Este libro es una interpretación de la forma mexicana de Estado en el siglo XX. Intenta comprender el tejido de lazos materiales e inmateriales que conformaron una comunidad estatal, una forma de mandar y de obedecer, las razones de la legitimidad y el ordenamiento institucional en que tomó cuerpo ese entramado de relaciones.
Su título remite a la lectura gramsciana de El Príncipe de Maquiavelo, aquella mirada que encontró en la obra del florentino del siglo XVI no un recetario de consejos para príncipes, sino un ejemplo histórico del mito de Sorel: un tratado del arte de la política tendiente a la creación de una creencia colectiva, un estado de ánimo épico, una nueva visión del mundo capaz de impulsar a la acción para la realización de esa gran empresa histórica que es la construcción de un Estado. Definir el ser del Estado mexicano como el del Príncipe que ha llegado a ser a través de las vicisitudes, persistencias y conflictos de la historia mexicana es lo que aquí se propone.
Más allá de aquella visión que asocia el Estado con los gobernantes o como si se tratara de un ente externo a la sociedad, este análisis se sostiene en la comprensión del Estado como un concepto que sintetiza un proceso relacional entre seres humanos: una forma de la vida social que no está dada de antemano, que se realiza en el conflicto, en cuya configuración participan también las clases subalternas y cuyos fundamentos inmateriales (en el imaginario y la representaciones colectivas) se constituyen en los tiempos largos de la historia.
La autora se propone, primero, clarificar en qué consiste y cómo se expresa y cristaliza ese proceso. Segundo, reconstruir la configuración de la relación estatal en el terreno de la historia mexicana y explicar las razones y las formas que adoptó su quiebre. Por último, abordar los cambios operados en el Estado mexicano en este tempestuoso cambio de época y las tendencias que apuntan hacia una mutación política de largo alcance.