Cantos de acción a distancia es el resultado —siguiendo la referencia del título a El tambor de hojalata, de Günter Grass— de una concepción de la literatura cuyo modelo sería el pasatiempo de Oscar, el personaje de Grass, que con regocijo circunspecto se dedica a romper a gritos las vidrierias de un teatro.
Como Oscar, Amparán también juega a provocar una conmoción en sus lectores mientras va esclareciendo un misterio, lleva una broma a un final imprevisible o descubre al destino tras alguno de sus múltiples disfraces. Pero lo que en conjunto salta a la vista es su empeño en explorar —se diría que por el simple gozo de ejercitar una facultad cuyo alcance se comprueba en el ejercicio mismo— las posibilidades del cuento, y su habilidad —que lo hizo acreedor al Premio Nacional de Cuento 1986— para conjugar trama, personajes, tono y tempo en historias sin rebabas.
Ganador también del Premio Latinoamericano de Cuento, en 1983, Francisco José Amparán (Torreón, 1957) ha publicado La luna y otros testigos (Ed. El Porvenir, Monterrey, 1984) y Los once y sereno (Premiá, 1985).