El pobrecito señor X se plantea desde la circunstancia de un joven anónimo en los años setenta; su problemática, sus entusiasmos y caídas, reflejan a la familia mexicana. Pero lo sustancial de todo esto no es el tema, sino la forma de abordarlo, desde el lenguaje que expresaba la experiencia inmediata de ese joven.
RICARDO CASTILLO (Guadalajara, 1954) obtuvo en 1980 el Premio Carlos Pellicer por su obra poética, y en 1990 el Premio Paula de Allende de la Universidad de Querétaro. Actualmente se desempeña como investigador en la Universidad de Guadalajara.
El pobrecito señor X. La oruga es un libro doble que figura ya entre los clásicos modernos de la poesía mexicana. "Paradigma del poeta joven -apunta David Huerta en la presentación-, tal y como la imagen de esta entelequia se desprendía de lo ocurrido al final de la década anterior (en especial en 1968): una figura de encendida rebeldía, desafilada de cualesquiera lazos institucionales, a la vez solitaria entre la muchedumbre...", Ricardo Castillo se aproxima así a la familia que en México tiene dos momentos notables: Efraín Huerta y Jaime Sabines. Entre los tres casos esta filiación es más bien una consigna: la de escribir de un modo radicalmente distinto al de las generaciones anteriores.
Otras obras del autor: Concierto en vivo (1982), Como agua para regresar (1982), Nicolás el camaleón (1989) y Borrar los nombres (1993).