de Elías Calles.

Por otro lado su carrera como director y traductor de obras clásicas y contemporáneas se amplió con Biografía, de Samuel Nathaniel Behrman, montada en la sexta temporada del Teatro Orientación y con traducciones de autores como Molièr, Arthur Schnitzler, Antón Chéjov, Eugene O'Neill, Maxwell Anderson, John Galsworthy y Shaw.

En esa misma época y preocupados por promover una educación teatral académica, Rodolfo Usigli y Fernando Wagner comenzaron con las clases que luego terminarían por consolidar el Colegio de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Usigli impartió el curso de Análisis del texto teatral.

mostrar Medianoche, media vida

A los 34 años, y tras un altercado con Celestino Gorostiza, Rodolfo Usigli renunció a su puesto en Bellas Artes en 1939 y un año más tarde contrajo nupcias con Josefina Martínez Obscura, con quien tendría una hija, Carolina Cordelia Nicole.

Durante este tiempo, el autor de El gesticulador va concibiendo la idea del Teatro de Medianoche, con el que pretendía “aprovechar la experiencia” de los anteriores teatros experimentales, a decir de la estudiosa Guillermina Fuentes Ibarra.[10] En el libro, El último juglar, memorias de Juan José Arreola, de Orso Arreola, se recuerda que fue en este año cuando Usigli fundó el Teatro de Medianoche junto con otros jóvenes artistas, algunos actores profesionales y algunos alumnos suyos. Fuentes Ibarra apunta que el nombre fue acuñado por una particularidad: las obras se presentaban en el cine Rex, después de la última película, por lo cual se presentaban a medianoche. Este proyecto fue considerado un gran éxito, pues dio a conocer el trabajo de Usigli, así como el de muchos autores nacionales y extranjeros que no habían sido representados en el país. Como indica Óscar Mata, “El boleto costaba un peso con cincuenta centavos, con el fin de que fuera accesible a todo público”.[11]

Sin embargo, la empresa fracasó al poco tiempo, pues el proyecto fue mal atendido por el público y la crítica, y no pudo sostenerse por más de mes y medio. De las 24 representaciones que se planearon sólo llegó a materializarse el estreno de once. Después de este primer tropiezo su director trató de llevarlo de gira a Celaya y San Miguel de Allende; no obstante, consiguió una respuesta casi nula por parte del público de estas localidades. El hundimiento del proyecto fue entonces inevitable.

A pesar de esto, las puestas en escena del Teatro de Medianoche fueron presenciadas por gente importante del panorama cultural mexicano y sirvieron como plataforma para el propio Usigli y para otros nombres desconocidos en esa época como el mismo Juan José Arreola. Desde ese momento, Usigli ya era protagonista de la vida intelectual y política del país. Hablaba de su contexto sin importar a quién tuviera que criticar en el proceso y fue, como muchos autores de mediados del siglo xx, víctima de distintos formatos de censura.

mostrar Ensayo de un crimen: Usigli en el medio intelectual mexicano

A principios de la década de los 40 Usigli era ya un dramaturgo reconocido. Comenzó su carrera como diplomático en 1944, año en que fungió como segundo secretario de la legación en Francia hasta 1947. Durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, Usigli sólo pudo ver en escena algunos de sus textos breves, en su mayoría textos recortados, modificados e improvisados por momentos. Villaurrutia le dijo varias veces que su teatro no sería bien recibido en la escena de la Ciudad de México, pero en lugar de adaptarse al canon imperante del teatro costumbrista mexicano y de intentar portarse políticamente correcto con quienes tenían el control en el medio para conseguir que su teatro fuera representado, Usigli dejó de lado la dramaturgia para escribir su única novela.

Esta inquietud, sin embargo, no era nueva en él, ya que desde joven había querido ser novelista. Una anécdota se revela significativa a este respecto: en 1920 Vicente Blasco Ibáñez visitó nuestro país y Rodolfo, de quince años, tuvo oportunidad de entrevistarlo: “Me preguntó si yo no escribía. Le dije que sí, ‘¿y qué escribes?’ ‘Pues novelas policiacas’... ‘¡Ah, qué interesante!’”, recuerda el propio autor en El trato con escritores (1964).[12] Durante su juventud, Usigli había intentado escribir dos novelas que acabó por destruir. No obstante, la respuesta que dio entonces a Blasco Ibáñez se hizo realidad en 1944 cuando publicó Ensayo de un crimen, novela fundacional del género negro en nuestro país.

