Una errata ha borrado el nombre de Octavio N. Bustamante (1903-1966) para la historia de la literatura mexicana del siglo XX, de suerte que no sólo la primera de sus narraciones, Invitación al dancing, salida de la imprenta del Gobierno del Estado de Tlaxcala en 1927, sino también el conjunto de su obra, aguardan las lecturas de un futuro distinto.
Hoy, en ausencia de Bustamante no queda más remedio que divertirse con su Invitación al Dancing. Este es el sentido por el que se vuelve a publicar ochenta años después de su primera vida, aparte del que pueda tener su propia recuperación. Porque el único sentido de una recuperación no es otro que el de intentar, por lo menos, el trazo de un limite a la Escuela de la Indiferencia, es decir, al olvido.