Personajes de la vida cotidiana cuyas vidas parecen puntuadas sólo por los sucesos más normales –un profesionista maduro que frecuenta a una prostituta más atractiva que su mujer, un escritor primerizo que trata infructuosamente de terminar su primera novela, una viuda reciente que piensa haberse librado de un matrimonio aburrido, un joven de clase media que fantasea con una muchacha bohemia, un hijo abnegado con el padre en coma– en manos de Luis Carlos Fuentes enfrentan de pronto hechos inusitados, tremendos, abismales.
La tensión de estos relatos tiene su raíz más honda en ese encuentro de la violencia y lo fantástico, ese deslizamiento del ámbito de la costumbre a lo sobrenatural. Por medios engañosamente realistas, el autor sabe caminar con paciencia y detalle para también imaginar con precisión el tránsito de fuego que transforma las cosas y nos revela su reverso oscuro. Como insensiblemente arrastrados por la creciente de un río que bulle de deseo o de odio, sus protagonistas desembocan en el mundo inquietante del sueño y la entremuerte.
Ambas tradiciones, la realista y la fantástica, poderosas y celosas, encuentran en estas condensadas páginas un terreno de diálogo, una nueva fertilidad que anuncia a un autor capaz de percibir otras realidades en la realidad.