Enciclopedia de la Literatura en México

Efrén Rebolledo

Ángel Muñoz Fernández
1995 / 07 oct 2018 13:04

Nació en Actopan, Hidalgo, en 1877 y murió en Madrid, España, en 1929. Poeta, escritor, diplomático y abogado. Diputado federal. Realizó misiones diplomáticas en Japón, Guatemala, Noruega, Cuba y Chile. Profesor de la Escuela Nacional Preparatoria. La mayor parte de su obra la escribió en el extranjero. Inició su carrera literaria en la Revista Moderna.

José Luis Martínez
1995 / 12 ene 2018 14:34

Efrén Rebolledo (1877-1929), como Icaza, también fue diplomático. Sus estancias en Francia, Japón y Noruega dejaron huellas en su poesía. Entre las dos vertientes, simbolista y parnasiana del modernismo, Rebolledo prefirió la segunda y se entregó a ella con rigor. De la temática aprendida de sus maestros franceses, fue limitándose progresivamente (Rimas japonesas, Tokio, 1907 y 1915; Libro de loco amor, 1916; Caro victrix, 1916; Joyelero, Kristianía, 1922) a la que, como apuntó Villaurrutia, sería la tónica de su poesía: la pasión erótica.

Ya en posesión de su camino fue desnudándolo de escenarios y máscaras convencionales hasta lograr un breve conjunto de sonetos que, por su perfección e intensidad, hacen digno a Rebolledo de un lugar distinguido entre nuestros poetas, un grado más adelante del romántico Manuel M. Flores y un poco antes de la cima de Salvador Díaz Mirón. Sus relatos: La saga de Sigfrida la blonda (Kristianía, 1922) y Salamandra (1919), tienen una frivolidad amanerada que los hace ilegibles. Luis Mario Schneider reunió y estudió las Obras completas de Rebolledo (México, inba, 1968).

José Juan Tablada
1903 / 04 ago 2017 14:04

Después de una crisis romántica exteriorizada en lieder de ingenuo erotismo y en rondeles indecisos y tímidos, Efrén Rebolledo se reveló bruscamente como un vigoroso poeta artista, dueño de sutil virtuosidad y de técnicas triunfadoras.

Pasó el crisalidismo de la iniciación, el sueño laborioso del gusano de seda, y después del letargo, surgió del capullo juvenil un numen que no fue la vulgar danaide, la eterna mariposa blanca que confundida en la parvada monocroma rondaría eternamente colzas y remolachas en la hortaliza de la literatura inferior.

No, de aquella obscura crisálida surgió al alba gloriosa una rara falena, extrañamente matizada y luciendo en el sombrío terciopelo de sus alas los más extraños arabescos de oro!

Una extraña falena que huyendo el pleno día de la vulgaridad irritante, buscaba misteriosos nocturnos y vaguedades vesperales, libando acres mieles y alucinadores rocíos en los carnales cálices de imponderables orquídeas…

Rebolledo entró a la literatura por la puerta gótico-flameante que Huysmans erigió como arco monumental de triunfo y por eso su numen fraternizado con Des Esseintes en dilecciones, ama lo extraño, lo impoluto, lo virginal, así lo encuentre en el nectario de una flor maldita o en el carapacho rutilante del quelonio gemado, bestia familiar en el lararium del héroe paradójico…

El enemigo, Cuarzos, Hilo de corales, se llaman los tres libros con que Rebolledo ha enriquecido la literatura modernista.

El primero es una nouvelle de prestigiosa factura, influida un tanto por el sabio arquitecto de La Cathédrale, pero saturada de una emanación personal que en breve se condensará aquilatando un carácter.

Cuarzos es una suntuosa vitrina cuyos anaqueles de palisandro sustentan marfiles preciosos, orfebrerías deslumbrantes, “figurinas” a la Palissy y estatuillas modeladas con la arcilla de una Tanagra ideal…

Hilo de corales que acaba de aparecer, extrema la nota refinada y afirma la virtuosidad pasmosa y la técnica siempre admirable.

