Octavio Paz escribió el poemario Ladera este de 1962 a 1968, cuando era embajador de México en la India. Se publicó por primera vez en 1969 bajo el sello editorial Joaquín Mortiz con un tiraje de 3,150 ejemplares. En esa edición, Paz agrega algunas notas sobre ciertos términos provenientes de la cultura oriental; asimismo nos dice que, salvo “Cuento de dos jardines”, todos los poemas fueron escritos en Afganistán, Ceilán y la India. El libro está dividido en tres secciones: Ladera este, que contiene cincuenta poemas; Hacia el comienzo, compuesto por quince poemas, y Blanco, poema largo aparecido por primera vez de manera independiente en 1967.
En este libro Paz inicia una nueva búsqueda estética. Si bien una década atrás ya había tenido una estancia de cinco meses en Nueva Delhi (“Mutra” que aparece en La estación violenta es escrito allí), en esta ocasión, su residencia de seis años lo hará profundizar en el pensamiento del Oriente. La introducción de rasgos ajenos a la cultura occidental hace que el poemario tenga un carácter de exotismo. Aun cuando los temas parezcan oscuros, el lenguaje es sencillo; las imágenes son expuestas con cierta naturalidad. Por ello no se trata de una poesía hermética, sino misteriosa. El mismo Paz afirma que las notas del final del libro buscan “que aumenten los enigmas”.
Más allá de mí mismo… La poética del descubrimiento
En Ladera este hay una intención de que los poemas funcionen mediante un sustento anecdótico, de ahí que se puedan leer como una bitácora donde el poeta registra todas sus impresiones del Oriente. El primero, titulado “El balcón”, tiene el tono que prevalecerá en los demás poemas. En estos versos se observa una fascinación por Nueva Delhi. El yo lírico contempla desde un balcón la vida de la urbe, todo lo que se le presenta ante los ojos adquiere un sentido más allá de lo visible:
Acodado al balcón
Veo
Nubarrones y un pedazo de luna
Lo que está aquí visible
Casas gente
Lo real presente
Vencido por la hora
Lo que está aquí
Invisible
Mi horizonte
(“El balcón”, vv. 64-73)
Igual que en el poema anterior, en muchos de los sucesivos se anulan los signos de puntuación y hay juegos espaciales entre las líneas. Estos recursos no tienen mayores pretensiones salvo hacer que el texto suscite más de una lectura e invitar al lector a regresar y repasar los versos. En poemas con temática similar vemos que el sujeto poético es un agente pasivo que observa y toma nota de su entorno. Es un espectador que procura no interferir en este mundo, sólo celebrarlo y aprehenderlo. Esta realidad, sin embargo, se transforma una vez que la asimila cuando la escribe. El acto de escribir sus impresiones es también susceptible de problematizarse dentro del poema. Al ver la ciudad, el poeta dice: “No sé cómo nombrarla / Aunque la toco con el pensamiento” (“El balcón”, vv. 81-82). En el poema “Vrindaban”, el cual es un elogio a una de las ciudades sagradas para el hinduismo, aparece también un obstáculo similar con el acto de escribir:
(Escribo sin conocer el desenlace
De lo que escribo
Busco entre líneas
Mi imagen es la lámpara
Encendida
En mitad de la noche)
(“Vrindaban”, vv. 82-87)
El poeta tiene particular interés por las doctrinas filosóficas y religiosas de la India; estas cosmovisiones no hacen renunciar a Paz a su tradición, sino que, a decir de Víctor Sosa, la enriquecen: “budismo e hinduísmo se entrelazan en una poética que, sin embargo, no oculta —más bien evidencia— las resonancias de la poesía occidental moderna”. Paz no recoge de manera superficial todo lo que descubre. Su tentativa no es hacer un examen abrupto de aquello que le parece distinto; más bien busca incorporar ese mundo al suyo. Su poética no se sustituye por otra, sólo ve los puntos en común entre la India y Occidente. Según Jason Wilson, Octavio Paz consigue “penetrar la ‘máscara’ turística de la India e incorporar en su poética algunos conceptos fundamentales del Tantra y del budismo”.
