Dibujos de ciego es obra de imaginación en la que ha desaparecido la distancia entre prosa y poesía, en la que el lector necesita el estado receptivo y alerta del lector de poesía. No es prosa poética ni poema en prosa, sino prosa en poema, estricta prosa exacta para enriquecer más la ficción creada con pulsiones primordiales de la niñez frente a la muerte, la sexualidad, lo sagrado, el infinito, la eternidad y la poesía. En gran parte de ella es narración alejada de toda anécdota: no narrativa, diríamos, construida con extremado rigor que le da resonancia a las páginas de este libro diáfano, intenso y sencillo, cuyo tema central es el fluir del tiempo y el asombro del niño y el adolescente ante las presencias más profundas y fundamentales de la vida.