El teatro de Hugo Argüelles se halla vinculado directamente con la magia, con actores trascendentales capaces de convocar a las fuerzas que están detrás de lo cotidiano, acompañando invisiblemente al hombre. El teatro es ¾o en todo caso puede ser¾ el acto fronterizo capaz de devolvernos nuestras raíces, entendidas aquí como raíces culturales de un pueblo y como raíces de un individuo-personaje; en este caso, las de la propia niñez del autor, su propio tiempo mágico que también puede llamarse inconsciente. En este sentido, Argüelles siempre ha sido claro al reclamar tanto su pertenencia al espacio chamánico de Veracruz como al conocimiento de las teorías relacionadas con la medicina y la psicología que aneja e incluso manipula a su antojo en cada una de sus propuestas escénicas.
Pero además su teatro también implica una gran capacidad de invocar el juego, la destreza lúdica, de emparentarse con la música, la burla y la risa, esos corrosivos disolventes del autoritarismo que siempre ha combatido acremente en los ejemplos individuales, familiares y sociales.
Este volumen reúne La tarántula art nouveau de la calle El Oro (1988), El vals de los buitres (1989), Los caracoles amorosos (1986), La boda negra de las alacranas (1992) y Las hienas se mueren de risa (1991), en las cuales el escritor veracruzano articula su trabajo como una forma deliberada de borrar perfiles netos y destruir seguridades, de mezclar las brumas de la fantasía y el miedo con los opacos contornos de la cotidianidad. Sólo introduciendo el caos en el ordenado sistema de valores bipolares que maneja el poder puede, paradójicamente, jugar al francotirador de su espacio social, incluso apoyado por sus propias víctimas.