La novela se caracterizó por la influencia de autores como Raymond Chandler, del género hard-boiled: subgénero de la novela policíaca que surgió para hablar de una sociedad llena de criminales como consecuencia del ocaso del sueño americano, el cual se vivió en Estados Unidos a partir de la Crisis del 29 y la Prohibición. Ensayo de un crimen fue la primera novela representativa de dicho género, conocido en México como novela negra, pues su protagonista no es un detective, sino un asesino. A decir de Guillermo Schmidhuber otras lecturas importantes para la configuración de esta novela fueron La decadencia de la mentira, de Oscar Wilde, y Del asesinato considerado como una de las bellas artes, del inglés Thomas Quincey.[13]

Al igual que el teatro de Usigli, su novela negra se caracteriza por el uso del lenguaje coloquial, las descripciones urbanas y los ambientes marginales, pero sobre todo por la atmósfera de violencia, miedo, injusticia y corrupción del poder. En la novela se describe con lujo de detalles las calles, restaurantes y locales de la ciudad de México de los años 40. A pesar de que todos estos temas ya se encontraban en su dramaturgia, Ensayo de un crimen marca un hito en la prosa mexicana por mostrar de forma vívida a la sociedad de su época y a la ciudad urbana y cosmopolita, así como por denunciar las marcadas injusticias, la corrupción de la política y el sistema judicial.

En 1955 se estrenó la versión cinematográfica de Ensayo de un crimen, con guion de Eduardo Ugarte y Luis Buñuel, siendo director de la cinta este último. Para entonces Usigli se había desempeñado como delegado de México en los festivales cinematográficos de Cannes (1949 y 1950), Bélgica, Checoslovaquia y Venecia (1950).

mostrar El gesticulador: historia y censura del “gobierno revolucionario”

Durante sus primeros viajes en el servicio diplomático mexicano, Usigli viajó a París y luego a Inglaterra, donde en marzo de 1945 se entrevistó con George Bernard Shaw, el autor que más admiraba. Dos años después volvió a México para ver el estreno de su obra El gesticulador escrita en 1938 en el Palacio de Bellas Artes. Hay que anotar que en 1944 El gesticulador ya había sido llevada a escena en el Teatro de los Héroes de la ciudad de Chihuahua; sin embargo, tanto por la importancia como por la recepción que tuvo, el de la capital puede considerarse como el verdadero estreno. Ese mismo año se disolvió su matrimonio con Josefina Martínez.

Muchos coinciden en que con la representación de El gesticulador en Bellas Artes comenzó el nuevo teatro mexicano. Sin embargo, a pesar del éxito rotundo en la primera función, la ovación fue acallada por la censura. Los diarios oficiales lo acusaban de “contrarrevolucionario”, como hacían con cualquiera que opinara en contra del Partido Revolucionario Institucional; los críticos se sumaron a la visión oficial y despreciaron el trabajo de Usigli, encargándose de minimizar el posible público que la obra podría tener a futuro. El gesticulador fue retirado inmediatamente del teatro oficial y la temporada de reposición fue cancelada por la baja afluencia de público y por el boicot de los propios trabajadores del teatro, que se negaron a apoyar a Usigli, convencidos de que con su personaje César Rubio se burlaba de Vicente Lombardo Toledano, admirado por todos los líderes sindicales de ese momento.

Por ese tiempo, Usigli fue presa de chismes y calumnias de parte de todo el medio teatral. Quizás la muestra más extrema de los continuos ataques en contra del autor fue el ataque violento de su antes amigo Salvador Novo en las escaleras de Bellas Artes. El propio autor lo recuerda en estos términos:

