Para Carlos González Peña, Teodoro Torres (1891-1944) es una de las figuras más cautivantes e interesantes de la novelística mexicana. Autor de una biografía sobre Pancho Villa, de un libro de humor fino y sagaz, de una colección de anécdotas de singular sabor periodísticos, del que fue también critico e historiador, González Peña, sin embargo, considera, con toda razón, a Torres antes que nada un novelista, y afirma: “Teodoro Torres en La patria perdida, ha trazado la novela de la emigración. De la emigración a los Estados Unidos; de su flujo y su reflujo, explicado, comentado, sentido a través de un alma de infinito mexicanismo… Por el vigor de la composición, por la vivacidad del colorido, por el torrente luminoso de la prosa y la alucinante sensación de hormigueo, de pululación humana que palpita en los ambientes que crea, el autor nos recuerda al Blasco Ibáñez de los mejores tiempos; bien que, propiamente y por su sello originalísimo, Teodoro Torres no se parezca a propios ni a extraños, y sea él, tan solo él”.