La fierecilla domada ha sido siempre una de las comedias más populares de William Shakespeare, sin duda por la originalidad con que el dramaturgo trató un tema universal, la batalla por la supremacía entre el hombre y la mujer en el matrimonio.
No sabemos a ciencia cierta cuándo fue escrita la obra; a juzgar por su forma y estilo se la ha colocado en la primera mitad de los mil quinientos noventa, entre las primeras comedias del autor, cerca de La comedia de enredos.
Es palpable que Shakespeare se basó en la comedia de George Gascoigne los Supposes, traducción de I Suppositi, del italiano Ariosto. Sin embargo, su singularidad se deja sentir en el desarrollo que imprime a la intriga romántica, a los personajes y a las ideas imperantes en la época sobre el matrimonio y sus implicaciones sociales.
La fierecilla domada es una obra de transformaciones que se apoya en los recursos convencionales de la comedia de intriga; el disfraz, el engaño y las falsas identidades; el cambio más interesante es el que experimenta Catalina, la heroína, que evoluciona de “arpía” a esposa deseable y accesible.
La obra tiene como tema el amor, el cortejo y el matrimonio; amor que surge tanto en el caso de Catalina y Petruchio, como en el de Blanca y Lucencio, cuya trama sirve de contrapunto al argumento principal.