Varias veces, al transitar por el pasillo sin mirar a nadie para hacerme invisible, me detuvieron varias voces amigas que, a mi espalda gritaban mi nombre para saludarme cosa tan normal ésta que cuando bajaba yo la escalinata exterior de Bellas Artes, con mi mano derecha apretando en el bolsillo las cuatro monedas, al oír nuevamente “¡Usigli!” me volví para recibir, como poco antes el saludo y el abrazo y me encontré frente a una mole oscura que descargaba dos puños en mi rostro. Fue un contacto viscoso, muelle, en realidad inofensivo; pero yo estaba a la orilla de un escalón, perdí el equilibrio y caí de rodillas liberando mi mano derecha y haciendo así rodar sobre la escalinata los ochenta centavos, que escaparon por el agujero del pantalón. La muelle mole, realizado su habilidoso plan, que le permitiría jurar que no me había atacado por la espalda, echó a correr. Pensé vertiginosamente: “Es algún político que se siente ofendido. Pero no. Los políticos usarían pistola.” Grité: “Párese, tal por cual! ¡Así no se pega!”. A tiempo que la mole se volvía hacia mí al pasar bajo el foco central de la marquesina. Reconocí al colaborador del maestro Chávez Ramírez [alusión a Salvador Novo], al del éxito en el Lírico, y entonces lo conminé a gritos muy coloridos a que se detuviera y regresara porque así no se le pegaba a un hombre.[14]

 

La versión cinematográfica de El gesticulador se llamó El impostor; fue dirigida por Emilio Fernández y el papel de César Rubio fue encarnado por Pedro Armendáriz. El filme se estrenó en 1956, el mismo año en que se representó Corona de Sombra en el teatro Tereza Montoya de Monterrey, con la misma actriz en el protagónico.

Muchas otras obras de Usigli suscitaron polémica. En 1950, por ejemplo, se estrenó Noche de estío en el Teatro Ideal; ésta era la primera de sus comedias impolíticas escrita entre 1933 y 1935. La “nota importante” inicial advierte:

Cualquier semejanza entre los personajes de esta comedia con personas de la vida política o social de México es puramente causal y absolutamente desaconsejable.
Los actores eludirán cuidadosamente en su caracterización cualquier semejanza con cualquier hombre político de cualquier época y de cualquier régimen de México. Empiezo a temer, por lo demás, que los políticos de esta comedia sean idealmente malos.[15]

El 6 de abril de 1951 se estrenó El niño y la niebla escrita en 1936 en el Teatro del Caracol. En 1952, a raíz del estreno de Jano es una muchacha –que hablaba abiertamente de la sexualidad– organizaciones civiles como la Liga de la Decencia acusaron a Usigli de ser “el enemigo número uno de las familias”,[16] indignadas por la inmoralidad de llevar a escena la sexualidad burdelera mexicana.

En palabras de José Emilio Pacheco, “si bien El gesticulador significó la ruptura con sus amigos de juventud, Jano... consagró el pleito con los nuevos y triunfantes autores que habían asistido a la clase de composición dramática impartida por Usigli en la Universidad Nacional Autónoma de Mexico”.[17] Su obra Los fugitivos, una crítica a lo que él llamaba el “neoporfirismo de Miguel Alemán”, provocó una respuesta que puso en evidencia la incomodidad que suscitaba el trabajo de Usigli en México.

mostrar Entre el exilio y el Gran Teatro del Mundo

Usigli permaneció en el extranjero como ministro plenipotenciario de México en Líbano entre 1956 y 1959, como embajador en ese país entre 1959 y 1962, y en Noruega y Etiopía, simultáneamente, entre 1962 y 1971. Durante esos años, recibió varios reconocimientos en el extranjero, como la Gran Cruz de la orden de los Cedros que le fue otorgada en Líbano (1962), el Premio América (1970), y la Gran Cruz de la orden de San Olavo, que le fue otorgada en Noruega (1971). Su obra fue presentada y radiodifundida en países socialistas, y muchos profesores europeos y estadounidenses escribieron libros y ensayos acerca de su teatro. Además, fue nombrado miembro de la Hispanic Society of America de Nueva York.

Durante esos años pudo escribir y concretar un proyecto que se llamaría El Gran Teatro del Nuevo Mundo: una serie de obras que representarían la vida de los mexicanos en la época del autor, así como la experiencia histórica de su patria. El centro de este proyecto era el montaje de una trilogía que había comenzado con Corona de sombra (1943), una obra sobre el Imperio de Maximiliano, donde el emperador –hombre de ideas liberales– logra afianzar la independencia con su muerte. La “trilogía de las coronas”, comedias antihistóricas, consistía en una visión “antioficialista” de distintos episodios conocidos de la historia de México y fue completada con las obras Corona de fuego (1960) que fue estrenada en 1961 en el Teatro Xola y trata sobre el último gobernante azteca, Cuauhtémoc, quien se niega a luchar contra los conquistadores para dar vida a una verdadera patria mexicana y eliminar el odio ancestral entre las tribus y Corona de luz (1964) que fue montada el 5 de enero de 1969 en el Teatro Hidalgo de la Ciudad de México y trata acerca de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el siglo xvi.

