La misión del editor puede resumirse en una frase: hacer que cada libro sea el mejor libro posible. Tal es el credo de las autoras de este compacto manual de técnicas editoriales, aplicable lo mismo a una novela experimental que a un libro de autoayuda, a una enciclopedia que a un poemario. En una industria cada vez más apremiada por los resultados económicos, los principios que se presentan aquí son un alegato a favor del lenguaje, de la buena escritura, de la coherencia interna, así como de las buenas relaciones entre quienes escriben los manuscritos y quienes ayudan a convertirlos en libros. En ese proceso intervienen cuatro actores, según la taxonomía profesional sugerida por Sharpe y Gunther: el editor de adquisiciones y el de contenido, el corrector de estilo y el de pruebas, cada cual concentrado en una función específica que a menudo se confunde con las demás. Todos deben ejercitar sus sentidos editoriales -el ojo, el oído, el olfato, la memoria, el sentido común y por supuesto el sentido del humor- para cumplir con su objetivo: ayudar a que el escritor produzca la mejor obra a su alcance. En ese alumbramiento se ponen en práctica los principios enunciados aquí: economía de expresión, tacto para lidiar con los autores, flexibilidad para adaptarse a la lógica de cada proyecto, uniformidad y congruencia en la escritura, confianza en la propia intervención editorial, respeto por la obra ajena y responsabilidad con los lectores y con la editorial para la que uno trabaja.
En esta obra se describen las funciones y las características idóneas de los editores que actúan en sectores como:
- la edición literaria,
- la edición de libros infantiles,
- la edición de obras de referencia,
- la edición de libros de texto,
- la edición académica y
- la edición escolar.
Los consejos sobre cómo editar -y, mejor aún, sobre cómo no editar- le serán de utilidad a quien se inicia en esta profesión, y a quien tiene ya muchas horas de vuelo le servirán para afianzar su experiencia, tanto si los acepta como si los rechaza, amén de que le serán de utilidad cuando deba contribuir a la formación de nuevos colegas. Este ánimo pedagógico, junto con la certeza de que editar bien ofrece innumerables satisfacciones, domina las páginas de este manual, que aspira a ser ejemplo de algo que pregona: que los libros valgan tanto o más de lo que cuestan.