Poema insólito, edificado de modo novedoso, sin estrofas, como un continuo verbal a través del cual el poeta interroga la naturaleza y a la existencia humana, uniendo los conflictos sociales con los personales. En el poema se cuestiona la función de la palabra en un diálogo constante con poetas y filósofos: sus epígrafes sirven para otorgar sentido a las dudas.
En el centro del año es un vasto poema divido en cinco cantos. Sigue el ritmo de las estaciones, pero es consciente de que cualquier día puede ser el centro del año porque el tiempo es visto como un círculo en el que se confunden el principio y el fin. En el centro del año no existe la tregua. Hay que leerlo con aliento contenido, aun cuando los dos breves poemas situados en los equinoccios otorguen un cierto respiro (emotivo y lírico a la vez).
Prólogo de Néstor A. Braunstein