Enciclopedia de la Literatura en México

Ateneo Mexicano, El

Con el fin de establecer una asociación literaria se reunieron en México, el 22 de noviembre de 1840, don Ángel Calderón de la Barca, primer embajador español –esposo de la conocida marquesa autora de La vida en México (1843)–, con otros escritores, en la sala rectoral del Colegio Mayor de Santa María de Todos los Santos.

El 1º de diciembre del mismo año se pidió al gobierno la licencia necesaria para llevar el establecimiento de la agrupación, habiendo obtenido respuesta favorable el día cinco del mismo mes. La primera directiva estuvo formada por el señor Miguel Valentín y el señor Pablo Vergara. En la reunión inicial el señor Calderón de la Barca expresó su propósito de que se estableciera una asociación semejante a la que existía en Madrid en esa época. Expuso la forma en que aquélla estaba organizada, por lo que se refería a la administración, distribución de trabajos, admisión de socios, manejo de fondos y publicación de periódicos. En la misma reunión el señor Juan N. Almonte propuso que se nombrara una comisión que formulase un reglamento, la cual quedó integrada por los señores Cuevas, Quintana Roo y De la Cortina. Esta primera reunión terminó con la petición, por parte del señor Calderón de la Barca, de que los socios asistieran puntualmente todos los domingos.

Los fines del Ateneo estuvieron expresados en sus máximas fundamentales:

La perfecta igualdad, la mejor armonía, el amor y dedicación al trabajo, la cooperación constante y el más notable y patriótico interés; y pues que este establecimiento debía reunir todas las ciencias y todos los talentos, justo y oportuno fue darle el nombre de Ateneo Mexicano, a imitación del que fundó en Roma con igual objeto el emperador Adriano hacia el año 135 de la era cristiana.[1]

El 6 de enero de 1841 se acordó que el grupo se dividiera en secciones, teniendo cada una por obligación dar lecciones gratuitas de las materias de su especialidad. De esta suerte quedaron integrados los grupos siguientes: ciencias morales, Miguel Valentín; botánica y agricultura, Miguel Bustamante; historia, José María Bocanegra; literatura, Manuel Moreno Jove; geografía, Gómez de la Cortina; legislación, Manuel de la Peña y Peña; idiomas, Lucas Alamán; industria, Ignacio Cumplido; fomento del Ateneo, Juan N. Gómez de Navarrete, y de redacción del periódico el señor don Andrés Quintana Roo. En torno de ellos debían reunirse los socios que desearan colaborar en la sección escogida.[2]

Fue el objetivo del Ateneo proporcionar al pueblo la instrucción necesaria para hacer llegar hasta él los valores de la ciencia y del arte, proveyéndolo de cuantos libros y utensilios les fueran necesarios. Las cátedras del Ateneo fueron muy concurridas por personas de todas edades, clases y condiciones que con buena voluntad acudieron a este centro cultural para adquirir los conocimientos científicos o artísticos que les interesaban.

Una vez organizado el Ateneo, las cátedras de dibujo y geografía se vieron muy concurridas, y la biblioteca se enriqueció con donaciones valiosas de particulares y del gobierno. Más tarde se interrumpieron los trabajos literarios de los socios, pero se aprobó que todas las semanas se presentaran lecturas públicas, que cumplieron hasta cierto punto el cometido de las cátedras, resultando esto más accesible a los socios del Ateneo, puesto que se repartió el trabajo en mayor número de personas.

El Ateneo tuvo por objeto no sólo la más amplia difusión de las ideas y el desarrollo intelectual, sino también la práctica de la sincera fraternidad.

El reglamento que rigió el Ateneo se dio a conocer el mes de diciembre del mismo año de su fundación y en él se expusieron todos los puntos que se consideraron indispensables para el buen funcionamiento de la corporación.[3]

En la reunión del cuatro de enero de 1841 quedó formada la nueva mesa directiva en la forma siguiente: presidente, Miguel Valentín; vicepresidente, José María Bocanegra; conciliarios, Ángel Calderón de la Barca, Andrés Quintana Roo y Antonio Fernández Monjardín y Vergara; y tesorero, José Gómez de la Cortina.[4]

La revista, órgano de difusión de esta asociación, tomó el mismo nombre del grupo que expresaba. Apareció en forma irregular y publicábanse en ella noticias y documentos históricos, así como memorias, disertaciones, artículos, reseñas sobre nuevos inventos y noticias sueltas. También incluyó traducciones de obras extranjeras y algunas ilustraciones, de preferencia sobre temas nacionales. Esta revista, que abarcó numerosos aspectos de la cultura, representó un extraordinario adelanto sobre las publicaciones hasta entonces conocidas, ya que es de las primeras revistas en que aparecieron trabajos realizados con especial dedicación por personas doctas en la materia. Esta publicación, El Ateneo Mexicano, circuló en Europa y en toda América.