En el libro aparece una geografía que se manifiesta mediante la arquitectura, la flora, la fauna, los vestigios y la sociedad. Predominan los espacios abiertos, poemas como “Madrugada al raso” o “Un anochecer” se sitúan en un mundo en el que el hombre es un signo más de la naturaleza, su figura es tan sólo un puente que nos remite a un escenario múltiple. A veces este escenario se vuelve inefable, tal es el caso del poema “Soltura”, dedicado a Cintio Vitier:
Bajo la lluvia de los tambores
El tallo negro de la flauta
Crecía y se desvanecía y reverdecía
Las cosas se desataban de sus nombres
Al borde de mi cuerpo,
Yo fluía
Entre los elementos desceñidos
(“Soltura”, vv. 1-7)
Otras veces el espacio se impone de tal manera que la noción de individualidad se vuelve difusa. Por medio de lo visible se procura llegar a un estado metafísico. El poeta se diluye en el mundo hasta ya no ser un sujeto independiente, “Ando perdido en mi propio centro” (“Concierto en el jardín”, v. 11) nos dice en “Concierto en el jardín”; mientras que en “Dónde sin quién” observamos la manera en que el individuo parece nunca haber estado en el mundo; apenas cuatro versos son suficientes para que la anulación del yo suceda: “No hay / Ni un alma entre los árboles / Y yo / No sé adónde me he ido” (“Dónde sin quién”, vv. 1-4).
En algunos otros poemas las imágenes son presentadas con mayor intensidad y sin que se intuya una presencia humana en el espacio. “Concorde” y “La exclamación” son poemas breves donde ocurre esto, sólo se presenta una imagen en específico; como si se tratara de una fotografía donde no hay persona alguna. En “Concorde” vemos una imagen exterior y con movimiento; en “La exclamación” apreciamos un instante: un colibrí como representación de la quietud espacial y temporal:
Quieto
No en la rama
En el aire
No en el aire
En el instante
El colibrí
(“La exclamación”, vv. 1-6)
Otro poemas aluden a realidades distintas del mundo oriental, pero son fieles a la técnica abordada en todo el libro. Acontecimientos como los movimientos estudiantiles en México y en Francia forman parte de este repertorio. En los cuatro poemas de “Intermitencias del Oeste” advertimos, desde el título, una temática alejada de la India. Las noticias del mundo externo irrumpen en la escritura de Paz y se matizan con lo que ocurre en el Oriente. Lo mismo pasa con personajes externos como en “Lectura de John Cage” y en la “Carta a León Felipe”.
Otros poemas aluden a realidades distintas del mundo oriental, pero son fieles a la técnica abordada en todo el libro. Acontecimientos como los movimientos estudiantiles en México y en Francia forman parte de este repertorio. En los cuatro poemas de “Intermitencias del Oeste” advertimos, desde el título, una temática alejada de la India. Las noticias del mundo externo irrumpen en la escritura de Paz y se matizan con lo que ocurre en el Oriente. Lo mismo pasa con personajes externos como en “Lectura de John Cage” y en la “Carta a León Felipe”.
Se ha considerado que Ladera este sirve como punto de partida para el resto de la poesía de Octavio Paz. Mucho del manejo técnico utilizado por vez primera aquí aparecerá en su obra poética futura. La visión que Paz absorbe de la India seguirá teniendo resonancia en muchos de sus libros siguientes; incluso en ensayos como Vislumbres de la India y La llama doble encontramos una evidente presencia oriental. Saúl Yurkievich afirma: “En Ladera este va a cuajar el módulo poético de Paz, cristaliza y se estabiliza el patrón estilístico que va a regir la producción posterior”.
Ladera este nos permite entrar a un espacio que se configura por medio de una poética sugerente y variada en significados. Estos poemas invitan al lector a participar de un ambiente alejado de nuestra realidad inmediata. Octavio Paz, al estar inmerso en otra cultura, siente la necesidad de nombrarla con nuevos signos.
1. Paz, Octavio. Ladera este (1962-1968). Ciudad de México: Joaquín Mortiz, 1969. 13, 14, 60, 85, 86, 88, 78.
2. Sosa, Víctor. El Oriente en la poética de Octavio Paz. México: Gobierno del Estado de Puebla / Secretaría de Cultura, 2000. 67.
3. Wilson, Jason. Octavio Paz. Un estudio de su poesía. Traducción de Daniel Zadunaisky. Bogotá: Pluma, 1980. 142.
4. Yurkievich, Saúl. Suma crítica. México: Fondo de Cultura Económica, 1997. 473.
1. Sheridan, Guillermo. “Paz en Afganistán”. Letras libres 35 (2001): 64. México. (Consultado el 16 de enero de 2012).
Paz, Octavio Árbol adentro Pasado en claro El mono gramático Libertad bajo palabra : obra poética 1935-1957