Esquilo (525-456) es el verdadero creador de la tragedia griega. Supo aunar los elementos procedentes de la tradición cultural helénica con motivos originales propios, estructurando la tragedia clásica.
De entre sus obras, han llegado hasta nosotros las tragedias: Los Persas, Los siete contra Tebas, Prometeo encadenado y Las Suplicantes, así como la trilogía La Orestiada (Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides). Obras todas ellas de suficiente calidad como para considerar al autor, junto con Sófocles y Eurípides, entre los grandes dramaturgos clásicos.
Muchos de los temas tratados por Esquilo han sido recogidos posteriormente por autores de otras épocas, replanteando de nuevo lo sugerido por él, lo cual es una evidencia de lo perenne de su obra.