Todo es hermoso en tan bello libro, pero entre sus preciosidades culminan las poesías: El Sátiro y la titulada De Hoffman, esta última es una deliciosa trouvaille digna de ser ejecutada al agua fuerte por la satánica punta seca de un Rops…La composición El Sátiro se publicó en el número de Revista Moderna, agosto de 1903 

Hasta hoy Efrén Rebolledo se ha revelado como un admirable poeta artista. Su Estudio, su labor obstinada han hecho de su numen el de un alquimista transmutador, que con un puñado de arcilla ha hecho, al fuego de sus crisoles, el lapis philosoforum el oro espléndido y triunfante.

Indudablemente la Vida golpeará rotundamente ese corazón y quién sabe entonces, entre las ruinas del alcázar conmovido por el formidable ariete, qué hondo y sonoro, qué grande y humano sea el grito de dolor o de pasión que vibre sobre las orfebrerías destrozadas y las “figulinas” hechas polvo.

 

José Juan Tablada

Andrea Garza Garza
27 nov 2019 09:14

Efrén Rebolledo nació en Actopan, Hidalgo, el 8 de julio de 1877, y murió en Madrid, España, el 10 de diciembre de 1929. Hijo de Petra Rebolledo, mujer otomí, y del médico Petronilo Flores, quien no estuvo presente en la vida familiar. El nombre de pila del escritor hidalguense fue Santiago Procopio, el cual cambió por Efrén. Estudió en el Instituto Literario y de Artes y Oficios del Estado, hoy Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. En mayo de 1901, se licenció en Derecho por la Escuela Nacional de Jurisprudencia en la Ciudad de México.

Como diplomático, ejerció el cargo de tercer secretario de la Legación en Guatemala durante 1901; segundo secretario y luego primer secretario en Japón en 1907 y 1909, respectivamente; primer secretario de la Legación Mexicana en Noruega en 1919 y consejero de ésta en 1922. Fue encargado de la Legación en Bélgica el mismo año; consejero y encargado interino de Negocios en Cuba y consejero diplomático en Chile en 1925; comisionado en la Secretaría de Relaciones Exteriores en México para 1927; y, finalmente, fue enviado en 1928 a Madrid como auxiliar de Enrique González Martínez, ministro plenipotenciario de México en España. Además, fungió como secretario particular del director general de Bellas Artes en 1916 y se desempeñó como diputado federal al Congreso de la Unión por el primer distrito electoral del estado de Hidalgo en 1917.

Se casó en Noruega con Thorborg Blomkuist en 1922. Tuvieron tres hijos: Thor, Gloria y Efrén Rebolledo Blomkuist. A la muerte del escritor y después de un largo proceso burocrático, se venció el tiempo para reclamar sus restos y trasladarlos a México, por lo que su cuerpo fue enterrado en una fosa común.

En algunos medios periodísticos, usó el seudónimo Benvenuto Cellini, según el Diccionario de seudónimos, anagramas, iniciales y otros alias, de María del Carmen Ruiz Castañeda y Sergio Márquez Acevedo.

Su primera publicación fue el poema “Medallón”, en El Mundo Ilustrado, el 13 de diciembre de 1896. Como escritor se dio a conocer con dos lecturas: la primera, en honor a Emilio Castelar, se llevó a cabo en la Escuela Nacional de Jurisprudencia el 17 de junio de 1899, en la que Rebolledo presentó “Marcha fúnebre”, que apareció, posteriormente, en El Imparcial y El Universal; en la segunda, organizada por la Revista Moderna, declamó su poema en homenaje a Manuel Gutiérrez Nájera, en su octavo aniversario luctuoso, el cual fue publicado en El Mundo Ilustrado y en la Revista Moderna (1898). A partir de este último evento, el general Bernardo Reyes lo conoció y lo recomendó, junto con Balbino Dávalos, para el Servicio Exterior Mexicano.

