A partir de la lectura de algunas novelas de su contemporáneo Sir Walter Scott y revisando hechos ocurridos en el siglo xvii, por una lado, las violentas trabas para impedir casamientos, y por otro, la peste de 1630, al narrador milanés Alessandro Manzoni (1784-1873) se le ocurrió esta historia de dos campesinos: Renzo y Lucía. La primera edición de I promessi sposi, storia milanese del secolo xvii, es de 1827, y la definitiva de 1840. Para la construcción del texto, el autor acudió a un juego de escritura, quizá sugerido por el Quijote: simular que la historia provenía de un manuscrito antiguo, descubierto y reescrito por él. Este contrapunto entre una lengua antigua y otra moderna lleva a Manzoni, además, a una impresión "de época" y le da cuerpo reflexivo a la novela. ¿Qué sociedad era imaginable en un país carente, desde siempre, no sólo de unidad nacional sino también de unidad lingüística?