No comulgan los poemas aquí reunidos con el
tono desobjetivizado, destemporalizado, que hoy predomina en la lírica de
nuestro país. La principal virtud de Castañón se funda, por el contrario, en la
machadiana voluntad de que la poesía sea palabra esencial en el tiempo, esto
es, tiempo en profundidad: aquí y ahora, sus inquietudes y sus angustias, sus
esperanzas y sus temores recogen el momento que le ha tocado vivir y en esa
medida se nos revelan como un claro reflejo de la condición del hombre. A este
poeta todo lo humano le queda próximo: las calles de todas las ciudades, las
ciudades mismas, su hermosa, sorprendente igualdad; la comida; los cosméticos;
la amistad; el amor, árboles y jardineros, vacas y pericos; montañas, niebla y
lluvia, religiones y mitologías; la política, el poder, la injusticia y, en
resumidas cuentas, la poesía misma, sustancia y sombra de todas las cosas Adolfo
Castañón (ciudad de México, 1952), se ha distinguido como editor, traductor y
ensayista de impecable rigor. Es autor
de numerosos libros, entre los que destaca su Arbitrario de la literatura
mexicana, obra de referencia necesaria.