Tal vez la vida se pueda reducir a una batalla entre la razón y el sueño, o describirse como una historia de la luz y de la sombra, fenómenos entre los cuales el poeta se desplaza, crece y expresa, escribiendo en el tiempo lo que el tiempo escribe en él. Así lo es para Jorge Fernández Granados, quien en Lo innumerable vuelve al origen, remonta el río de la infancia y repasa –con un magistral dominio de la voz– su propia estancia y mudanzas en el vértigo y la quietud del mundo.
Las minuciosas y finas descripciones que constituyen este libro (cuyo título es una declaración simultánea de modestia y ambición), dictadas por “los labios de la vista”, le imprimen un carácter de nítida y alerta sensualidad que se contagia al lector, herido felizmente por un sol que habita en medio de sus páginas. En Lo innumerable, Fernández Granados viaja de la inocencia a la experiencia, armado con un lenguaje que, después de una larga trayectoria poética, ya se le rinde con docilidad.
De la lluvia a la nieve, de la luz a la sombra, de la poesía al viento como tatuaje de las piedras, estas páginas son también la climatología de una alta sensibilidad que ha ido depurando sus vocablos hasta volverlos translúcidos y perfectos, únicos e irremplazables. Su autor es ya un maestro del decir poético.