En 1823, el joven crítico literario Johann Peter Eckermann envió a Johann Wolfgang Goethe el manuscrito de una colección de "ensayos sobre la poesía". Un breve acuse de recibo movió a Eckermann a viajar a Weimar para encontrarse con el escritor que más admiraba. De ese primer encuentro nació una estrecha amistad que abarcaría la última década en la vida del autor del Werther. Eckermann se convirtió en secretario particular de Goethe, y junto con F. W. Riemer se encargó de la edición de las obras completas de Goethe; además, por las noches tomaba apuntes de los diálogos que sostenían, a partir de lo cual redactaría, después de muerto "aquel hombre extraordinario", sus Conversaciones con Goethe, divididas en tres partes y que hoy se recogen en dos tomos