Un libro de ensayos estructurado como es éste, con una trabazón y una continuidad extremadas, sólo puede ser debido a la preocupación del autor por los acontecimientos de un presente que, como el de hoy, no deja que las raíces del futuro sean evidentes y, por tanto, hay que buscarlas y examinarlo todo paso a paso, cosa a cosa, pensamiento a pensamiento. Rousseau y Breton, Sade y Baudelaire, Marx y Rimbaud, Ortega y Sartre ¿son opuestos o señalan caminos semejantes? Asistimos a un cambio de orientación en la sociedad mundial, vivimos el fin del tiempo rectilíneo y amanece una nueva visión del tiempo. Consecuencias de ello son un nuevo arte, una nueva moral y una nueva política. A estos tres temas dedica Octavio Paz su libro, así como a las desviaciones que conforman: el fin de la “modernidad” y la “vanguardia” en arte, las drogas como crítica radical de la comunicación, las dificultades de ser ateo en Occidente y deísta en la India, la revuelta en el tercer mundo, el lenguaje como expresión artística, la evolución de la palabra revolución y de las revoluciones. Oriente y Occidente se preparan para una nueva vida, en la que desempeñarán papeles distintos los países desarrollados y los que les van a la zaga. Una expresión de esta nueva vida sería el cambio de colectivización a individuación, de revolución a rebeldía a revuelta. Las clases desaparecen, pues, para dar paso al individuo y a su yo interno.
Escuchar con los ojos es una colección que acerca a los jóvenes al mundo de la lectura. Está formada por novelas, cuentos, ensayos y poemas, con un criterio muy amplio: tanto escritos en lengua española como traducciones de los mejores autores de la literatura universal. La caracteriza este cuarteto de Francisco de Quevedo:
Retirado en la paz de estos desiertos, con pocos pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos y escucho con mis ojos a los muertos.
Octavio Paz (Mixcoac, D.F., 1914-ciudad de México, 1998). Antes de cumplir los 20 años ya había dirigido la revista Taller y había publicado su primer libro de versos. Su temprana vocación poética maduro rápidamente y lo llevó a publicar una decena de libros (Semillas para un himno, Piedra de sol, La estación violenta, etcétera) que lo convirtieron en el primer poeta de México. Al mismo tiempo desarrolló una intensa labor ensayística en los campos de la literatura, la crítica, el arte y la política, géneros en los que descolló también muy pronto; entre otros títulos, El laberinto de la soledad, El arco y la lira, Las peras del olmo, El ogro filantrópico, Conjunciones y divagaciones, Las trampas de fe y Corriente alterna. Ejerció cargos diplomáticos en Francia e India. Recibió los premios Ollin Yoliztli, Príncipe de Asturias y Nobel.