Estas obras se publicaron durante los años en que Usigli trabajó en el Servicio Exterior, en los dos primeros volúmenes –revisados por él mismo– de su Teatro completo (1963 y 1966). Estar lejos de su país lo exasperaba, pero nunca dejó de escribir. Durante sus años en el servicio diplomático, además de la “trilogía de las coronas”, escribió otras obras como El encuentro editada en España en 1966 y El gran circo del mundo editada en Ecuador en 1969. Incluso lejos de casa, Usigli fue criticado por los intelectuales mexicanos por ser uno de los pocos escritores que aceptó públicamente la versión de Gustavo Díaz Ordaz acerca de la masacre de Tlatelolco.

mostrar El regreso a México: gloria y muerte

Cuando se jubiló como embajador, Usigli volvió a México y casi inmediatamente puso en práctica su proyecto del Gran Teatro del Nuevo Mundo, dedicado a producir y montar teatro popular mexicano de autores nacionales conocidos y desconocidos. Para 1972 se publicó su segunda novela, Obliteración, y él se desempeñó como director del Teatro Popular Mexicano hasta 1975.

En 1974 apareció Conversaciones y encuentros, donde Usigli recuerda sus encuentros con otros escritores como Bernard Shaw, T. S. Eliot, Bruno Traven y otros. Sin embargo, tras su regreso el autor no fue bien recibido, en parte por sus apologías de la masacre de Tlatelolco y en parte porque en su vejez se dedicó a atacar a las nuevas generaciones de dramaturgos mexicanos. Obras como Los viejos y ¡Buenos días, señor presidente! criticaron sin piedad a nuevas formas dramatúrgicas como el teatro del absurdo y atacaron a una generación joven que había consumido la obra de Usigli, llevándola a una época de auge y veneración.

Cuando Luis Echeverría antiguo alumno del escritor llegó a la presidencia, promovió una vieja idea de Usigli: un Teatro Popular, volver democrática la experiencia escénica al llevarla a todos los estratos de la sociedad. No obstante, la salud del dramaturgo, que iba empeorando, y su mala fama con los otros artistas, llevaron el proyecto del Teatro Popular, así como el Gran Teatro del Nuevo Mundo, a fracasar y fueron desapareciendo poco a poco. A pesar de ello, Usigli vivió el reconocimiento antes de morir: en 1972 recibió el Premio Nacional de Letras, vio la escenificación de su obra Las madres y presenció el triunfo rotundo del reestreno de Corona de sombra. En 1979, el público de Guanajuato lo despidió con una ovación de pie que duró varios minutos, pocas semanas antes de que muriera el 18 de junio de 1979.

Al momento de su muerte, Usigli era reconocido como el padre del teatro mexicano. De manera póstuma, se ha publicado su poesía bajo el título de Conversación desesperada, así como el resto de los volúmenes de sus obras completas, que llegan hasta el número cuatro. Debido a su labor magistral en la creación, investigación y enseñanza del teatro mexicano, le dieron su nombre al más importante centro de investigación teatral de México: el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral “Rodolfo Usigli” (citru). A pesar de todo, en su lápida no se lee el monumento que está incluido en los tres primeros tomos de su Teatro completo, su epitafio, escrito en 1961, que nadie quiso poner en su sepulcro: “Aquí yace y espera Rodolfo Usigli, ciudadano del teatro”.

mostrar Bibliografía

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Swansey, Bruce, Del fraude al milagro: visión de la historia en Usigli, México, D. F., Universidad Autónoma Metropolitana (Margen Literaria), 2009.

mostrar Enlaces externos

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Schmidhuber, Roberto et. al.Lo que yo soy… es teatro. A 100 años del natalicio de Rodolfo Usigli, vols. i, ii y iii, Centro de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (CITRU), (consultado el 30 de mayo de 2016).

