Árbol de la vida refleja múltiples momentos de la vida de una familia cubana en la historia de la isla. La Colonia, las luchas por la Independencia y la Revolución aparecen vívidamente tratadas alrededor de ese eje siempre conflictivo, siempre zigzagueante, que oscila de la aristocracia terrateniente a la burocracia revolucionaria en un contrapunto fascinante que no da punto de reposo al lector. Los personajes no son tales, sino gente viva que va a rastras de la historia, intentando ser parte de esa historia, hacer esa historia, pero al fin y al cabo sintiéndose juguete de la Historia.
Una novela escrita por la exuberancia del trópico, sí, pero igualmente surgida de los pensamientos íntimos del personaje central, hombre de la duda que no puede concentrarse en la acción, hombre que piensa la Revolución y se ve arrastrado por ella, que contempla cómo la familia se disgrega sin remedio y trata por todos los medios de asentarse en el suelo que pisa. En esta novela engolosinada, colorida, pero a la vez reconstructora de hechos históricos, barroca de —palabra inevitable— y apasionada, y hambrienta de verdad, y de verdades, Lisandro Otero no deja que las sombras invadan el escenario.
Nacido en 1932, Lisandro Otero estudió periodismo y letras. Su amplía obra se desplaza entre ambas actividades. Ha colaborado en numerosos periódicos y revistas (tales como El Nacional de Caracas, Excélsior de México, El País de Madrid, Pravda de Moscú y El Correo de la Unesco) y publicado libros testimoniales sobre Chile, Vietnam y Cuba. Su narrativa ha sido traducida a doce lenguas e incluye La situación (Premio Casa de las Américas), Temporada de ángeles, Bolero, General a caballo, En ciudad semejante y Pasión de Urbino. También ha publicado dos libros de ensayos: Trazado y Caminos de papel.