En Las hojas muertas una voz múltiple relata la trayectoria de un hombre cuyo principio fundamental en la vida fue luchar: de joven por causas que creyó, con razón, que beneficiarían a la humanidad; en la vejez, por causas que cree, sin razón, que sólo a él lo benefician. Libanés emigrado, niño vendedor de periódicos en una pequeña localidad de Estados Unidos, corresponsal en el Moscú de los años treinta, combatiente de la Brigada Lincoln en la Guerra Civil española, propietario de un hotel de la ciudad de México, el hombre que es el objeto y sujeto de esta narración es una de las encarnaciones de la historia contemporánea y, también, esa ardua figura: el padre.
En Las hojas muertas una voz múltiple relata la trayectoria de un hombre cuyo principio fundamental en la vida fue luchar: de joven por causas que creyó, con razón, que beneficiarían a la humanidad; en la vejez y hasta el final, por causas que cree, sin razón, que lo benefician sólo a él.
Miembro de una familia de emigrantes libaneses, el protagonista pasa de niño vendedor de periódicos en una pequeña localidad del este de los Estados Unidos, a corresponsal de una revista neoyorquina en el Moscú de los años treinta y a combatiente de la Brigada Lincoln en la Guerra Civil española; más tarde, entre varios oficios y quehaceres, establece y dirige un hotel en la ciudad de México. Mientras tanto, su arraigada pasión por la lectura se convierte en su ocupación diaria, sólo interrumpida de vez en cuando por miradas al pasado, que ve como una época ciertamente más feliz.
La espontaneidad y fluidez con que Bárbara Jacobs escribe esta novela hace que los grandes y mínimos acontecimientos que cuenta, la acumulación de experiencias trascendentes y conmovedoras que vive el personaje central se transformen, a través de su lenguaje intenso y moderno, en un hecho narrativo de primer orden.