Este libro fue escrito entre 1964 y 1968. Conformó una voz nueva entre nosotros que marcó definitivamente la poesía mexicana; recorren este libro los cuestionamientos de la vida diaria y de la política, la desmitificación del poeta, la antisolemnidad y el humor, la desolación y la dicha de ser joven en una época como no volvería a haber otra igual.
Sartre decía que la literatura de una época no es sino esa época encarnada en la literatura. No me preguntes cómo pasa el tiempo, libro escrito entre 1964 y 1968, es decir, entre los 25 y los 29 años de su autor, aparece hoy, cuando el tiempo ya ha pasado como la obra poética mexicana en que más abiertamente encarnaron los sesentas.
Términos como cuestionamiento de la sociedad comunista, desmitificación del rol del poeta, humor antisolemne y desolado se asocian con naturalidad a este libro que no respeta las separaciones entre lirismo y coloquialismo, poesía social y poesía íntima, tradición y vanguardia, texto "original" y traducción.
Nada de esto agota sus sentidos y sus significados. No me preguntes cómo pasa el tiempo no se propuso ser un testimonio de los sesentas sino únicamente un libro de poesía. Ni la fascinación de los nuevo ni el shock de la historia lo llevaron a abdicar de la responsabilidad ante el lenguaje, el río ancho y hondo del castellano que aquí comprueba sus potencialidades ilimitadas. Del versículo al epígrama, del poema largo al haikú. José Emilio Pacheco en No me preguntes cómo pasa el tiempo demuestra por lo pronto dos cosas: no hay nada que no pueda ser materia de poesía y los poetas tienen un tema único e inagotable: este mundo.