El material de que se compone la colección de la revista es variado y valioso. Entre sus colaboraciones poéticas más destacadas pueden mencionarse las del poeta español Casimiro del Collado –que se dio a conocer con sus poemas “América”, “Paisaje”, “Laura en el templo” y “Un niño que llora”–, Félix María Escalante, Juan N. Navarro y José María Lafragua. Guillermo Prieto publicó “Fuentes poéticas”, y Francisco Ortega continuó en esta revista sus aficiones literarias al lado de Salvador Bermúdez. Colaboraciones de otra índole fueron las de Mariano Gálvez, Ignacio Vera, Miguel Bustamante, Lorenzo Hidalga, dedicadas a la industria, a las ciencias naturales o a la arquitectura. Conocidos escritores de la época presentaron artículos de carácter literario, como Francisco Ortega que disertó en las páginas del Ateneo Mexicano, “Sobre el porvenir de la literatura”, y Joaquín Ladrón de Guevara, que se refiere al tema teatral, manifestando que “un gobierno ilustrado puede mantener, en el teatro, cierta escuela moral”.[5] Temas de oratoria los desarrolló Isidro Rafael Gondra. De “La vida y escritos de Horacio” escribió Rafael Espinosa. El médico y poeta Manuel Carpio contribuyó con un curioso artículo “Sobre la higiene de los literatos”. Luis de la Rosa dio a la publicidad un artículo titulado sobre la “Utilidad de la literatura en México”, en el que se preguntaba:

¿Qué otra literatura habrá en el mundo ni más elevada, ni más amena, ni más espléndida que la de nuestro país, cuyos poetas y cuyos escritores no irán a otros pueblos a mendigar la inspiración, ni adornarán sus composiciones con las galas de otra nación, con las bellezas extranjeras? Entonces se conocerá todo lo que vale en un país la literatura y cuanto puede influir en la civilización y en el engrandecimiento de los pueblos.[6]

Otra contribución importante fue la de José María Fernández que señaló “Las causas que influyen en el origen y progreso de las ciencias, la literatura y las artes”. Por último debe anotarse a Manuel Payno, distinguido novelista mexicano, que publicó: “Entretenimiento literario sobre el amor, que hará reír a los hombres serios, que criticar a los literatos, y que pensar a los enamorados”.

Las actividades del año 1844 se iniciaron con la lectura pública que hizo José María Lafragua en el Ateneo sobre el “Carácter y objeto de la literatura”. Allí afirmaba que: “La literatura no es más que la expresión moral del pensamiento de la sociedad.” “Imitemos –aconsejaba Lafragua– a los antiguos más que en sus producciones en su estudio: beneficiemos la mina virgen aún de nuestra patria, creando una literatura nacional”.[7]

En el acta del 20 de abril de 1844, se acordó conceder al señor Valentín Canalizo, presidente de la república, el título de socio del Ateneo, así como otorgar una mención honorífica a los señores presidentes de las secciones que han informado a la junta de gobierno sobre la organización y progreso de las mismas secciones.

Ya para finalizar el año de 1844 se convocó a “un certamen para honrar los trabajos útiles”. El tema propuesto fue el siguiente: “Un plan para extender en la República la mejor educación popular primaria”.

La junta de gobierno del Ateneo estuvo integrada por José María Tornel, presidente; Mariano Otero, vicepresidente; Pedro Fernández del Castillo, primer conciliario; Lorenzo Hidalga, tesorero; José María Lafragua, primer secretario; Guillermo Prieto, segundo secretario, e Isidro Rafael Gondra, bibliotecario.