Como parte del movimiento literario modernista, Rebolledo fue colaborador de la Revista Moderna (1898-1903), luego de la Revista Moderna de México (1903-1911), dos de los órganos difusores más importantes de esta corriente en Hispanoamérica. También publicó su trabajo en medios impresos como El Mundo Ilustrado, El Fígaro Mexicano, El Imparcial, El Universal, Revista de Revistas, El Universal Ilustrado, Artes y Letras, Bandera de Provincias, El Demócrata, El Diario del Hogar, Jueves de Excélsior, El Mundo, El Nacional, El Observador, Orientación Musical, La Patria, El Pueblo, Revista Mexicana (San Antonio, Texas), Revista Nacional, La Semana Ilustrada, Vida Moderna, Cronos, Christian Science Monitor (Boston, Massachusetts), La Gaceta, El Heraldo, El Heraldo de México, El Hogar, El Independiente, El Norte, Nosotros, Springfield Republican Massachusetts (Boston, Massachusetts), Zig-Zag y Pegaso, revista de la cual fue director junto con Ramón López Velarde y Enrique González Martínez.

El poeta hidalguense experimentó en casi todos los géneros literarios. Escribió seis libros de poesía: Cuarzos (1902), Hilo de corales (1904), Estela (1907), Rimas japonesas (1907 y 1915), Caro victrix (1916) y Vislumbres (póstumo, 2009). Las antologías poéticas que él mismo preparó son Joyeles (1908), Libro de loco amor (1916), Joyelero (antología) (1919) y Joyelero (poesías completas) (1922). A esta lista se suman el texto dramático El águila que cae (1906) y sus obras narrativas: El enemigo (1900), Más allá de las nubes (1903), Nikko (1910), Hojas de bambú (1910), Caprichos (1914), El desencanto de Dulcinea (1916), Salamandra (1919) y Saga de Sigrida la Blonda (1922). Sobre su trabajo como periodista, el investigador Serge I. Zaïtzeff publicó algunas de sus crónicas que hasta ese momento habían permanecido olvidadas en fondos hemerográficos. Muchas de ellas las escribió en Chile, mientras desempeñaba su labor diplomática, pero se publicaron en El Universal de México. Luis Mario Schneider habla de un libro de Rebolledo que no se dio a la imprenta, llamado “Frente a la cordillera”, título de unas de las crónicas encontradas por Zaïtzeff.

En cuanto a la recepción de su obra, la crítica ha destacado el erotismo como rasgo particular de la literatura de Rebolledo, especialmente en su poemario Caro victrix y en su novela Salamandra, los libros con mayor número de ediciones modernas. Asimismo, lo han reconocido como introductor del japonismo en la literatura mexicana, junto con José Juan Tablada.

Sobre su quehacer poético hubo comentarios de sus contemporáneos. Amado Nervo escribió que de su generación “Rebolledo es el más artista sin duda alguna, el más técnico, el mejor instrumentador” (Revista Moderna, abril de 1902). Por su parte, Tablada anotó que “hasta hoy Efrén Rebolledo se ha revelado como un admirable poeta artista. Su estudio, su labor obstinada han hecho de su numen el de un alquimista transmutador” (Revista Moderna de México, 1º septiembre de 1903). En el mismo sentido, Luis G. Urbina advirtió que “la obra del poeta tiene unidad perfecta. Es la revelación de un metódico refinado; de un constructor paciente. Trabajos de orfebrería admirable” (El Universal, 26 de enero de 1930). Finalmente, Enrique González Martínez destacó que “en el verso como en la prosa, Rebolledo ha sido siempre un artista lleno de refinamiento y cincelador de frases bellas” (El Heraldo de México, 28 de julio de 1919). Todos estos críticos coincidieron en que una de las principales cualidades de la poesía de Rebolledo es su calidad estética.

