Estación Tula revela que David Toscana cumple con absoluta presición la encomienda mayor de los grandes novelistas: contar cosas interesantes y hacerlo de la mejor manera. Esta novela es un nudo sorprendente de lugares y tiempos, de sucesos y voces, nudo que no obstante, el lector desatará fácilmente y con grandes ganancias.
Estas páginas contienen violencia extrema, pasiones desatadas, quebramiento de cuerpos y de espíritus..., pero también sobradas dosis de amor y de humor, y de indulgencia. Los personajes y las anécdotas que contiene Estación Tula son de esas que no pueden olvidarse, como tampoco podrá olvidarse que David Toscana es fiel representante de los nuevos, frescos y vigorosos aires que corren por la narrativa mexicana actual: desatemos este nudo vertiginoso y sorprendente, cautivador y imapactante.