ACECHANDO AL UNICORNIO
LA VIRGINIDAD EN LA LITERATURA MEXICANA
Considerada como una fuerza –virtud-, “una vida angelical más que humana”, la virginidad ha constituido desde épocas muy remotas, y en todas las culturas y latitudes, una cuestión que por lo general se resuelve en favor de la castidad. Ésta hace destacar por encima de la norma a ciertos individuos que asumirán papeles de prestigio social: sacerdotisas, guerreros…
Con el avance del cristianismo se produjo en las sociedades occidentales la modificación de las modalidades sexuales. En palabras de Foucault, “en la moral cristiana el comportamiento sexual toma la forma de una sujeción. No se trata ya del dominio sobre uno mismo sino de la renuncia de uno mismo, ‘perfección’ que sólo se da en el celibato”. El pecado recae en la mujer, instrumento del demonio en su lucha contra el hombre.
En Acechando al unicornio, Brianda Domecq hace un agudo estudio sobre el espinoso tema sirviéndole de base la manera como ha sido tratado en la literatura mexicana, de la prehispánica a la actual, pasando por las décima de Sor Juana, la escritura de la “onda” y los crípticos versos de Lope Velarde: “Prolóngase tu doncellez/ como una vacua intriga de ajedrez”. La lectura de los textos reunidos permite observar la transformación de los criterios sociales sobre la virginidad y también la evolución en la moral de la sociedad mexicana. La virginidad es tratada por los varios autores reunidos en tono de tragedia, de comedia, de melodrama o bien de franca indiferencia. Priva, sin embargo, ese enfoque ambivalente con el que Renato Leduc recordó a su novia insolvente: “Lo que perdiste no era para tanto”.