A diez años de la muerte del autor, Xavier Villaurrutia editó la antología Poemas escogidos, en cuyo prólogo emitió apreciaciones críticas que se han repetido a lo largo de la historia de la literatura mexicana. Ahí enunció, por un lado, que los sonetos de Caro victrix “son los más intensos y, hasta ahora, mejores poemas de amor sexual de la poesía mexicana”; y, por otro, que el resto de sus poemas “han pasado ya, eternamente, de moda”. En este último caso, Villaurrutia se refería en particular al carácter formal y parnasiano de algunos de sus textos, aquellos que, a su juicio, no alcanzaban el tono erótico de Caro victrix. Insistió en que la mejor forma de valorar a Rebolledo era por medio de una cuidadosa selección poética. Contrario a ello, Porfirio Martínez Peñaloza opinó que el poeta sí debía ser considerado por sus obras completas; además, destacó su individualidad dentro del movimiento literario modernista, al señalar que fue el “único poeta abiertamente erótico”. Al igual que Villaurrutia, Allen W. Phillips, Nelly Keoseyán, Carlos Monsiváis y José Luis Martínez han puesto énfasis en el acierto de Rebolledo sobre el tema erótico y han señalado también el anacronismo en sus aspectos estilísticos.

Por otra parte, críticos como Carlos Montemayor, Francisco Monterde, Enrique Díez-Canedo, Martínez Peñaloza y José Félix Meneses Gómez destacaron positivamente la aportación formal del poeta. En esta misma línea, Jorge Cuesta, en su Antología de la poesía mexicana moderna (1928), rescató las facultades formales del verso y el soneto en Caro victrix al comparar el poemario con el de Leopoldo Lugones, Los doce gozos.

Luis Rublúo, en El sueño del fauno. Efrén Rebolledo ante sus críticos, ha puesto en diálogo las diferentes visiones que se han suscitado alrededor de la obra del autor. Con ello, logró proponer nuevos caminos y perspectivas para acercarse a la producción artística del hidalguense. A su vez, José Félix Meneses ha hecho valiosos y significativos aportes en la recopilación de datos sobre quehacer literario y bibliohemerografía en: Vida y obra de Efrén Rebolledo (2001), Efrén Rebolledo. Poeta erótico del modernismo mexicano (2004), Efrén Rebolledo. Diplomático, cosmopolita y poeta sublime del erotismo (2004).

Efrén Rebolledo fue un poeta modernista, cuyo rostro, cincelado por el tiempo y las historias de la literatura en México, debe ser mirado desde su contexto y también a la luz de nuevas formas de lectura; así, se podrá dimensionar su impacto estético tanto en su época como en la actualidad.

Seudónimos:
  • Benvenuto Cellini

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Efrén Rebolledo

Lectura a cargo de: José Ángel Domínguez
Estudio de grabación: Ediciones Pentagrama
Dirección: Andrea Garza
Operación y postproducción: Héctor Ramírez
Año de grabación: 2016
Temas: Efrén Rebolledo (Actopan, Hidalgo, 8 de julio de 1877 – Madrid, España, 10 de diciembre de 1929). Perteneció a la asociación literaria del modernismo y fue miembro redactor de la Revista Moderna (1898-1903), luego Revista Moderna de México (1903-1911), uno de los órganos difusores del modernismo más importantes en Hispanoamérica. Escribió narrativa, dramaturgia (únicamente una obra: El águila que cae), crónica y poesía, género en el que más destacó con seis poemarios (Cuarzos, Hilo de corales, Estela, Rimas japonesas, Caro Victrix y Vislumbres [póstumo]) y cuatro antologías (Joyeles, Libro de loco amor, Joyelero (poesías completas) y Joyelero (antología)). La crítica mexicana ha destacado el erotismo como rasgo particular de la literatura de Efrén Rebolledo, especialmente en su poemario Caro Victrix (1916) y en su novela Salamandra (1919). También lo han reconocido como introductor, junto con José Juan Tablada, del japonismo en la literatura nacional. Los poemas que se presentan a continuación son una selección de Cuarzos (1902) y de la antología Joyelero (poesías completas) (1922), entre los que destacan los sonetos publicados en Caro Victrix (1916).

Instituciones, distinciones o publicaciones


Pegaso. Revista Ilustrada
Fecha de ingreso: 08 de marzo de 1917
Fecha de egreso: 27 de julio de 1917
Director