Dos textos complementarios componen este compacto volumen. De diversa índole, ambos son clásicos. El primero es una reseña, publicada en dos entregas de extensión desigual en los números de abril y mayo de 1842 de Graham's Magazine, de los Cuentos contados dos veces de Nathaniel Hawthorne. La edición primigenia del libro, aparecida sin la firma del autor en 1837, pasó casi inadvertida. La segunda, de 1842 y firmada por Hawthorne, mereció la inmediata atención de Poe, que aprovechó el análisis de un cuentista cinco años mayor, pero no tan precoz como él, para exponer sus propias ideas acerca del cuento. Aunque la ignorancia nunca es buena consejera, no hace falta haber leído la obra reseñada de Hawthorne para apreciar la agudeza y la originalidad del reseñista. El valor histórico de estos comentarios radica en que Poe formula en ellos su idea, citada innumerables veces por todo tipo de autores y en toda clase de contextos, de que para inducir en el lector los efectos estéticos más intensos y unitarios, una narración ha de poder leerse "de una sola sentada".