Secciones en que estuvo dividido el Ateneo y socios que las presidieron:

De redacción y revisión José María Lafragua 

De geografía y estadística Pedro García Conde 

De literatura Andrés Quintana Roo 

De legislación Mariano Otero 

De industria Mariano Gálvez 

De idiomas Camilo Bros 

De ciencias morales Ignacio Vera 

De ciencias naturales Miguel Bustamante 

De ciencias militares José María Tornel 

De economía política Juan Bautista Morales 

De dibujo lineal y arquitectura Lorenzo Hidalga 

De dibujo al natural Jesús Corral 

De lengua castellana José Gómez de la Cortina 

De historia José María Lacunza 

De agricultura Isidro Rafael Gondra 

De fomento Pablo Vergara 

De instrucción primaria Rafael Espinosa 

De ciencias médicas Manuel Carpio 

De ciencias matemáticas Manuel Castro 

De música Rafael Palacios 

De redacción y revisión del Ateneo: 

Presidente José María Lafragua 

Primer vocal Isidro Rafael Gondra 

Segundo vocal Rafael Espinosa 

Secretarios: Casimiro del Collado 

Lucas Alamán 

Alejandro Arango y Escandón 

Mariano Arrieta 

Miguel Bustamante 

Joaquín Cardoso 

Luis Cuevas 

Manuel Tossiat Ferrer 

José Gómez de la Cortina 

Mariano Gálvez 

Lorenzo Hidalga 

José María Lacunza 

Joaquín Ladrón de Guevara 

Manuel Larraínzar 

Joaquín Navarro 

Juan Navarro 

Francisco M. de Olaguíbel 

Juan Orbegozo 

Eulalio Ortega 

Francisco Ortega 

Mariano Otero 

José Ramón Pacheco 

Manuel Payno 

Juan Pereda 

Guillermo Prieto 

Andrés Quintana Roo 

Luis de la Rosa 

José María Tornel 

Corresponsales: José Joaquín Pesado 

Fernando Calderón 

Manuel Zárate 

Pascual Almazán 

José Fernando Ramírez 

José Mariano Castillero 

Melchor Ocampo 

Manuel Orozco y Berra

Lista de individuos que compusieron el Ateneo: general Juan Nepomuceno Almonte, Luis González Cuevas, Ángel Calderón de la Barca, Luis Gonzaga Vieira, Juan Nepomuceno Navarrete, Andrés Quintana Roo, Juan Bautista Morales, Miguel Valentín, Manuel Moreno Jove, Joaquín Román, Luis Gonzaga Movellán, Pedro Ahumada, José M. González de la Vega, Guadalupe Arriola, Agustín Flores Alatorre, José Gómez de la Cortina, Pablo Vergara, José María Casasola, Ignacio González Pavón, Ignacio Flores Alatorre, Francisco López, José María Cuevas, Antonio Fernández de Monjardín, Lucas Alamán, Miguel Bustamante, José María Bocanegra, Manuel de la Peña y Peña, José María Tornel, Luis Iturbe, Cayetano Ibarra, Ignacio Sierra y Rosso, Isidro Rafael Gondra, Mariano Domínguez, Francisco Arbeu, Pedro García Conde, Ramón Malo, Francisco Modesto de Olaguíbel, Manuel García de Aguirre, Camilo Bros, Mariano Icaza, Francisco Fagoaga, Juan N. Rodríguez de San Miguel, Mariano Gálvez, general Juan Orbegozo, José Sotero Castañeda, Felipe Neri de Barrio, Juan Flores, Manuel Escandón, Francisco Ortega, Luis Varela, José de la Fuente, Agustín Gómez Eguiarte, Joaquín Villa, Manuel Carpio, Urbano Fonseca, Miguel María Azcárate, Benigno Bustamante, Vicente Segura, José Ignacio Durán, Miguel Arroyo, Felipe Zaldívar, Luis Robles, Juan Matuti, Juan Pereda (cónsul de Venezuela) y Agustín Letamendi.[8]


MATERIAS RELACIONADAS

Alamán, Lucas Almazán, Pascual Almonte, Juan Nepomuceno Arango y Escandón, Alejandro Carpio, Manuel Collado, Casimiro del Lacunza, José María Lafragua, José María Olaguíbel, Francisco Modesto de Ortega Martínez, Francisco Pacheco, José Ramón Payno, Manuel Pesado, José Joaquín Prieto, Guillermo Quintana Roo, Andrés Tornel y Mendívil, José María Toussaint, Manuel