Nació en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 1905; murió el 18 de junio de 1979. Dramaturgo, ensayista, narrador y poeta. Estudió en el Conservatorio Nacional y en la Escuela de Arte Dramático de la Universidad de Yale. Fue profesor y director de artes teatrales de la unam, miembro de la Academia Cinematográfica y director de prensa de la Presidencia de la República; director del Teatro Radiofónico de la sep, del Departamento de Teatro de la Dirección de Bellas Artes y de Teatro Popular Mexicano; agregado cultural en Francia y embajador en Líbano y Noruega; delegado de México en los festivales cinematográficos de Bélgica, República Checa, Venecia y Cannes. Miembro de Repertorio del inba, de la comisión literaria y técnica del Banco Cinematográfico y del Seminario de Cultura, correspondiente de The Hispanic Society of America; fundador de la escuela de teatro Nuevo Mundo. Tradujo a Babette Deutch, George Schahadé y Angelo Colleoni. Gran Cruz de la Orden de los Cedros, Líbano. Premio América 1970. Premio Nacional de Letras 1972. Condecorado por los Gobiernos de Líbano, 1962, y Noruega, 1971.

Alejandro Ortiz Bulle-Goyri
2007 / 29 nov 2017 10:38

Nació y murió en la Ciudad de México; era hijo de emigrados europeos. Su padre era italiano, y su madre, austríaca. Su pasión por el teatro se manifestó desde muy temprana edad. Aunque autodidacta, estudió lengua francesa en la Alianza Francesa de México, hizo también estudios sobre teatro en el Conservatorio Nacional y en 1936 consiguió una beca de la fundación Rockefeller para estudiar en la Escuela de Arte Dramático en la Universidad de Yale, estudios que compartió con Xavier Villaurrutia. Hacia 1917 trabajó como figurante en el Teatro Colón. En 1923 se desempeñó como profesor de Historia de la Novela Española, en la Escuela de Verano de la UNAM. En 1933 impartió cursos de Historia del Teatro en la UNAM. En 1937 asumió ahí mismo la dirección de los cursos de teatro e intentó crear una escuela de teatro de nivel universitario, proyecto que cristalizaría en la licenciatura en Literatura Dramática y Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras. De 1938 a 1939 fue jefe de la sección de Teatro del Departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública. En 1940 fundó el «teatro de medianoche», que dirigió y donde dio a conocer piezas importantes de la dramaturgia ese momento. En 1971 organizó el Teatro Popular de México y recibió en 1972 el Premio Nacional de Letras. Como diplomático desempeñó los cargos de agregado cultural en París y embajador en la República de Líbano (1956-1962) y en Noruega (1962-1971). Escribió narrativa, como la novela Ensayo de un crimen (1944), el relato Obliteración (1949-1969) y poesía, reunida en Tiempo y memoria en conversación desesperada (1979); como teórico e historiador del teatro, aparte de su pensamiento diseminado en los prólogos y epílogos de su obra dramática y en artículos varios, escribió dos obras fundamentales en este campo: México en el teatro (1932) y el Itinerario del escritor dramático (1940), a las que habría que añadir Caminos del teatro en México (1933) y Anatomía del teatro (1966). Su obra dramática se encuentra reunida en tres volúmenes publicados por el Fondo de Cultura Económica (1963, 1966 y 1979).

Obra dramática: El apóstol (1931); Falso drama (1932); 4 Chemins 4 (1932); Noche de Estío (1933-1935); La última puerta (1934-1935); El presidente y el ideal (1935); Estado de secreto (1935), estrenada en Guadalajara en 1936; El niño y la niebla (1936), estrenada en el Teatro Caracol en 1951; Alcestes (1936); Medio Tono (1937), estrenada en el Palacio de Bellas Artes en 1937; Otra primavera (1937-1938); Mientras amemos (1937); El gesticulador (1938), estrenada en el Palacio de Bellas Artes en 1947; Aguas Estancadas (1938-1939); La mujer no hace milagros (1939); Crítica a la mujer no hace milagros (1939); Vacaciones I (1940); Sueño de día (1940); La familia cena en casa (1942); Corona de sombra (1943), estrenada en 1947 dirigida por él mismo, y en 1951 en una versión de Seki Sano; Dios, Batidilio y la mujer (1943); Vacaciones II (1945-1953); Corona de luz (1945-1964); La función de despedida (1949); Los fugitivos (1950); El gran circo del mundo (1950-1968); Jano es una muchacha (1952), estrenada en 1952 por la Compañía Titular de la Unión Nacional de Autores; Un día de estos (1953); Reynalda o el Estanque (1954-, inconclusa); La exposición (1955-1959); Las madres (1959-1960); Corona de fuego (1960); Un navío cargado de...(1961); El testamento y el viudo (1962); El encuentro (1963); Carta de amor (1967-1968); Los viejos (1967-1968); El caso Flores (1968); ¡Buenos días Señor Presidente! (1972).

