El principio del placer, la novela corta que da título a este libro, narra con sus propias palabras la historia de un adolescente que descubre, junto al amor y la sexualidad, la corrupción en México y del mundo. De las otras narraciones "La zarpa" es un análisis de ese difícil vínculo humano al que damos el nombre de amistad; en tanto que "La fiesta brava", "Langerhaus", "Tenga para que se entretenga" y "Cuando salí de la Habana" pueden leerse como relatos de fantasmas o como todo lo contrario: muestras de una literatura oblicuamente crítica y dispuesta a rescatar momentos de la existencia mexicana que no figuran en nuestras letras. La mayor virtud de este libro, se ha dicho, radica en saber contar sus historias en una prosa dle mayor rigor que, sin embargo, tiene la apariencia de una narración oral relatada a un amigo.
José Emilio Pacheco (México 30-vi-1939) es autor de cinco libros de poemas, entre ellos No me preguntes cómo pasa el tiempo (Joaquín Mortiz, 1969 y 77). Su obra narrativa comprende otras dos series de cuentos: La sangre de Medusa (1958 y 78), El viento distante (1963 y 69) y, sobre todo, la novela Morirás lejos (1967) que acaba de aparecer en una nueva versión de esta misma serie.
Este volumen reúne, en versión pulida y revisada, dos libros de cuentos: El viento distante (1963) y El principio del placer (1972), que en su país de origen, México, no han dejado de leerse y reimprimirse. En el primero aparecen niños que aprenden a sobrevivir en un mundo hostil e incomprensible, adolescentes que padecen los primeros ardores del amor y el bochorno de sentirse despreciados. Por doquier, el rechazo, la amenaza y la violencia ciega son fuerzas latentes que emergen en el momento menos esperado. A su vez, El principio del placer se compone de cinco cuentos y una novela corta, relato de formación, descubrimiento del amor y la sexualidad en medio de la corrupción, la maldad y la hipocresía. Los cuentos restantes emplean los más diversos recursos estilísticos y estructurales para explorar la amistad, el odio y la sumisión en narraciones que se pueden leer como historias fantásticas o como oblicuos testimonios de una realidad insostenible que en medio siglo no ha hecho sino cambiar todos los días, sólo para, en el fondo, seguir igual que siempre.
José Emilio Pacheco cuenta las cosas de la vida con transparencia. Tal como parece que son. Sin embargo, hay una oscuridad en el fondo –histórica, psicológica, mítica, fantasmagórica–, una alevosía que tuerce nuestros destinos y nos hiere para siempre. Así, El principio del placer no es solamente el comienzo de la experiencia y el gozo, sino también el domeñamiento de los inocentes por parte de aquellos que ya perdieron las esperanzas. Y los hechos históricos de antaño se confunden con las fabulaciones personales y se encarnan hoy, entre nosotros...