En términos actuales y en tiempos de materialidad poética y regreso al ensimismamiento lírico, Alcántara tematiza al amor no sólo desde una óptica crítica sino como un basamento material real. Desarrolla una serie de poemas donde la relación amorosa se realiza como alternacia de identidades, pérdidas del objeto, recuperaciones de momentos eróticos-verbales, sin caer en la nominación ni de los cuerpos, ni de las geografías, ni de los actos. La sexualidad –o la erótica– no está en nombrar: está en la expresividad del lenguaje, en la relación de las palabras. Un verso rápido cortado, ("proyectivo" se diría antes, siguiendo a Charles Olson) desencadena una serie de posibilidades en la composición. Y el autor elije y, al elegir, descarta. Sus palabras son certezas movidas por un impulso anterior a sí mismas, no son búsquedas de la perfección de la palabra justa. En el amor no hay palabras justas y eso parece una denuncia eficaz de la poesía amorosa que intenta precisar la nominación inequívocamente.
Eduardo Milán