José Luis Martínez
1995 / 01 ago 2018 09:54

Rodolfo Usigli, poeta (Conversación desesperada, 1938 y Tiempo y memoria en Conversación desesperada, selección y prólogo de José Emilio Pacheco, 1981), traductor de Eliot, ensayista y crítico brillante, y autor de una morbosa y bien conducida novela policíaca (Ensayo de un crimen, 1945) que Luis Buñuel llevó al cine en 1955, y de un fascinante relato onírico, Obliteración (1973, con 22 láminas de Sofía Bassi), es, además, el dramaturgo mexicano más importante de estos años. En la comedia de costumbres, en la sátira social y política –El gesticulador (1944)– y en el drama histórico, Usigli supo imponer por igual las marcas de su vivo sentido teatral, de su habilidad en el manejo de los diálogos y de las situaciones escénicas, de su cultura y aun de su acometividad. Corona de sombras (1943), cuyo tema es el episodio trágico que Carlota y Maximiliano vivieron en México, es una pieza excepcional. Concebida en un escenario doble, atendido alternativamente, y articulado por el hilo de la rememoración, la obra de Usigli recrea los hechos conocidos y adivina sus entretelas psicológicas con maestría dramática. La sobriedad de sus materiales históricos, el intachable tratamiento escénico, la densidad y viveza de su lenguaje, enriquecido con penetrantes atisbos sobre lo mexicano, el ventajoso aprovechamiento de una alegoría persistente, que cruza y enlaza toda la pieza, y el empleo de una original técnica dramática, todo se suma para hacer de Corona de sombra una de las contadas piezas de primera categoría que posee nuestro teatro. El Teatro completo de Usigli se ha recogido en tres volúmenes (1963, 1966 y 1979).

Usigli es también autor de un curioso tomo de memorias: Voces. Diario de trabajo (1932-1933), 1967.

Hijo de padre italiano y madre austriaca, desde niño le interesó el teatro; sin embargo, ninguna forma de expresión literaria le fue ajena. En 1923, asistió a la Escuela Popular Nocturna de Música y Declamación y estudió inglés; más tarde, ingresó a la Alianza Francesa para el estudio de esa lengua. Su primera experiencia teatral fue hacia 1916, cuando consiguió empleo como figurante en el Teatro Colón; en 1925 decide dedicarse al teatro e inicia lecturas de obras teatrales, interesado principalmente en Molière. Fue catedrático de Historia y Técnica del Teatro en la Escuela de Verano (1923) y en la Facultad de Filosofía y Letras (ffl) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) a partir de 1937, año en el que hace un primer intento por crear una escuela de teatro universitario, con Xavier Villaurrutia, Agustín Lazo, Francisco Monterde, Enrique Jiménez Domínguez y José Manuel Ramos. Entre 1938 y 1939 fue jefe de la Sección de Teatro del Departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública y, en 1940, creó el "Teatro de Media Noche", primer intento en México de un teatro profesional, en el que los actores actuaban sin apuntador. En escenografía introdujo la innovación de bastidores cubiertos de tela buscando varios efectos apoyado en el manejo de la iluminación. Fue miembro de la Comisión del Repertorio del Instituto Nacional de Bellas Artes, en 1947, y desde 1951, del Seminario de Cultura Mexicana. Estuvo al frente de la oficina de Repertorio del Teatro Popular Mexicano, de 1972 a 1975. En 1950 fundó la Escuela de Teatro Nuevo Mundo. Relacionado con el ámbito cinematográfico, en 1942 impartió clases de actuación y dirección en la Academia Cinematográfica; fue delegado de México en los Festivales de Cannes, en 1946 y en 1949; miembro de la Comisión Literaria y Técnica del Banco Cinematográfico, en 1950, y delegado del Sindicato de Argumentistas y Adaptadores al Congreso de Escritores Cinematográficos de Edimburgo, en 1954. Como agregado cultural o embajador, su desempeño diplomático le permitió conocer otras culturas, como la de Francia, Bélgica, Checoslovaquia, los Estados Unidos, Líbano y Noruega. Su gusto y profundo conocimiento del teatro extranjero fue el origen de su capacidad para las traducciones que realizó del inglés, francés y otros idiomas; tradujo a Behrman, Rice, Galswortly, Anderson, Bernard Shaw, Schehadé, Becsi, Strindberg y otros. Todo este bagaje cultural, tanto de su país como de otras latitudes, le sirvió para profundizar, por contraste, en la fisonomía del medio mexicano, en sus estratos familiares, políticos y de clase. Sus numerosas obras teatrales rebasaron las fronteras nacionales y han sido traducidas y representadas con éxito en ciudades de Europa, los Estados Unidos y América del Sur.

