Víctima de la conspiración del silencio con que la crítica trató su obra durante decenios, Alberto Savinio (1891-1952) debe ser ubicado en la estirpe de los escritores secretos. Muy temprano tomó la decisión de abandonar su nombre de cuna "Andrea de Chirico" por el seudónimo de Alberto Savinio, y en su trabajo creativo caminó entre la literatura, la música y la pintura. Crítico aguerrido de las convenciones de la novela del siglo xix y del verismo, infatigable y en ocasiones presuntuoso desacralizador de las ideas preconstituidas, de los mitos y de todos los esquemas dominantes, Savinio fue excluido, proscrito y marginado de la vida cultural italiana por los grupos literarios dominantes de ese país, hasta que Leonardo Sciascia dijo: "Será preciso reunir todos los ensayos y artículos para tener realmente el Savinio completo, y darse cuenta de que se trata, después de Pirandello, del más grande escritor italiano de este siglo xx".