Rodolfo Usigli Wainer, dramaturgo, sobresalió como uno de los más valiosos del siglo xx en México, además de que publicó poesía, ensayos sobre teatro y una novela. En el área teatral, dominó tanto el drama histórico, como la comedia y la sátira social y política. En su comedia Medio tono (1937), refleja el peligro de disolución de la clase media a causa de diferencias interiores y de su desmedida ambición de aparentar lo que no tiene al hacer estragos en la economía familiar. En La mujer no hace milagros (1939), extrae y resume una personalidad típica femenina. En La familia cena en casa (1942), pone en movimiento la dinámica del orgullo, la cursilería y la vanidad de los nuevos ricos. En sus tres Coronasde sombra (1947), de fuego (1961) y de luz (1965), recoge la trilogía de mitos (el del Imperio de Maximiliano y Carlota, el del último emperador azteca: Cuauhtémoc, y el de la aparición de la Virgen de Guadalupe, respectivamente), que al decir de su autor, rigen la vida del mexicano. Pero es El gesticulador, estrenada en 1947 por primera vez, la obra que mejor lo caracteriza; en ella culmina la sátira política, el afán de mejoramiento social y estético y el profundo análisis del fracaso de la hipocresía del político mexicano. Con esta obra marca, en el terreno del teatro, un hito dentro de la historia de la literatura mexicana de la primera mitad del siglo xx, como en la poesía lo marcara López Velarde; en el ensayo, Octavio Paz; en la novela, Revueltas, Yáñez y Rulfo, y en el cuento Revueltas, Rulfo y Arreola. Usigli y su sentido polémico e independiente lo colocaron como representante de los ideales del arte dramático de nuestro medio. Poeta "de la pasión y de la inteligencia, la rabia y la ternura", en opinión de José Emilio Pacheco; adicto a Eliot y de sencillas confesiones amorosas; narrador de una sola novela Ensayo de un crimen (1944), novela policial y psicológica y de un relato o novela corta, Obliteración; ensayista, desde 1924 hasta su muerte, dedicado al estudio del teatro y a la crítica teatral; sus observaciones personales sobre preceptiva dramática, estudios histórico-críticos sobre el teatro en México, además de ensayos, prólogos y epílogos tanto en sus obras de teatro como en periódicos y revistas, lo hacen referencia indispensable para todo estudioso de nuestra literatura teatral.

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Xavier Villaurrutia Celestino Gorostiza Salvador Novo Antonieta Rivas Mercado

Instituciones, distinciones o publicaciones


Licenciatura en Literatura Dramática y Teatro (Colegio de Literatura Daramática y Teatro-FFyL-UNAM)
Fecha de ingreso: 17 de octubre de 1941

Asociación de Escritores de México AEMAC

Premio Nacional de Ciencias, Letras y Artes
Fecha de ingreso: 1972
Fecha de egreso: 1972
Ganador en el campo de Lingüística y Literatura

Facultad de Filosofía y Letras FFyL (UNAM)
Fecha de ingreso: 1937
Catedrático

Secretaría de Educación Pública (SEP)
Fecha de ingreso: 1938
Fecha de egreso: 1939
Jefe de la Sección de Teatro del Departamento de Bellas Artes

Seminario de Cultura Mexicana
Fecha de ingreso: 1951
Miembro